Jueves, 21 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

CARF intensifica su campaña «Que ninguna vocación se pierda»

Formar a seminaristas pobres para que sean líderes de sus Iglesias locales: el ejemplo de Benedicto

Benedicto es un joven seminarista de Tanzania
Benedicto es un joven seminarista de Tanzania que se forma en estos momentos en el Seminario Internacional de Bidasoa

ReL

Desde hace más de 30 años CARF (Centro Académico Romano Fundación) se ha volcado en la ayuda en la formación de seminaristas y sacerdotes de países pobres y de Iglesias en dificultades. A través de sus becas han formado en estas décadas a miles de ellos, algunos de los cuales son ahora obispos e incluso cardenales.

La importancia de que estos seminaristas y sacerdotes reciban una buena formación para que repercuta en sus iglesias locales ha llevado a CARF a lanzar la campaña “Que ninguna vocación se pierda”.

Uno de estos jóvenes a los que ayudan es Benedicto Fredrick Patrick, seminarista de Tanzania de 23 años, y segundo de una familia de nueve hermanos. En este momento, estudia en el Seminario Internacional Bidasoa de Pamplona, y éste es su testimonio:

Benedicto seminarista de Tanzania, de una familia de nueve hijos

Mi nombre es Benedicto Fredrick Patrick, mi padre se llama Fredrick Patrick Nyundo y mi madre se llama Edwina Evarist Muzi. Soy el segundo hijo nacido entre los nueve hijos de mi familia, de los cuales siete son niños y dos son niñas. Nací el 7 de agosto de 1998 en el distrito de Kibondo, región de Kigoma en el país de Tanzania.

Mi diócesis  es Kigoma y mi obispo se llama Joseph Mlola. Estudié educación primaria en la escuela primaria de Nengo, mi educación secundaria en el seminario de St. Joseph Iterambogo en la Diócesis de Kigoma y finalmente terminé los estudios de nivel avanzado en el Seminario de Nyegezi de St. Mary que se encuentra en la Diócesis de Mwanza en Tanzania.

Mi historia vocacional

Desde mi niñez me gustaba acudir a la iglesia para colaborar como monaguillo y charlar con el párroco. Después de terminar los estudios primarios, tuve la oportunidad de ir al seminario donde mi vocación se acrecentó mucho.

Benedicto, seminarista de Tanzania

Las celebraciones santas como celebrar la Santa Misa todos los días, la confesión, el retiro y vivir la fraternidad con los sacerdotes hizo que mi vocación creciera más y tener el deseo de desear algún día ser sacerdote.

Pocos recursos económicos

A raíz de que mi familia no tenía la capacidad suficiente para sustentar económicamente mis estudios, gracias al Rector de Itambogo Padre Patrick Mahinja quien, conociendo la condición de mi familia y mi intención de vocación, me permitió terminar el seminario, aunque sin pagar todas las tasas requeridas.

Después de todo eso, la luz de mi vocación siguió estando encendida gracias a mi Obispo Joseph Mlola quien, junto con otra hermana llamada Sor Elimerinda, me apoyaron para continuar con el Seminario en nivel avanzado.

Más tarde entré al seminario prepaudetico por un año en la casa de formación de la vocación sacerdotal diocesana, para discernir mi vocación de sacerdote al servicio de los demás. Gracias a Dios, en el año 2021 mi Obispo me envió a España a la Universidad de Navarra para los estudios filosóficos y teológicos. Que Dios me ayude a alcanzar el sacerdocio.

Necesidades apostólicas y sociales de Tanzania

Las principales necesidades apostólicas y sociales de mi país, especialmente de mi diócesis de Kigoma, son las siguientes: hay una gran necesidad de muchas vocaciones sacerdotales y muchos jóvenes que como yo, no tienen suficiente capacidad en sus familias para ayudarlos a obtener mejor educación en el seminario donde podrían encontrar un buen ambiente para alimentar su vocación.

Pero también, muchos lugares no tienen suficientes sacerdotes para dar a la gente servicios espirituales para fortalecer su fe y ver a Dios en su vida, lo que también influyó mucho en mi vocación.

Experiencia en Bidasoa

Bidasoa es un buenísimo lugar para vivir y ver a Dios. La gente vive más en hermandad, ayudando a quien necesita ayuda y la gente es muy humilde. Por parte de los formadores, todos son muy buenos y siempre nos ayudan a crecer espiritual y físicamente con mucha caridad. Me gusta vivir en Bidasoa.

Quisiera dar gracias a Dios por este don de la vocación sacerdotal. También me gustaría agradecer a mi obispo, a mis formadores aquí en Bidasoa y de manera especial a CARF y todos los demás benefactores por ser nuestros patrocinadores de nuestros estudios aquí en la Universidad de Navarra. Qué Dios les bendiga.

Puedes ayudar a seminaristas de todo el mundo a través de la campaña "Que ninguna vocación se pierda" pinchando AQUÍ.

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