Wenxuan Yuan tiene ahora 27 años y lleva años evangelizando en China
En Pekín entró en una iglesia católica por primera vez: «Hallé una libertad que nunca había tenido»
"No temas, soy yo, el Primero y el Último, el que vive; estuve muerto, pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la Muerte y del Hades”. Esta cita del Apocalipsis que encontró escrita en una pizarra la primera vez que entró en una iglesia de Pekín la dejó perpleja, y aunque no comprendía bien su significado acabó llevando a Wenxuan Yuan al catolicismo unos años después.
Esta joven tiene ahora 27 años y se está doctorando en la Universidad de Notre Dame en Estudios Bíblicos con la especialización en el Antiguo Testamento. En una conferencia ofrecida a obispos y jóvenes que estaban presentes en el sínodo durante estas semanas en Roma relató cómo se produjo su conversión y su maduración en la fe en la China comunista.
Un testimonio clarificador
Su testimonio además resulta ahora muy adecuado después del acuerdo firmado entre la Santa Sede y China para el nombramiento de obispos.
Wenxuan Yuan recordaba aquella primera visita que realizó a un templo católico, y como quedó impresionada por su belleza. Justo después leyó aquella misteriosa cita del Apocalipsis. “No entendía completamente el significado de estas palabras, pero no podía dejar de pensar en ellas”, contaba a los presentes. Desde entonces, siguió visitando aquella iglesia una y otra vez.
A los 14 años, esta adolescente china tomó la decisión de convertirse en católica. “Encontré una libertad que nunca antes había tenido. Por primera vez no tenía nada que ocultar en mi corazón”, afirmaba esta joven proveniente de la China comunista.
"Dios se ha convertido en mi luz"
Según recoge Catholic News Agency, Yuan afirmaba que además de la belleza que encontr´p en la fe católica, el hecho fundamental es que era una fe “verdadera”, pues no era “una teología mejor” sino la “verdadera teología”.
A partir de ese momento ella sentía que “Dios se ha convertido en mi luz y, por lo tanto, ya no le tengo miedo a la luz”. Este enamoramiento tan grande con respecto a Dios provocó en ella un ansía de anunciar el Evangelio allá donde fuera.
La evangelización de sus amigos
Esta Buena Nueva no podía guardarla para sí misma, y explicaba a los presentes en este acto que “cuando estaba en la universidad, todos los fines de semana intentaba llevar a alguno de mis amigos a misa, y así lo hice durante varios años”.
Yuan explicaba que la inmensa mayoría de sus amigos no sabían prácticamente nada sobre la Iglesia Católica. “Al escuchar el Evangelio por primera vez, la primera reacción fue la de ‘es hermoso’, luego la de ‘es impactante’. Y después que estaba creyendo en cosas locas”.
Sin embargo, explica ella, “este es el punto del cristianismo: es impactante y es lo que creemos”.
La importancia de Santa Teresa de Lisieux
Su amor a la Iglesia ha llevado a Yuan a profundizar en la fe, y encontró en la teología su gran pasión. Ésta nació al leer los escritos espirituales a través de los cuales encontró la “tradición viva de la Iglesia”. Particularmente importante para su vida ha sido Santa Teresa de Lisieux y la “heroica batalla de la caridad y el sacrificio personal” que aparece en la obra de la santa.
“Otra cosa que aprendí de Santa Teresa es la importancia de rezar por los sacerdotes. Tengo la bendición de haber encontrado algunos sacerdotes muy santos en mi vida, que corrigen mis errores y me guían a través de la desolación espiritual, y siempre me mantienen en sus oraciones”, agregó.
Cómo amar según el Evangelio
Yuan incidía en su intervención en que “vi a la Iglesia como un hogar desde el principio, y estoy agradecida por toda la gracia que he recibido a través de ella”.
Precisamente, su conversión al catolicismo ha provocado también un cambio en cómo ve el mundo que le rodea. “Mi vida en la Iglesia –decía Yuan- también ha cambiado mis relaciones con las personas. Aprendí que todas las personas son creadas por Dios a su imagen, y por lo tanto, merecen mi amor”.
“Tengo que admitir que a veces me resulta difícil amar a algunas personas, así como encontrar a Cristo en ellas, agregó. Sin embargo, esta joven asegura que “Dios pone su propio amor en mí y ese amor me impulsa a acercarme a esas personas, y en realidad termino siendo amigo de muchos de ellos. Realmente es una experiencia trascedente ser impulsada por este amor que va más allá de tu comprensión”.
Unas notas sobre el acuerdo entre la Santa Sede y China
Durante el acto, Wenxuan Yuan también habló sobre el acuerdo Santa Sede-China, donde habló de la necesidad de esta firma sobre todo a nivel pastoral. Explicó que cuando se convirtió, no se le pidió que se registrara o firmara ningún documento oficial para demostrar si pertenecía a una iglesia registrada y respaldada por el gobierno. En su opinión, la mayoría de los católicos en China no se distinguen “de esa manera extrema”.
De hecho, Yuan afirmó que al asistir a misa “no notará la diferencia en absoluto” entre una iglesia patriótica o clandestina, pues también en las primeras “a nivel pastoral son ortodoxos y se escuchan buenas homilías”.