Luigi Padovese, presidente de los obispos turcos
Desvelan una carta del obispo asesinado en Turquía en la que exalta la fecundidad del perdón
Dirigida a sor Clara Laura Serboli, abadesa del Monasterio de Santa Clara de Camerino, fue escrita en abril de 2010, dos meses antes de su muerte.
Sólo “la fecundidad del perdón frente a la estéril alternativa del odio y la venganza” podrá llevar paz a Medio Oriente. Es lo que afirmaba monseñor Luigi Padovese, hermano menor capuchino y presidente de los obispos turcos, asesinado el 3 de junio pasado en Iskenderun, Turquía, en una carta, de 3 de abril de 2010, escrita dos meses antes de su muerte.
La carta, dirigida a sor Clara Laura Serboli, abadesa del Monasterio de Santa Clara de Camerino, con motivo de la canonización de la beata Camilla Battista da Varano que tendrá lugar el 17 de octubre, durante el Sínodo para Medio Oriente, fue publicada íntegramente en la revista de las clarisas de Italia.
“Las Iglesias de Medio Oriente –escribe monseñor Padovese, que colaboró activamente en la preparación del Instrumentum laboris del Sínodo- viven desde hace años situaciones de gran tribulación que a menudo culminan en actos de verdadera persecución, como sucede lamentablemente, todos los días, en Irak y en otros países”.
“No es casual –añade- que el tema central del Sínodo sea ‘La Iglesia católica en Medio Oriente: comunión y testimonio’. El mismo Benedicto XVI, al elegir este tema, quiso subrayar la necesidad y la sed de paz que vive el Medio Oriente. La propuesta del Papa nos invita a reflexionar sobre todo sobre la comunión y el testimonio que la Iglesia está llamada a dar en el contexto de un territorio tan atormentado como el nuestro”.
En la carta, monseñor Padovese pide a la comunidad de las clarisas de Camerino, Italia, que recen para que “esta tierra martirizada transforme tanto dolor en invocación de paz y anuncio de perdón. Los trágicos hechos políticos que afectaron a la familia de Camilla Battista, hasta llegar al exterminio de sus seres queridos y al exilio para ella, aún en su dramaticidad no vencieron a esta mujer. Tuvo la fuerza interior de orar por sus enemigos hasta transformar el odio del que fue objeto en motivo de perdón y de amor heroico”.
Para el obispo desaparecido, “estas mismas virtudes, hoy, a distancia de 500 años, son un modelo para toda la Iglesia y para todos los hombres. Por esto, puedo decir que, también para los cristianos de nuestras comunidades vejadas por la persecución y la violencia, la beata Camilla Battista puede convertirse en un ejemplo de reconciliación y una ocasión para reencontrar esperanza acudiendo a la fuente de la Pasión de Cristo”.