Domingo, 22 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

En la corte del rey de Cabinda

Fray Bernardino fue a África, bautizó 12.000 personas en un año, enfermó y murió

Un sacerdote católico entre angoleños
Un sacerdote católico entre angoleños

F. D-I. / ReL

Malembo es una pequeña población costera situada que ubicada dentro de la diócesis de Cabinda, territorio angoleño desgajado del resto del país. Con 11.135 habitantes, Malembo se dedica, principalmente, a la agricultura y a la pesca.

Los misioneros capuchinos se establecieron en Malembo en el siglo XVII, y levantaron un convento cuyas ruinas aún se conservan. Pero el primer misionero que llegó al norte del río Congo, tras el establecimiento de los portugueses en Angola, fue Bernardino Húngaro, llamado así por provenir de Hungría. 

Zona más católica de Angola
La diócesis de Cabinda es hoy la zona con más población católica del país. De 445.000 habitantes, 330.000 lo son, en cifras aproximadas, lo que supone un 74%. Cuenta con 10 parroquias y 30 sacerdotes. Recientemente la diócesis, con el obispo Filomeno Vieira a la cabeza, organizó una marcha para homenajear a los primeros misioneros que llegaron a evangelizar la zona.

Escribe Phyllis M. Martin que en 1663 Fray Bernardino de Hungría trabajaba en el Congo cuando fue requerido por el rey Maloango.

Éste envió a dos de sus hijos para que fueran evangelizados y bautizados y cuando regresaron, el rey invitó al misionero a visitar su corte.

Bautizó y casó a los reyes y a 12.000 súbditos
Fray Bernardino, con el consentimiento de su superior, viajó al lugar e instruyó y bautizó al rey y a la reina y los casó por el sacramento católico.

Después siguió predicando y bautizando sin descanso en la corte y en el reino. Se calcula que convirtió a unas 300 personas en la corte, y que en un año consiguió bautizar a 12.000 personas en la región.

Y después Fray Bernardino enfermó y murió, solo un año después de llegar a aquellas tierras.

A su muerte, el rey buscó un recambio para el misionero, pero enseguida él mismo fue derrocado por un rival hostil al cristianismo.

Después de un corto periodo, cuando otro rey requirió misioneros, no había ninguno disponible.

Más tarde, entre 1673 y 1674, unos misioneros franciscanos belgas intentaron reavivar la evangelización en la zona, pero se vieron forzados a dejarla por las enfermedades y la falta de medios.

Continuación de la labor misionera
Un siglo después fueron sacerdotes y seminaristas franceses quienes intentaron fundar una iglesia en la región, pero la encontraron "enterrada en la idolatría", sin rastro de los esfuerzos anteriores.

Su misión continuó esporádicamente durante 10 años (17661776) y produjo alguna mejora, pero sus miembros también sufrieron el látigo de las enfermedades tropicales y tuvieron que retirarse dejando como mayor legado un diccionario y una gramática del dialecto local.

Ya en el XIX fueron los misioneros espiritanos los que tomaron el relevo para aproximar a Angola a lo que es hoy: uno de los países con mayor población católica de África. Esto no hubiera sido posible sin la labor de muchos misioneros, empezando por el primero, el animoso Fray Bernardino.
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