El Papa nombra a Miguel Ángel Velasco caballero de la Orden de San Gregorio Magno

El Papa Francisco ha querido agradecer a Miguel Ángel Velasco el servicio prestado a la Iglesia y a la evangelización, nombrándole caballero de la Orden de de San Gregorio Magno.

El cardenal Rouco le entrega el nombramiento
Recibió el reconocimiento pontificio de manos del cardenal Antonio María Rouco Varela, el pasado viernes 24 de octubre, en el último acto público del entonces administrador apostólico antes de la llegada de monseñor Osoro a Madrid.

El emotivo acto de desarrolló en el edificio del obispado de la calle Bailén, con la presencia también el obispo auxiliar, Don Fidel Herráez, el secretario-canciller de la diócesis, así como otros vicarios episcopales.

La Santa Sede reconoce con la Orden de San Gregorio Magno a aquellas personas que han hecho una especial contribución a la Iglesia católica.

Una sorpresa del Dios de las sorpresas
Al recibir la noticia de este reconocimiento papal, Miguel Ángel Velasco señaló en una entrevista a María Martínez, de Alfa y Omega, que "el Papa actual habla del Dios de las sorpresas, y desde luego ésta ha sido una sorpresa; una sorpresa muy agradable y gratificante. Lo que más me agrada es el reconocimiento eclesial que supone para Alfa y Omega, este milagro semanal. El respaldo entre sus lectores es creciente, y es muy importante que desde arriba también lo tenga. Espero de verdad que los 20 años que ha cumplido Alfa y Omega sean sólo los primeros".

"Una gozada trabajar en lo que a uno le gusta"
"Es una auténtica gozada dedicar la vida a lo mejor y con los mejores. Más allá de las zancadilla, los problemas, las dificultades... trabajar en lo que a uno le gusta, en el servicio a Dios Nuestro Señor y a los hermanos es lo mejor de la vida. Si algo es Dios Nuestro Señor es comunicación de amor, y si algo es el Evangelio es buena noticia. Que un periodista o un semanario cristiano cumpla lo mejor que sepa y pueda aquello que es Evangelio puro es una gozada", subrayó Velasco

Un periodista de raza
Miguel Ángel Velasco es un burgalés de Poza de la Sal criado en Galicia. Fue corresponsal del diario Ya y de la cadena EDICA en Roma y en el Vaticano de 1972 a 1981. Ha seguido a san Juan Pablo II desde el primer momento de su Pontificado y cómo fruto de su conocimiento ha escrito "Juan Pablo II, ese desconocido" (Planeta+Testimonio), además de coordinar editorialmente la obra homenaje a "Juan Pablo, el grande" en "Del temor a la esperanza".

Ha sido subdirector de La Información de Madrid y del mensual Mundo Cristiano.

En su dilatada carrera periodística ha obtenido los siguientes premios: Luca de Tena, Manos Unidas, Salamanca, Ramón Cunill, Bravo de información religiosa y Eduardo Dato.

Miguel Ángel será siempre recordado por su trabajo al frente del semanario Alfa y Omega, editado por la Archidiócesis de Madrid y distribuido por el diario ABC. Desde hace 20 años ha sido su director y alma mater, imprimiéndole una tensión periodística y profesional en los más de 870 números que dirigió, semana tras semana.

Además, ha sido maestro de periodistas que se han formado con él, no con clases teóricas, sino aprendiendo el oficio de comunicar de forma práctica, desde sus tiempos del diario Ya hasta la llamada "cantera" de Alfa y Omega.

Otros condecorados
Además de Miguel Ángel Velasco, también fueron nombrados caballeros de San Gregorio Magno, Antonio Troncoso de Castro, promotor y Presidente del Proyecto Gallego de dotación de campanas a la catedral de la Almudena; Manuel Gómez del Río, ex Subdirector de Cáritas Madrid; y Aniceto Arnés Carrasco, miembro del Consejo de Asuntos Económicos de la archidiócesis de Madrid.

Por su parte, Eugenia Kirkpatrick Mendado, Presidenta de la Adoración Nocturna Femenina, ha sido distinguida como Dama de la Orden de San Gregorio Magno.

Personas de fe y vivida
El cardenal Antonio María Rouco Varela señaló de los  cinco galardonados que eran "personas de una fe acendrada, vivida, que no se limita a ser un tesoro íntimo, sino que se refleja en la vida de sus familias y de la sociedad. Personas de Iglesia en el mejor sentido de la expresión, asumiendo su condición de seglares con todas sus consecuencias, primero en el servicio específico a la vida interna de la Iglesia, pero también de ser testigo del Evangelio".