«Estoy en una lucha constante», reconoce Verástegui, «para alcanzar la santidad a la que Dios llama»
Eduardo Verástegui es uno de los católicos más activos en el mundo de la cultura. Con una fe firme y una clara vocación provida el actor y ahora también productor mexicano es todo un referente para millones de creyentes que intentan vivir de manera coherente.
“Estoy en una lucha constante, mi prioridad es convertirme en la mejor versión de mi persona, alcanzar mi máximo potencial. ¿Y qué quiere decir esto? Convertirme en el hijo de Dios que Él quiere que sea. Eso es un trabajo de todos los días, que no termina hasta que mueres. Son tareas por medio de disciplinas espirituales para poder alcanzar la santidad a la cual Dios nos llama. ¡Somos llamados a ser santos!”, explica el artista en una entrevista con Aleteia.
De este modo, Verástegui resume toda su exposición en una frase. “Soy un hijo de Dios que quiere estar con Él en el Cielo”. Y para ello –agrega- “tengo que ser santo, y la única manera de alcanzar la santidad es por medio de una vida sacramental. Una vida de oración, de meditación, de contemplación, de servicio a los demás”.
En su opinión, “la conquista más grande es la conquista de ti mismo, pero no te puedes conquistar si no te conoces. Por eso tienes que conocer tus debilidades, para ver de qué manera puedes ir creciendo en virtud. Al final del día ésa es la meta, convertirte en una persona virtuosa”.
Eduardo se siente un afortunado por poder dedicarse al mundo de la cultura y servir a Dios desde ahí, pero no siempre lo ha visto de esta manera sino que con los años y el encuentro paulatino con Jesús ha ido visualizando de manera más clara lo qué quería de él.
Eduardo Verástegui es un apóstol del Rosario, cuyo rezo anuncia y promociona en cuanto tiene ocasión
“Ha sido Dios quien me ha dado la habilidad de hacer lo que me gusta, lo que me apasiona, pero sobre todo, quien me ha ayudado a darle la vuelta a lo que estoy diciendo ahora. Porque antes yo no era productor; trabajaba en el medio artístico, pero mi misión en la vida no era ‘voy a hacer de este mundo un mejor lugar por medio del arte’; cuando me levantaba en las mañanas no era ésa la meta, no porque no quisiera que ésa fuera la meta, sino simplemente por ignorancia; no sabía cuál era el propósito de mi vida. Yo pensaba que el propósito de mi vida era simplemente ser feliz, y para ser feliz yo creí que lo podía lograr por medio de la fama, por medio del dinero y por medio de mi trabajo como actor”.
Y así fue durante años. Según explica aunque llegó a la cima, “en muchos proyectos que tuvieron éxito, sin embargo, internamente yo no me sentía exitoso. ¡Me sentía vacío! Qué gran conflicto, por un lado, por fuera, parecía que todo brillaba, mientras que por dentro todo estaba oscuro”.
Su sueño sería poder producir una película sobre la matanza de los Inocentes, y la huida de la Sagrada Familia a Egipto, y parece que podrá por fin cumplirse, “Me apasiona muchísimo y para mí es importantísima la historia por muchas razones”, asegura.
“Es una película, un reto muy grande; una película grandota. Es una película muy importante, difícil de contar, por lo mismo que hay tan poca información revelada; así que hemos estado en oración desde hace años para que el guion pueda estar bien centrado en lo que es bíblico, y que, en lo que no, sientas que casi estás leyendo en la Biblia esos espacios. Tenemos muchos consultores, teólogos, que nos han ayudado muchísimo, y yo creo que esta es la película más grande y más ambiciosa que, Dios mediante, me permita producir. Más adelante ya veré qué nos revela Dios; a lo mejor me pide otra cosa, o a lo mejor la segunda parte de esa historia, no sé. Pero lo que aquí tenemos, que podemos palpar, oler y leer es la película “María, Madre de Dios”; así se va a llamar. Yo creo que éste es el proyecto más ambicioso, que estamos ya a punto de arrancar; yo creo que para febrero del próximo año estaremos en pre-producción, para filmar en julio. Ése es el plan”, agrega.
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