Domingo, 22 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

John Simon, mole defensiva de los Houston Texans

As del fútbol americano, devoto del escapulario del Carmen: «Por la promesa de no ir al infierno»

John Simon, un jugador de gran proyección profesional y muy claras líneas directrices en su vida.
John Simon, un jugador de gran proyección profesional y muy claras líneas directrices en su vida.

C.L. / ReL

John Simon, linebacker de los Houston Texans, detiene todo lo que pase sobre su área de acción poniendo por delante sus 1,85 metros de estatura y 114 kilos de peso. Es su primera temporada en el equipo, de donde ha llegado de los Baltimore Ravens, campeones de la Superbowl en 2012. Ese año Simon aún estaba en la liga universitaria, pero allí ganó el aval con el que llegó al campo profesional: haber sido incluido entre los Diez Jugadores Defensivos del Año.

Recientemente concedió una entrevista a Trent Beattie, del National Catholic Register, donde, como es habitual en numerosos jugadores católicos de fútbol americano y béisbol, demuestra una fe vivida y comprometida y una formación religiosa profunda.

Por encima de todo, la voluntad de Dios
John, de 24 años, se formó en una familia católica de Ohio que iba a misa todos los domingos, pero reconoce que durante la mayor parte de su juventud eso fue para él "un fastidio": "No comprendía la importancia de lo que sucedía. Tenía una mentalidad egoísta de ´¿qué puedo sacar de esto?´. Eso, gracias a Dios, cambió en la Cardinal Mooney High School, donde comprendí que la vida no consiste en darme cosas, sino en aceptar lo que Jesús hizo por mí en la Cruz".


Los músculos de John Simon intimidan a sus rivales, pero no al diablo: el escapulario que lleva debajo, sí.

Empezó entonces a "alabar y agradecer a Dios" por todo lo que había recibido, "en vez de perseguir cosas materiales": "Comencé a disfrutar más de la vida, porque tenía una mejor comprensión de la importancia de Dios y de mi propia insignficancia".

Añade una reflexión sobre la oración: "Como siempre necesitamos la ayuda de Dios, siempre necesitamos oraciones de petición, pero éstas deberían consistir en pedir fortaleza para hacer la voluntad de Dios, más que en objetos u objetivos materiales concretos. Lo principal es hacer lo que el Señor espera de nosotros".

Tres pasajes bíblicos
John lee la Biblia habitualmente junto con su novia Brittany: "Por supuesto, cualquiera puede tener su propia opinión sobre las Escrituras, pero como dice San Pedro en su segunda epistola, las Escrituras no son materia de interpretación personal. Así que nos aseguramos siempre de que recibir las claves de manos de la Iglesia, por las cuales, para empezar, nos llega la Biblia. La Palabra escrita de Dios es un regalo otorgado a los fieles a través de la Iglesia, así que es de esperar que sea a través de la Iglesia como aprendamos más sobre ella".

Esta emergente estrella del fútbol americano tiene incluso sus pasajes favoritos de la Biblia.

El salmo 23 ("El Señor es mi pastor, nada me falta..."), porque "expresa la relación con Dios del creyente y hace mucho énfasis en la Providencia: suceda lo que suceda, todo es para bien".

La Epístola de San Pablo a los Hebreos 3 (5-6) ("Moisés fue fiel en toda su casa, como servidor, para atestiguar cuanto había de anunciarse, pero Cristo lo fue como hijo, al frente de su propia casa, que somos nosotros, si es que mantenemos la entereza y la gozosa satisfacción de la esperanza"), porque "va de la perseverancia en la fe bajo el señorío de Cristo".

Y Ruth 1, 1617 ("No insistas en que te abandone y me separe de ti, porque donde tú vayas, yo iré, donde habites, habitaré"), porque, al igual que los dos pasajes anteriores, "va sobre la determinación fiel a pesar de todos los desafíos que puedan venir".

El escapulario y el deseo del cielo
Toda esta confianza en Dios y la determinación de serle fiel, que parecen la esencia de la vida cristiana de este joven deportista, se traducen en su devoción al escapulario del Carmen: "Le debo mucho a San Simón Stock, quien lo recibió de la Santísima Virgen María. Lo llevo desde hace cuatro años. Mi padre lo llevaba, y me explicó la promesa vinculada a él, de no ir al infierno".


En 1251, Nuestra Señora entregó al carmelita inglés San Simón Stock el escapulario del Carmen, con la promesa de auxilio en el último momento a quienes lo lleven encima.

Y concluye: "¿Quién no querría pasar la eternidad junto al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, y junto a María, San José y todos los demás santos y los ángeles? Si perseveramos en la fe, esa felicidad eterna será nuestro último destino".


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