El rezo de una novena curó al niño de Colorado Springs
Con 4 años le salvó un milagro de la beata Bonzel... Pero con 18 prefiere la bicicleta a ir a misa
Luke Burgie, que hoy es un joven deportivo en Colorado Springs, sufrió una grave enfermedad, con solo 4 años, que le colocó al borde de la muerte.
Lo que no consiguieron siete médicos lo consiguió la oración de unas hermanas franciscanas: su milagrosa curación ha sido clave para la beatificación de la religiosa alemana María Teresa Bonzel, el pasado 10 de noviembre.
Sin embargo, y a pesar de su trascendencia en la vida de la Iglesia, Luke Burgie es en la actualidad un joven de 18 años que no habla de ´su´ milagro, que no frecuenta la iglesia, se mantiene alejado de la religión y cuya mayor pasión es montar en bicicleta.
Su madre, Jan, se muestra comprensiva y paciente con esta actitud: "Yo le digo: ´Luke, el Señor trabaja en nuestra vida exactamente como quiere. Así que estate abierto´. Será interesante seguir observando su evolución".
Consumido por una grave enfermedad
La historia se remonta a 1999, cuando el pequeño Luke afrontaba sus primeras clases del curso de pre-escolar en Colorado Springs (Colorado, EE.UU.). Sólo pudo ir un día al colegio, debido a una severa crisis intestinal que se prolongó durante seis meses y por la que padecía fuertes diarreas hasta 8 o 10 veces al día.
Su madre lo recuerda así para el Denver Post: "Dejó de crecer. Se estaba consumiendo. Todos los médicos estaban completamente perdidos. Empezaron a sospechar que tenía un tumor en el colon". El estado del niño de 4 años no podía ser más desolador: "Era el niño y la persona más enferma a la que he conocido nunca", remacha la madre.
Lo que no consiguieron siete médicos lo consiguió la oración de unas hermanas franciscanas: su milagrosa curación ha sido clave para la beatificación de la religiosa alemana María Teresa Bonzel, el pasado 10 de noviembre.
Sin embargo, y a pesar de su trascendencia en la vida de la Iglesia, Luke Burgie es en la actualidad un joven de 18 años que no habla de ´su´ milagro, que no frecuenta la iglesia, se mantiene alejado de la religión y cuya mayor pasión es montar en bicicleta.
Su madre, Jan, se muestra comprensiva y paciente con esta actitud: "Yo le digo: ´Luke, el Señor trabaja en nuestra vida exactamente como quiere. Así que estate abierto´. Será interesante seguir observando su evolución".
Consumido por una grave enfermedad
La historia se remonta a 1999, cuando el pequeño Luke afrontaba sus primeras clases del curso de pre-escolar en Colorado Springs (Colorado, EE.UU.). Sólo pudo ir un día al colegio, debido a una severa crisis intestinal que se prolongó durante seis meses y por la que padecía fuertes diarreas hasta 8 o 10 veces al día.
Su madre lo recuerda así para el Denver Post: "Dejó de crecer. Se estaba consumiendo. Todos los médicos estaban completamente perdidos. Empezaron a sospechar que tenía un tumor en el colon". El estado del niño de 4 años no podía ser más desolador: "Era el niño y la persona más enferma a la que he conocido nunca", remacha la madre.
En 6 meses de enfermedad, ningún médico pudo diagnosticar exactamente lo que tenía. Y eso que le asistían 7 de ellos, algunos del reputado Hospital Infantil de Denver. Mientras, el niño no podía apenas comer, porque todo lo rechazaba, y su cuerpo se iba quedando en nada.
La oración de las monjas franciscanas
Jan Burgie era entonces profesora de religión en el colegio católico San Patricio, en Colorado Springs. Según relata el National Catholic Register, conoció a algunas de las hermanas del convento Monte San Francisco cuando estas acudieron a la escuela a dar una charla. Entonces ella les habló de su hijo y les invitó a cenar a su casa. Así conocieron las religiosas al debilitado Luke.
Las monjas empezaron a rezar una novena por Luke Burgie el 26 de enero de 1999. Pidieron la intercesión de la Madre María Teresa Bonzel, la fundadora de su comunidad, de nacionalidad alemana y fallecida casi un siglo antes, en 1905. El niño continuaba empeorando y los padres y los médicos estaban casi desesperados el 21 de febrero.
La milagrosa curación de Luke
Entonces, al día siguiente, poco después del término de la oración de la novena, Luke Bergie se curó. "Ese día, de repente no sufría ningún dolor, todo estaba normal", explica la madre. Fue "totalmente espontáneo", a pesar de que los médicos habían advertido de que cualquier recuperación natural sería gradual.
Los propios médicos no pudieron explicar la curación y la madre reconoció inmediatamente el milagro. "Desde el minuto 1, tras la curación de Luke, pensé que era un milagro. Lo que no se me pasó por la cabeza es que sería uno de esos milagros que el Vaticano investigaría y aprobaría".
Se equivocaba en esto. Después de una investigación que se ha prolongado durante años, el pasado 28 de marzo de 2013 el Papa Francisco aprobaba el milagro atribuido a la intercesión de la Madre Bonzel.
A pesar de todo, no practicantes
A pesar de esto y de que la familia ha conservado a lo largo de estos años la amistad con las monjas que rezaron por Luke, ninguno de los tres hijos (de 18, 21 y 23 años) del matrimonio formado por Jan y Mike es católico practicante.
La madre, ahora profesora de yoga, tampoco se muestra como católica entusiasta. "Éramos una familia corriente, no ultra-católica", señala para referirse a 1999. No tiene prisa por encontrar a Dios porque "Dios te da tiempo para buscarle". Y sobre los milagros, comparte una cita relativista del físico Albert Einstein: "La gente debería pensar o que todo es un milagro, o que nada es un milagro".
Beata Madre María Teresa Bonzel
Para la Iglesia Católica la curación de Luke Bergie sí es un milagro, y gracias a él la Madre María Teresa Bonzel, religiosa alemana, fundadora de la Congregación de las Hermanas Pobres Franciscanas de la Adoración Perpetua, fue beatificada este domingo 10 de noviembre en la Catedral de Padeborn (Alemania).
La ceremonia solemne estuvo presidida por el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, quien representaba al Papa Francisco.
Al menos 180 hermanas compañeras de la Madre Bonzel acudieron al evento, procedentes no sólo de Alemania, sino también de Filipinas, EE.UU. y Brasil, países en los que la comunidad se ha extendido.
"Ahora su trabajo es reconocido públicamente", se felicitaba la hermana Magdalena Krol, Superior General en Olpe. "Para nosotras, esto significa fortalecimiento y estímulo. Su reputación ya no puede cambiar ".
Vocación desde la infancia
La Madre María Teresa Bonzel, cuyo nombre original era Regina Christine Wilhelmine Bonzel, nació en 1830 en Olpe, Alemania. Según detalla Radio Vaticano, desde muy temprana edad quería seguir a Cristo.
Formada en una vida de muy intensa oración y gran devoción a la Sagrada Eucaristía, ella era consciente de las necesidades de la gente de su época. Debido a los cambios en la estructura social y por las políticas de salud en Alemania de mediados del siglo XIX, aumentó la pobreza y el número de niños desprotegidos.
Nace la Congregación
Ella quería servir a los pobres y pronto se encontró con un grupo de compañeras con intereses similares. El Obispo Konrad Martin le preguntó si había considerado la posibilidad de formar una Congregación.
Después de un agitado periodo de discernimiento y de tratar de descifrar la voluntad de Dios con ella, la Congregación de las Hermanas de San Francisco de la Adoración Perpetua en Olpe fue aprobada por la Iglesia el 20 de julio de 1863; al hacer sus votos ella adoptó el nombre de María Teresa.
El ministerio de las Hermanas es la educación de los niños y el cuidado de la salud. También realizaron diversas obras de caridad en respuesta a las necesidades de la época.
La comunidad se expande
El 25 de noviembre de 1875 las primeras hermanas fueron enviadas a América del Norte, debido a la Kulturkampf que limitó su capacidad para prestar servicios en Alemania. En las nuevas fundaciones se comprometieron a apostolados similares.
Cuando la Madre María Teresa Bonzel murió, el 6 de febrero de 1905, había 1.500 hermanas en activo. El 27 de marzo de 2010, el Papa Benedicto XVI, firmó el decreto reconociendo sus virtudes heroicas, lo cual le abría el camino a los altares.
El lema de su vida fue: "Todo lo que Dios quiera. Él guía, yo sigo".
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