«El regalo de mi vida»: conversión en un Seminario carismático y lo que pasó después
«Me habían utilizado, yo esperaba un nuevo novio, o un traslado... y lo que encontré fue a Jesús»
Eva Corredor ha publicado la historia de su evolución espiritual desde que en 2017 empezó una relación viva y gozosa con Cristo, después de un Seminario de Vida en el Espíritu en la Renovación Carismática, que reconstruyó su vida interior y su día a día. Empezó a tomar notas de lo que sentía y pensaba, y cómo Dios daba nueva luz a su historia: las heridas en sus relaciones con sus padres, con Dios, con sus primeros novios y con su absorbente pareja de muchos años que en realidad no la quería.
En el libro El regalo de mi vida (VozDePapel), en estos textos escritos de 2017 a 2022, vemos el contraste entre los amores humanos sin Dios, llenos de heridas que se van enquistando, y aquellos amores que Dios llena e ilumina, a veces de golpe, otras veces paulatinamente. Es especialmente interesante y descubriendo, junto a la autora, cómo va tomando conciencia de los engaños en los que se había involucrado durante mucho tiempo.
Se puede adquirir aquí en OcioHispano el libro-testimonio El regalo de mi vida.
Eva nació en 1964 en Madrid. De niña, tuvo una fe viva, educada por las Hijas de la Caridad, con una Primera Comunión llena de amor por Dios. Pero sus padres estaban muy alejados de la fe y no la llevaron más a misa. En su adolescencia y universidad conoció gente que hacía voluntariados y servicios en entornos cristianos, pero que no tenían una relación viva con Jesús: no hablaban de Él, y usaban aquellos entornos para su carrera, o para ligar. Tuvo un matrimonio rápido y desastrado. Y luego llegó una pareja de larga duración.
Él le dijo: "Una relación en la que tienes que ceder y hacer algo que no te apetece, no puede funcionar y acabarás dejándola". En 2018, un año después de cortar con él, ella escribió: "Sonaba raro, pero racional. Se anestesió la percepción de pecado, porque cualquier cosa que me apeteciera hacer le parecería bien y seguiríamos siempre juntos. No me di cuenta de que yo no le importaba y se refería a sí mismo".
Cuando llegó la ruptura -él tenía más novias y al final se supo- Eva encontró con sorpresa muchas más cosas: junto con la Verdad, encontró el Amor de Dios. "Nunca abandoné el amor ni perdí el interés por la verdad... y al final la he encontrado. Se diría que he cambiado de amo, pero la realidad es que sé que por fin mi amor es correspondido, de una forma tan grande que me desborda", escribe.
- Eva, este libro empieza con lo que viviste tras un Seminario de Vida en el Espíritu...
- Describo cómo obró el Espíritu Santo en mi vida. Primero, me mostró que Cristo resucitó de verdad, que vive y que nos ha salvado gratuitamente. Fue una experiencia para mí de parte de Jesús, para darme la seguridad de que vive, como la tuvieron los primeros cristianos. Sentí su presencia con un sentido especial que no es la vista o el oído.
- ¿Eso afectó a tu vida cotidiana?
- Yo había tomado la decisión de dejar a mi pareja y mi vida. Me di cuenta de que no era feliz, que me habían utilizado y de que los primeros cristianos tenían una alegría profunda y daban gratuitamente amor a los demás, como un milagro. Así que fui a ver qué decían y hacían los de ahora. Lo que no esperaba es encontrar a Jesús. Cuando me quedé sola, Él salió a buscarme. Busqué a Dios para pedirle ayuda y una vida nueva. Yo esperaba un nuevo novio, un traslado al extranjero o algo así. Nunca imaginé que sería toda una vida nueva en el Espíritu.
»El bautismo en el Espíritu es un fuego que saca a Jesús a la consciencia, más pronto o más tarde. Es lo que Jesús decía a la samaritana sobre el Don de Dios. Ahora, el Espíritu Santo me va iluminando a Jesús y para mí el primer mandamiento, amar a Dios sobre todo, se cumple sin esfuerzo, por un enamoramiento imprevisto. Amar a Cristo es un don.
- Pero la vida cristiana implica renunciar a algunas cosas y adoptar otras, ¿no?
- Después de esa experiencia, sin arrepentirme de nada concreto, tuve una conversión que consistió en ponerme en sus manos. Entonces, el Espíritu Santo empezó a iluminar mis heridas. Me mostró cosas de mi propia vida y de la gente de mi entorno. Llegaban nuevos problemas, un grave desmoronamiento familiar, pero Jesús me iba liberando y sanando y me daba una felicidad profunda ya.
» Al principio no veía pecado por mi parte, sólo tenía mucho dolor. El arrepentimiento ha venido después, al soltar mis prejuicios, ir entendiendo el engaño en el que vivía y dejar entrar a Jesús. He aprendido a ver las cosas en la Verdad, desde más cerca de su corazón, y ver también el dolor que yo he causado a otros. Eso me ha llevado a perdonar y perdonarme.
- ¿Puedes concretar más efectos visibles de esa efusión del Espíritu, cosas que han cambiado en ti?
- Ahora estoy conectada con la Palabra del Evangelio y del Antiguo Testamento. Tengo una sed espiritual que me lleva a comulgar cada día. Necesito contar a los demás lo que he descubierto. Puedo perdonar. Como Dios me llena de amor, las obras buenas me salen sin pensar, a borbotones. Como Cristo está vivo, sé que es verdad que Cristo vino para liberarnos de la muerte y que me va a resucitar. Esto en concreto, lo percibí con claridad en el momento de la muerte de mi madre. Yo vivido esta transformación, pero también he visto que la puede vivir cualquiera que pida ayuda y tenga el corazón quebrantado, haya sido más víctima, como yo, o verdugo.
El camino de retorno de Eva a la vida cristiana empezó con un enamoramiento de Jesús, y luego fue aportando luz a distintos aspectos de su vida.
- En el libro leemos que, una vez empiezas a retomar una vida cristiana, tienes algunas experiencias también de lo angélico y lo demoníaco...
- Tuve tres experiencias por la noche, en las que percibí que el demonio existe y también el arcángel San Miguel, porque se hicieron presentes. Descubrí que hay una vida espiritual, alrededor de Cristo resucitado y también en la tierra, con ángeles buenos y con ángeles malos, que no podemos percibir normalmente, pero nos influyen. También percibí en la experiencia que es San Miguel quien defiende a los cristianos de sus ataques y tuve varias experiencias, en las que he sentido el amor de Jesús y de María. Gracias al padre Luzón y a su libro Las seis puertas del enemigo, entendí lo que me estaba pasando.
»También comprendí que tengo espíritu, y puedo tener una alegría profundísima en el espíritu y, al mismo tiempo, sufrir por ideas, sentimientos y en la carne, porque son planos distintos de mi realidad, aunque conectados.
- ¿Cómo enlaza lo maligno o demoníaco en nuestra vida cotidiana?
- El demonio tiene un plan para cada uno, igual que lo tiene Dios. Me ayudó leer Las Cartas del diablo a su sobrino, de CS Lewis, comentadas por el obispo Munilla. En mi vida he conocido personas manipuladoras. Los manipuladores, y los demonios que los manejan, nos pueden engañar. El demonio nos regala chucherías para alimentar nuestra soberbia. Pensamos que somos libres, mientras él nos engaña. Todo lo que se hace desconectados de Dios está vacío y termina con la muerte.
» El mismo Jesús fue tentado, pero eso le dio fuerza: le indignó como hombre, sintió compasión humana, además de la divina, y aceptó su final. Sólo Él puede ayudarnos y derrotar al demonio. Hoy estoy firme en la oración, la Eucaristía diaria y la lectura de la Biblia. También acudí a Medjugorje, para presentarme a pedir ayuda ante María, tan poderosa contra ellos.
- Un tema insistente en el libro es la necesidad de ser amado...
- Necesitar que te quieran no es una debilidad, sino un signo de salud espiritual, porque Dios es amor. En el libro explico varias experiencias concretas en las que, de repente, me he sentido muy amada. Empecé a tener paz, perdí la necesidad de buscar pareja, o cualquier otra cosa. Me va llenando el Espíritu Santo y me da más sed, quiero más de Él. He descubierto los dones del Espíritu, especialmente el don de fortaleza, ligado con la fe, que siempre me ha hecho sentir digna, a pesar de que me han machacado.
- Escribir en primera persona sobre estos temas requiere tomar cierta distancia...
- Aunque sea muy testimonial y muy íntimo, he borrado lo que al principio era juicio o desahogo. Mis heridas personales se han ido sanando mientras escribía. Dejé que me iluminara el Espíritu Santo al escribir.
» En 2018 y 2019 tuve el apoyo continuo del dominico Chus Villarroel, al que enviaba por whatsapp casi todo lo que me venía como un torrente, porque necesitaba compartirlo, como María con Isabel. Empecé a darme cuenta de que no podía guardármelo para mí misma. Creo que es por el carisma dominico, que me lo transmitió Chus. Deseaba que se publicara el libro, porque es un testimonio de la teología de la gratuidad vista en la experiencia, la filosofía fenomenológica que le cautivó.
El dominico Chus Villarroel, popular predicador en la Renovación Carismática, ayudó a Eva Corredor a volver a la Iglesia, conocer a Cristo y ordenar su testimonio por escrito. Falleció en agosto de 2022.
- ¿Por qué mencionas tanto a Chus Villarroel?
- Escuchar en directo a Chus Villarroel predicando sobre la Carta a los Romanos fue para mí una mecha para empezar a entender a San Pablo, a Jesucristo, a la Iglesia y a mí misma. Aunque yo vivía apartada de la Iglesia, siempre llevé esa teología de la gratuidad en el corazón. Desde el primer día que escuché la predicación de Chus, me empezó a cambiar la vida. Me acostumbré a estar cada vez más en silencio y oración en casa, pasar mi tiempo libre rodeada de gente creyente y practicante, leer la Biblia, ir a retiros, protegerme en comunidad, alabar y adorar, principalmente en el grupo de Madrid Maranatha, de la Renovación Carismática.
- Cuéntanos algo más de esa Teología de la Gratuidad...
- San Pablo proclama la felicidad inmensa de que Cristo Jesús vence a la muerte y nos libra del juicio, porque ya estamos salvados por la sangre de Cristo, que ha pagado nuestra libertad. Sin embargo, cuando yo intentaba acercarme a la Iglesia, hace muchos años, me echaba para atrás la incoherencia de que se ponía el acento en que el Cielo hay que ganárselo, en hacer cosas. Eso te llevaba a estar todo el tiempo juzgándose a uno mismo y a los demás. Yo me veía incapaz de solucionar la pobreza, el hambre del mundo y todo lo malo y veía que los demás, que lo hacían con más empeño, después a lo mejor no eran buenos. Veía que faltaba algo.
» Creo que esta forma de entender el Evangelio ayuda al enemigo a machacar a los cristianos a través de la culpa e impide que llegue la noticia de la Salvación, que da alegría y esperanza. El demonio quiere que estemos sufriendo y acusándonos unos a otros. Cuando entendí que las buenas obras las hago cuando estoy feliz y que la felicidad es sentirme amada por tener a Jesús dentro, vi clarísimo que las buenas obras las impulsa Él desde dentro de las personas y que lo único importante es tener a Jesús y escucharle y lo demás viene solo.
Si acogemos al Hijo, Él ama a todos a través de nosotros. Cuando vi que en la Renovación se ponía el acento en alabar, dar gracias y adorar, en la fuerza de la comunidad y no en los pecados de la gente, empecé a amar mi vida. La comunidad en alabanza es un arma poderosa para defenderme de la culpa y el miedo, armas del demonio, porque al invocar al Espíritu Santo, acude y contra Él nada puede lo malo.
- ¿Qué propone el libro para los que se han alejado de la fe?
- Les propone que se pongan en manos de Jesús, aunque no crean en Él del todo. Que se arriesguen a buscar nuevas experiencias. No es un libro teórico, de respuestas racionales. Puede provocar alguna discusión, soltar algún nudo de la boca del estómago, encender alguna llama de compasión por los que nos hacen daño, dar rienda suelta a algún llanto congelado, abrir alguna puerta a la esperanza por la que pueda entrar el Espíritu Santo...
» A mí me pasó que escuchaba predicar a Chus Villarroel y, al día siguiente, entendía algo de eso aplicado a mi caso, algo que a lo mejor no parecía tener nada que ver. El Señor actúa con sus tiempos, va haciendo su obra en cada uno. Él está deseando llenar nuestra vida de alegría. Mi deseo más íntimo es que la gente, leyendo el libro, sienta curiosidad por Jesús, que le conozcan más.
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