Martes, 24 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

El testimonio de Alec Hufford, que inicia su noviciado con los jesuitas

Era de origen judío en EEUU, se hizo cristiano y con los pobres de Israel encontró su vocación

Era de origen judío en EEUU, se hizo cristiano y con los pobres de Israel encontró su vocación
Alec Hufford con niños católicos inmigrantes pobres en Israel, con los que aprendió mucho

P.J. Ginés

Alec Hufford, que nació en una familia judía reformada, en el estado de Nueva York, ha entrado en el noviciado de los jesuitas en la costa este de EEUU este verano, después de pasar su último año sirviendo a los migrantes pobres católicos en Jerusalén, con la comunidad católica de lengua hebrea (es decir, de origen internacional o judío, no árabe).

Alec siempre se ha interesado por estudiar las minorías religiosas, incluso cuando él no era casi religioso. En su entorno infantil y juvenil casi nadie era de verdad una persona devota, y la afiliación religiosa era poco más que un nombre y a veces algunas tradiciones. Conoció en Nueva York dos tipos de personas que se reunían y tenían una fe que afectaba a sus vidas: cristianos evangélicos y judíos ortodoxos.

Él, que pensaba que la religión era sobre todo tradición, cultura y ética, según su herencia judía reformada, quedó muy asombrado con los cristianos evangélicos “que se veían a sí mismos como una luz en la oscuridad de Westchester, como una comunidad con una misión, con el gozo de una llamada”. Llamaron su atención sobre Jesús.

La fe, trampolín que cambia el mundo

En la Universidad de Colgate (Nueva York), siguió estudiando a las minorías religiosas, realizando estudios universitarios de judaísmo. Veía que evangélicos y judíos devotos usaban su fe y comunidad como trampolines para cambiar el mundo. Estudió a filósofos interesados en la religión como Soren Kierkegaard. Y se hizo cristiano.

Después pasó a realizar estudios teológicos un semestre de intercambio a Escocia, a la Universidad Saint Andrews (fundada en la Edad Media por el Papa valenciano Benedicto XIII, “el Papa Luna”). Allí veía que los jóvenes católicos, una minoría en Escocia, tendían a juntarse unos con otros, pero también hablaban con libertad en clases y debates, ante quien hiciera falta.

Tierra Santa, con los niños inmigrantes pobres

Su siguiente paso fue Tierra Santa. En 2017 empezó lo que serían 3 veranos en Jerusalén, trabajando sobre todo con niños inmigrantes pobres, de África y Asia. Veía niños filipinos, de familia católica, que en Israel intentaban “parecer judíos” y no ir a misa. Él pensó en su infancia de niño judío que celebraba la Navidad cristiana por contexto cultural.

Acogido por el padre David Neuhaus, responsable de los católicos de lengua hebrea en Israel, perseveró en aprender hebreo y trabajar con los niños pobres. Vio que su formación intelectual no servía de mucho: ¡ni siquiera podía hablar bien! Tenía que rezar, sonreír, jugar, cansarse mucho cada día. Eran niños que sufrían pobreza y rechazo y necesitaban su modelo y su sonrisa.

Buscar a Jesús en todas las cosas

Empezó a aplicar la enseñanza de buscar a Jesús en todas las cosas, que no es un panteísmo vago sino una forma de ser muy concreto. Cada día se planteaba la pregunta de San Ignacio de Loyola: “¿dónde está Jesús hoy en mi día? ¿Le dejo acompañarme hora tras hora?”

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En el trato con otros cristianos, con los niños, en el perdón y la reconciliación en la oración silenciosa interior, fue encontrando a Cristo y fuerza para servir con alegría. “En Israel percibí a Cristo actuando en momentos simples, en el perdón de un niño de 11 años que disculpaba que yo reaccionara muy brusco contra él, en la madre que me daba 20 shekels en mi último día para expresar agradecimiento…”

Entendió que él allí no podía “marcar la diferencia”, “llegar a la gente”, resolver sus dificultades… sólo podía acompañar de cerca y formar parte de una comunidad, compartir su vulnerabilidad. La presencia cercana de Cristo en esa experiencia fue su encuentro con el Resucitado en “las comunidades frágiles, santas, de Israel”.

Todo eso fue lo que confirmó su llamado a servir a Dios y entrar en el noviciado jesuita en EEUU. ¿Quién sabe si volverá a Tierra Santa, siendo de origen judío y hablando ya hebreo? Allí, como en tantos otros lugares, la mies es mucha y los obreros pocos.

La experiencia espiritual de Alec en Tierra Santa en inglés, aquí

Canal de vídeos de Alec con sus reflexiones teológicas en un retiro (inglés)

(Testimonio publicado originariamente en el portal de la Fundación Tierra Santa)

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