Su nuevo proyecto, «Hagan lío», sigue adelante pero sigue necesitando financiación
Cotelo: no es justo que celebremos a puerta cerrada «cuánto bien derrama Dios sobre la humanidad»
Hagan lío, el nuevo proyecto en el que está embarcado Juan Manuel Cotelo con la colaboración de Carlota Valenzuela, afronta su segunda temporada con el ímpetu y la confianza que caracteriza todas las producciones de Infinito+1. Pero sin ocultar que siguen precisando un impulso económico para hacerlas realidad, y que toda ayuda es bienvenida y necesaria, por pequeña que sea.
-¿Por qué es importante la tarea cada uno de nosotros de ayudar a mostrar la riqueza y la belleza de la iglesia? ¿Nos hemos acostumbrado a las noticias negativas?
-Porque la vocación misionera no es para personas especiales. Todos los bautizados tenemos la misma tarea de anunciar las buenas noticias del Evangelio a quien no las conozca. A todos nos dice Jesús “sois la luz del mundo, no se enciende una lámpara para esconderse bajo la cama; sois la sal de la tierra, si la sal se vuelve sosa sólo sirve para ser arrojada y pisoteada por la gente.” Es un diagnóstico terrible, que podemos ver a nuestro alrededor. Cuando los cristianos renunciamos a compartir la alegría de nuestra fe… nos volvemos sosos y no tenemos nada que aportar al mundo, salvo quejas, críticas y pesimismo. En lugar de ser anuncios vivos de las buenas noticias del Evangelio, acabamos comentando las malas noticias de la prensa. Por eso invito a que cada uno se pregunte: "¿De qué hablo, cuando hablo sobre Dios y la Iglesia? ¿De lo que encuentro en el Evangelio, o de lo que encuentro en la prensa?”
-Después del éxito de los dos primeros capítulos de la primera temporada. ¿Qué sueño le gustaría cumplir para la segunda?
-Todo lo que hacemos en la Fundación Infinito+1 tiene idéntica finalidad: la invitación amable a la conversión personal, la aceptación del amor que recibimos de Dios, de forma individual. Si eso no sucede, lo demás es puro ruido, distracción. Gracias a Dios, ya no es un sueño, es una realidad que Dios nos permite ver con mucha frecuencia.
Infinito+1 ya ha lanzado el tráiler de su tercer capítulo, consagrado a Aldo Trento.
»Hay personas que dicen “me gustó mucho tal capítulo”… y otras que dicen “me ayudó, me sirvió, me invitó, me despertó…” A eso aspiramos, con todo el corazón. Pero no tenemos el control del resultado. Sólo confiamos en que Dios se sirva de nuestra pequeña aportación, para nuestra propia conversión en primer lugar y, también, para la conversión de otros.
-El 2024 será el Año de la Oración, siguiendo la propuesta del Papa Francisco y vosotros tenéis un capítulo que se dedicará a este tema. ¿Cómo de importante ha sido la oración para la puesta en marcha de este proyecto? Rezar como habéis comentado, ¿es meterse en un buen lío?
-Rezar es abandonar completamente el resultado de nuestras vidas en el corazón de Dios. Es perder el propio control y cedérselo a Él, con plena confianza. Y esperar. Es un acto humilde, porque al rezar aparentemente no pasa nada. Nuestros sentidos, nuestra inteligencia, nuestro tiempo… se detienen. Nada hacemos, nada aportamos, salvo confiar. Y confiando, vemos el poder y la eficacia de nuestra pequeña oración. Porque rezar no es como jugar a la lotería, confiando en que te toque el premio. Rezar es saber que Dios nos ama, nos escucha, nos atiende y nos responde, según lo que Él sabe que nos conviene, no según nuestra inteligencia chiquitita. Rezar es abrir la puerta a lo que Dios quiera, más que a lo que nosotros queramos. Este proyecto y todo lo que hacemos en Infinito+1 surge de una sencilla oración: “Hágase tu voluntad”. Lo pides con confianza y después, no puedes extrañarte de nada. Porque esa oración es escuchada… y pasan cosas en tu propia vida. Como la serie Hagan Lío, que es un regalo del Cielo.
-¿Qué va a poder conocer el espectador en la segunda temporada que le siga acercando a esa cara alegre y valiente de la Iglesia?
-Si logramos completar la financiación gracias a los donantes, vamos a seguir descubriendo que Dios no está de espectador de nuestras vidas, ni se ha ido de vacaciones. Si completamos el presupuesto (por ahora tenemos el 25%) vamos a ver cuánto bien derrama Dios sobre la humanidad, sobre personas concretas, cada día, a través de pequeños instrumentos que se han fiado de Él y, por eso, se han metido en líos.
'Hagan lío' muestra la realidad de la Iglesia que otros ocultan y puedes ayudarles a hacerlo con una colaboración económica.
»Veremos la actualidad de las obras de misericordia: “tuve hambre y me disteis de comer”, “tuve sed y me disteis de beber”, “estuve preso y me visitasteis”, “fui forastero y me acogisteis”… Esas propuestas concretísimas que pidió Jesús, se viven hoy en todo el mundo. Y es justo que lo contemos, porque también dice Jesús que “brillen vuestras buenas obras, para que todos glorifiquen a vuestro padre Dios.” La realidad de la Iglesia es preciosa, maravillosa, eficaz, sanadora, consoladora… y podría añadir tantos adjetivos superlativos, quedándome corto. No es justo que no compartamos esas buenas noticias, o que las celebremos con la puerta cerrada. Porque, literalmente, gracias a los donantes se cumple el anuncio de Jesús: “Mayores milagros veréis”.
-¿Qué frutos estáis viendo en estos primeros pasos con la primera temporada y qué frutos os gustaría seguir viendo para todo lo que viene?
-Deseamos que sucedan tres cosas. Primera: que los espectadores se maravillen de la belleza de la Iglesia, que tal vez ignoraban. Segunda: que brote en cada espectador el agradecimiento a Dios por sus regalos, que tal vez han pasado inadvertidos o nos hemos acostumbrado a ellos. Tercero: que surja con fuerza el deseo íntimo de ser protagonistas activos de la Evangelización. Que nadie se quede como espectador, pudiendo ser protagonista. Que todos sintamos la invitación amable a meternos en un buen lío. Si todo eso sucede, ¡bingo!
-¿Cómo podemos unirnos a esta campaña para que la segunda temporada sea posible?
-Es muy fácil y rápido, un impulso del corazón, que no se frena. A través de www.haganlio.org cualquier persona puede sumarse a este equipo, con una pequeña aportación. Es un sencillo cambio de chip: de pensar “yo no puedo hacer nada”, a “sólo puedo hacer algo… pues eso hago.” Si sumamos muchos pequeños “algos”, lograremos cualquier objetivo, por muy ambicioso que parezca. Es un precioso trabajo en equipo, en el que nadie sobra, todos somos invitados.