Acordes que todo el mundo ha oído alguna vez
Murió Dave Brubeck, el católico que revolucionó el jazz con una pieza inolvidable: «Take five»
En 1980 le pidieron que hiciese una misa: «No sé nada de misas», contestó. No estaba bautizado. Escribiendo sus acordes decidió entrar en la Iglesia.
Si usted no es aficionado al jazz, quizá no le suene el nombre de Dave Brubeck (1920-2012), y tal vez no calibre bien qué significó Take five, un tema de su compañero de cuarteto Paul Desmond, inseparable de su interpretación.
Pero si escucha sus primeros acordes (ver abajo) encontrará una de las composiciones más populares del siglo XX. La grabó The Dave Brubeck Quartet en 1959, con Dave al piano, formando parte del álbum Time out. Con su compás de 5/4 se convirtió en uno de los mayores éxitos en la historia de ese peculiar estilo, y ha formado parte de la banda sonora de innumerables películas y series de televisión.
Brubeck murió este miércoles un día antes de cumplir los 92 años de edad, tras una carrera plagada de premios y reconocimientos que tuvo su cenit en los años cincuenta (el 8 de noviembre de 1954 ocupó la cotiazada portada del Time) y sesenta, hasta la disolución del cuarteto en 1967. No por eso dejó de componer e interpretar, y entre su herencia destaca que cuatro de sus seis hijos sean músicos.
En 1968 Brubeck compuso un oratorio a base de enseñanzas de Jesucristo, y en 1969 una cantata que mezclaba textos de la Biblia con palabras de Martin Luther King. También había hecho piezas de jazz navideño. Pero no estaba ni siquiera bautizado: "Mi madre bautizó a mis dos hermanos como presbiterianos, pero de mí se olvidó", confesó.
La conversión
Eso cambió, sin embargo, en 1980. "Realmente nunca me convertí", explicó en 1996 en una entrevista concedida a Catholic News Service: "Yo no era nada, así que sencillamente entré en la Iglesia católica".
Todo había comenzado meses atrás, cuando Ed Murray, editor del semanario católico Our Sunday Visitor, le encargó música para una misa: "No sé nada de misas", contestó. "Le dije que no quería hacerlo, porque no era católico". Pero Murray tenía un argumento: "Es justo lo que quiero, alguien que venga de fuera y lo contemple con una mirada fresca". Insistió en que no aceptaría un no por respuesta... así que Brubeck dijo sí.
Pero impuso la condición de que compositores y liturgistas católicos supervisasen su trabajo. Y cuando lo terminó y lo mostro... los expertos no tocaron ni una nota.
El trabajo de la misa se llamó To Hope [Esperar],
y aunque lo terminó en pocos meses, no se grabó hasta quince años después. Pero la decisión de Brubeck de ser católico llegó mientras la componía. Una noche, en el periodo en el que estaba componiendo la misa, "soñó" una música, algo que le había ocurrido en otras composiciones. Enseguida pensó que era perfecta para el Padrenuestro, así que se levantó en mitad de la madrugada y se puso a escribirla frenéticamente, antes de que se le borrase del todo de la memoria del sueño. Fue entonces, confesó a CNS, cuando decidió entrar en la Iglesia. Murray fue, por supuesto, su padrino de bautizo.
Las puertas del infierno
También en sueños le vino la inspiración, siete años después, para una pieza que creó para ser tocada ante Juan Pablo II durante la visita del Papa Karol Wojtyla a San Francisco.
"Me llamaron a última hora de la noche y me dijeron que necesitaban una respuesta al día siguiente. Dije que no, pero pedí el texto. Se trataba del pasaje: ´Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella´. Y pensé: ´¿Y quieren nueve minutos sobre esta única frase? ¿Cómo hago eso?´ Me fui a la cama, y en medio de la noche soñé que la única forma de hacerlo es como lo habría hecho Bach, con coral y fuga, repitiendo una y otra vez las palabras. Cuando me desperté, me dijo: ´¡Ya lo tengo! ¡Con coral y fuga!´ Y creo que es lo mejor que he escrito nunca".
Y lo dice el primer músico de jazz que ganó un disco de oro al vender, gracias a Take five, un millón de discos. Es momento de recordarla.
Take five
Dave Brubeck interpretando en 1996 "To Hope", la misa que le llevó a la Iglesia