El perdón, Dios y la Virgen le salvaron de suicidarse
Poeta y soldado, sale ahora tras 39 años de cárcel comunista: se bautizó y reza 7 rosarios diarios
J.B. Nguyen Huu Cau, de 68 años, acaba de salir de prisión: ha pasado casi 39 años en las cárceles y campos de prisioneros de Hanói, en Vietnam.
Es uno de los detenidos políticos que ha pasado más tiempo en la cárcel en este régimen comunista.
Durante los años de prisión conoció la fe católica y se hizo bautizar. Convirtió la cadena que lo tenía prisionero, de 50 eslabones, en un Rosario que recitaba hasta 5 veces al día.
Sólo la fe le permitió enfrentar y superar los casi 40 años de permanencia en las cárceles vietnamitas, su declive físico marcado por la sordera, una casi total ceguera, los sufrimientos... pero su espíritu se depuró, se hizo capaz de agradecer la fe, de perdonar a sus carceleros.
J.B. Nguyen Huu Cau nació en 1945. Es poeta, músico, compositor y era capitán del ejército de la República del Sur de Vietnam antes de la reunificación de 1975.
Arrestado al final de la guerra, pasó 6 años en un campo de reeducación y trabajo.
Prisión por ser poeta crítico
Después, en 1982, fue encarcelado a causa de su actividad como poeta y compositor que creaba obras a veces críticas con el régimen comunista.
En 1983 fue condenado a muerte. Era un proceso artificial creado contra él por haber denunciado la corrupción difundida entre los grados altos del ejército de Hanói y por hablar de crímenes cometidos por tropas comunistas contra el pueblo.
Fue acusado de sabotaje, de haber dañado "la imagen del régimen". Él se declaró "no culpable".
Al final las autoridades le cambiaron la pena por la cadena perpetua.
Ha vivido años enteros en aislamiento, en la frontera, en un campo de prioneros en medio de la selva.
Los años de cárcel lo han marcado profundamente, dejándolo casi incapaz de escuchar, ciego del ojo izquierdo y con graves problemas de vista en el derecho.
Una amnistía por motivos de salud
Ahora, el 22 de marzo de 2014, después de casi 39 años de cárcel, una amnistía del presidente Truong Tan Sang le permitía salir de la cárcel. Era un acto de compasión por sus condiciones de salud, más que una rehabilitación política.
En los días pasados él ha querido contar su propia experiencia en la cárcel al diario Catholic News. Ha hablado con especial pasión del tema de la fe y de su conversión al cristianismo.
"El rito del bautismo, realizado en la cárcel, fue en la Pascua de 1986, hace ya 26 años, de manos del padre Joseph Nguyen, un jesuita", explica.
El religioso le enseñó los fundamentos del cristianismo, las oraciones y el catecismo. Cada día recitaba 7 rosarios y 5 veces el Via Crucis.
Su cadena fue su rosario
A cuantos se le acercaron en la cárcel, él repetía normalmente que estaba atado por una larga cadena de 50 eslabones al que llamaba "mi primer Rosario... quizá el más duro del mundo".
Además, un compañero de celda, el hermano Paul, le regaló una pequeña cruz hecha con nueces de coco.
Así "compuse también un canto dedicado a la Santa Cruz. La Santa Cruz viene hacia mí, desde los abismos más profundos del mundo [...] que me sostuvo en esta prisión terrena".
Y agrega: "Siempre creí en el amor de Dios"
Liberado de las ataduras y de las cadenas de las prisiones comunistas, el poeta y disidente vietnamita confiesa que "el amor de Dios y de la Virgen me han cambiado. No tengo rencor hacia mis "hermanos y hermanas" (del régimen). Todos tenemos las mismas raíces. Descendemos del rey Hung Vuong. Por esto debemos amarnos los unos a los otros. Y una vez más creo en la Trinidad y en la Virgen María. Que me ha ayudado a superar las insidias del destino y me impidió acabar con todo suicidándome durante los años de cárcel".
Es uno de los detenidos políticos que ha pasado más tiempo en la cárcel en este régimen comunista.
Durante los años de prisión conoció la fe católica y se hizo bautizar. Convirtió la cadena que lo tenía prisionero, de 50 eslabones, en un Rosario que recitaba hasta 5 veces al día.
Sólo la fe le permitió enfrentar y superar los casi 40 años de permanencia en las cárceles vietnamitas, su declive físico marcado por la sordera, una casi total ceguera, los sufrimientos... pero su espíritu se depuró, se hizo capaz de agradecer la fe, de perdonar a sus carceleros.
J.B. Nguyen Huu Cau nació en 1945. Es poeta, músico, compositor y era capitán del ejército de la República del Sur de Vietnam antes de la reunificación de 1975.
Arrestado al final de la guerra, pasó 6 años en un campo de reeducación y trabajo.
Prisión por ser poeta crítico
Después, en 1982, fue encarcelado a causa de su actividad como poeta y compositor que creaba obras a veces críticas con el régimen comunista.
En 1983 fue condenado a muerte. Era un proceso artificial creado contra él por haber denunciado la corrupción difundida entre los grados altos del ejército de Hanói y por hablar de crímenes cometidos por tropas comunistas contra el pueblo.
Fue acusado de sabotaje, de haber dañado "la imagen del régimen". Él se declaró "no culpable".
Al final las autoridades le cambiaron la pena por la cadena perpetua.
Ha vivido años enteros en aislamiento, en la frontera, en un campo de prioneros en medio de la selva.
Los años de cárcel lo han marcado profundamente, dejándolo casi incapaz de escuchar, ciego del ojo izquierdo y con graves problemas de vista en el derecho.
Una amnistía por motivos de salud
Ahora, el 22 de marzo de 2014, después de casi 39 años de cárcel, una amnistía del presidente Truong Tan Sang le permitía salir de la cárcel. Era un acto de compasión por sus condiciones de salud, más que una rehabilitación política.
En los días pasados él ha querido contar su propia experiencia en la cárcel al diario Catholic News. Ha hablado con especial pasión del tema de la fe y de su conversión al cristianismo.
"El rito del bautismo, realizado en la cárcel, fue en la Pascua de 1986, hace ya 26 años, de manos del padre Joseph Nguyen, un jesuita", explica.
El religioso le enseñó los fundamentos del cristianismo, las oraciones y el catecismo. Cada día recitaba 7 rosarios y 5 veces el Via Crucis.
Su cadena fue su rosario
A cuantos se le acercaron en la cárcel, él repetía normalmente que estaba atado por una larga cadena de 50 eslabones al que llamaba "mi primer Rosario... quizá el más duro del mundo".
Además, un compañero de celda, el hermano Paul, le regaló una pequeña cruz hecha con nueces de coco.
Así "compuse también un canto dedicado a la Santa Cruz. La Santa Cruz viene hacia mí, desde los abismos más profundos del mundo [...] que me sostuvo en esta prisión terrena".
Y agrega: "Siempre creí en el amor de Dios"
Liberado de las ataduras y de las cadenas de las prisiones comunistas, el poeta y disidente vietnamita confiesa que "el amor de Dios y de la Virgen me han cambiado. No tengo rencor hacia mis "hermanos y hermanas" (del régimen). Todos tenemos las mismas raíces. Descendemos del rey Hung Vuong. Por esto debemos amarnos los unos a los otros. Y una vez más creo en la Trinidad y en la Virgen María. Que me ha ayudado a superar las insidias del destino y me impidió acabar con todo suicidándome durante los años de cárcel".
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