Viernes, 22 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Algo más que sexo y drogas en Joe Eszterhas

«La sangre de Cristo inundó mi mente» confiesa el guionista de «Instinto Básico»

«La sangre de Cristo inundó mi mente» confiesa el guionista de «Instinto Básico»

Equipo Portaluz

A mediados de los 90, el semanario Times lo apodó el “Rey del sexo y la violencia en América”. Joe Eszterhas, hasta hoy es recordado por ser el escritor de "Instinto básico", película protagonizada por Michael Douglas y Sharon Stone, y que lo catapultó como uno de los más destacados guionistas de Hollywood.

Las escenas de sexo explícito y violencia presente en sus obras lo sindicaron como el inventor del “thriller erótico”, un género que posteriormente la industria del cine se encargó de replicar hasta el hastío.



Sin embargo hoy Joe vive la vida desde una vereda totalmente contraria. Hace más de una década que dejó Hollywood para trasladarse a Ohio, donde vive junto a su esposa y sus cuatro hijos. Lo ha contado en una extensa entrevista a la cadena de televisión PBS, Estados Unidos.

Para entender este contraste, se debe retroceder a su infancia. Nacido en Hungría durante la Segunda Guerra Mundial, pasó los primeros años de su vida en distintos campos de refugiados. Su familia logró escapar a Estados Unidos, donde vivió en los barrios inmigrantes de Cleveland. Entrada su adolescencia, contempló con dolor cómo su madre era atacada por una enfermedad mental, que la separó de su familia, mientras que su padre, de fe católica, trabajaba turnos extensos en un periódico local.

Los genes paternos de reportero le encauzaron para que en sus primeros años trabajara como tal adquiriendo experiencia para asumir posteriormente como editor de la revista de rock Rolling Stones. El salto como guionista vino de la mano de Flashdance y otras obras durante los 80.



Con la fama como cruz
Las 16 películas en que intervino generaron ganancias que superaron los mil millones de dólares, y le permitieron financiar mansiones en Malibú y Maui. Los lujos y las luces le atraparon.

“Me sentía atraído por personajes y temáticas oscuras y escribía desde esa experiencia… He sido un chico malo toda mi vida. Era el rey del sexo y de la violencia, el pelo salvaje, el pícaro, el hombre más bebedor, drogadicto, salvaje, un cowboy de la coca. Perdía el control de la bebida, perdía el control en la cama, y me levantaba sin saber dónde estaba, ni con quién”.

Un golpe a los bajos instintos
El niño que vivía en la miseria en los barrios marginales de Cleveland volvió a palpar el sufrimiento, pero esta vez en carne propia… transcurría el verano del año 2001, cuando Joe fue diagnosticado de cáncer a la garganta. La prescripción médica imponía dejar el alcohol y el tabaco. No le hizo gracia. “Me estaba volviendo loco. Estaba muy nervioso. Temblaba. No tenía paciencia para nada. Cada terminación nerviosa demandaba un trago y un cigarrillo“.

Tuvo que someterse a una delicada cirugía en la que los médicos le quitaron el 80% de su laringe y le insertaron una tráquea para que pudiera respirar. Aún incapaz de cambiar sus hábitos, el indomable Eszterhas, a los 56 años enfrentó “el momento más desolador de mi vida”. Un día, cuando arreciaba el calor, cuenta, “me senté en la acera, sudando, temblando, tratando de expulsar a los bichos de mi tráquea, tratando de respirar, y rompí a llorar”.

En ese instante, Joe, sin experiencias previas de fe, comenzó a rezar. Dije: “Por favor, Dios, ayúdame”. Consciente que desde niño no tenía un contacto con Dios, reconoce que nunca supo por qué lo había dicho.

Sin embargo, este gesto extrañamente lo alucinó. Morando en él, un reconfortante sentimiento de paz, similar a lo que vivió Saulo camino a Damasco, señala: “Vi una luz brillante, deslumbrante, casi cegadora que me hizo cubrir mis ojos con las manos”.

Desde aquel entonces, quiso emprender un camino de fe para verificar quién estaba detrás de todo esto. Empezó a asistir a misa todas las semanas y leyó en profundidad sobre Dios. Aunque al inicio se siguió encontrando inseguro, precavido de lo que hacía, finalmente “la Eucaristía, la presencia del cuerpo y sangre de Cristo inundaron mi mente y es una experiencia sobrecogedora”.

Escritura de vida en reglones torcidos
Reconoce que no fue fácil renunciar a la fama, pero era necesario. El agotamiento y el deseo de estar apartado de los circuitos de la farándula pudieron más. Aún recibe ofertas para escribir guiones sobre temas siniestros. Sin embargo, ha optado por la literatura y proyectos con otro sentido. “Gasté mucha vida explorando el lado oscuro de la humanidad y no quiero regresar a eso nunca más”.

Ha dado rienda suelta a la creación de nuevas obras, ligadas a la literatura. Entre ellas, el libro Crossbearer: A Memoir of Faith (“Portador de Cruz: Un recuerdo de fe“), donde narró algunos pasajes de su vida y su reencuentro con la fe de sus padres.



Hoy asiste frecuentemente a la iglesia de los Santos Ángeles de Chagrin Falls, en Ohio, y tal como narra en su libro, llevar la cruz de Cristo a los 69 años es el signo de un recorrido que lo ha marcado a fondo con la persona que es ahora. “Mi vida cambió desde que Dios entró a mi corazón. No me interesa la oscuridad. Tengo cuatro hijos hermosos, una esposa a la que adoro, adoro estar vivo y gozo de cada momento de mi vida. Mi visión se ha iluminado y no quiero regresar a ese lugar oscuro”.
 

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