Dejó atrás el feminismo autodestructivo
La periodista de rock Dawn Eden: una vida de desenfreno hasta que Dios se cruzó en su camino
De difusora de la revolución sexual, como periodista de música rock, pasó a ser publicista de la castidad mediando la intervención de Chesterton.
«Pueden contarme entre esas hijas insatisfechas de la revolución sexual». Son palabras de una mujer que trae una vida de desenfreno a sus espaldas. Periodista especializada en música rock, colaboradora de publicaciones tan importantes como Billboard, Mojo, Salon o New York Press, su vida pasada osciló entre el desenfreno sexual y el feminismo autodestructivo.
Pero en 1995 «algo pasó»: tras entrevistar al líder de la banda Sugarplastic, Ben Eshbanch, compró un libro recomendado por el entrevistado. El libro se titulaba «El hombre que fue jueves», del siervo de Dios Chesterton. No pasó mucho tiempo para que otras obras del mismo autor comenzaran a llenar su biblioteca personal.
Pasaron cuatro años hasta que una experiencia personal la marcó. Una noche de octubre experimentó una conversión que la llevaría a abrazar el catolicismo en 2006: «Escuché una voz de mujer que decía: algunas cosas no están para ser conocidas, sino para ser entendidas. Me arrodillé y me puse a rezar», refiere Eden. Lo que había leído en las obras de Chesterton, especialmente en Ortodoxia, encajaban y decían ahora todavía más.
Así, de esa vida disipada en la que a las entrevistas con las estrellas del rock seguía ordinariamente el sexo con las mismas, Dawn Eden tuvo el coraje de seguir con coherencia las implicaciones de la fe en que era recibida.
Ahora defiende públicamente los valores cristianos, aunque ello haya supuesto ser despedida de algunas de las publicaciones donde colaboraba (como el New York Post). Dios no la abandonó: New York Daily la contrató como editora. Ahora ofrece conferencias en defensa de la castidad y en 2008 publicó el libro «La aventura de la castidad: encontrando satisfacción con tu ropa puesta». Así, de difusora de la revolución sexual ha pasado a publicista de la castidad, gracias a ese encuentro con Dios que transforma las vidas y los corazones.