Los 3.000 kilómetros de Carlota para ver a Francisco, «el portero de Jesús» que le bendijo una nariz
El pasado mes de enero, una joven de 29 años comenzó una peregrinación que le llevaría desde Finisterre (España) a la que en su día fue la casa de Jesús, en Jerusalén. Pasados seis meses y 3.000 kilómetros desde que comenzó su viaje poniéndose "a disposición de Cristo", Carlota Valenzuela ha hecho un alto en el camino en el Vaticano. "Antes de ver a Jesús, quería pasar a saludar a Pedro", mencionó la joven en sus redes sociales.
Según contó Valenzuela, llevaba mucho tiempo persiguiendo un encuentro con el Papa que al fin, este miércoles, pudo valorar como "fantástico y divertidísimo".
Se gestó desde el comienzo de su viaje, cuando se dedicó a "ponerle la cabeza como un bombo" a todos los que creía que podrían ayudarle a reunirse con el Papa. Finalmente, escribió una carta que envió tanto a la Casa Santa Marta -la residencia del Papa Francisco- y a todos a los que conoció. Solo necesitó insistencia y algo de sagacidad para que, finalmente, permitiesen a la joven saludar al Papa durante la audiencia de este miércoles.
La joven relató cómo fueron las primeras palabras: "Le dije que había hecho 3.000 kilómetros a pie para saludarle y no se lo creía. Le conté que estaba peregrinando de Santiago de Compostela hasta Jerusalén, y antes de ir a ver a Jesús quería saludar a Pedro. Él se ha reído y me ha dicho que estaba muy bien y que había que saludar al portero".
Dos curiosos regalos para el Papa
Como si se tratase de las audiencias que mantiene el Papa Francisco con las autoridades, Carlota lleva consigo desde hace cientos de kilómetros dos regalos que quería entregarle personalmente, solo que uno iba con vuelta para la propia peregrina.
"Le he regalado un pasaporte del camino para los peregrinos, como una credencial donde iba escribiendo algunas reflexiones de estos meses. Se ha puesto a leerlo y no se creía que fuese para él", recuerda.
Preguntada en COPE por la reflexión que más se hace presente en sus largos días de camino y peregrinación, Carlota se quedó con la alegría y la humildad.
"Hay un pensamiento que he tenido muy presente a lo largo del camino pero sobre todo esta última semana. He sentido que la vida era demasiado generosa conmigo y caí en la cuenta de que no necesito merecer los regalos que recibo, sino vivirlos con plenitud, vivir todo lo que me está pasando con alegría y humildad".
Acto seguido, menciona en redes sociales "un momento muy gracioso junto al Papa", durante la entrega del segundo regalo.
"Le dije que quería que me bendijese mi nariz de payaso, para que las personas a las que conozca a lo largo de mi camino se puedan contagiar de la alegría de Dios. Me la puse y me dio la bendición. Me había preparado un discurso muy bonito, pero me ha salido sólo eso en ese momento. Nos hemos reído mucho los dos", relató.
El próximo 7 de junio, Carlota finalizará su alto en el camino y continuará andando los miles de kilómetros que le quedan hasta llegar a su destino: "Es el día de mi 30 cumpleaños. Volveré a subir al norte de Italia y luego a finales de julio cruzaré a Croacia. En septiembre [pasaré por] Montenegro y Albania y en octubre por Grecia. Después cruzaré por mar a Israel pasando por Chipre".
Carlota Valenzuela, en Roma, habla con Mater Mundi sobre su peregrinación antes de ser recibida por el Papa Francisco.