Encuentro con universitarios y profesores y jóvenes con testimonios
El Papa llama a los jóvenes a «hacer creíble la fe»: «Estar convencido no basta, hay que convencer»
La mañana de este jueves 3 de agosto, el Papa Francisco comenzaba su segunda jornada en Lisboa reuniéndose con miles de jóvenes universitarios y autoridades de la Universidad Católica de Portugal.
Antes de comenzar, escuchó varios testimonios y reflexiones de jóvenes estudiantes. Fue el caso de Beatriz, una joven filósofa conversa -te contamos su historia aquí-.
El testimonio de una iraní que huyó de la guerra de Ucrania
También participó en el encuentro Mahoor Kaffashian, una joven iraní de 25 años que llegó a Portugal como refugiada tras huir de la guerra de Ucrania en febrero de 2022, donde estudiaba.
Kaffashian compartió con la agencia Ecclesia de Portugal que al principio del conflicto no esperaban tener que huir, convencidas de que terminaría pronto. Pero pasadas 10 horas, entre sirenas y bombardeos, supieron que tenían que salir del país, con tan solo una maleta y algo de comida.
Con todo, la joven becada por el Fondo de Acción Social 'Papa Francisco' de la Universidad Católica de Portugal cuenta que la decisión "más difícil" fue la de abandonar su país natal, donde siempre tuvo "problemas de inserción" por la dificultad de poder "ser quien eres".
Una vez llegada a Ucrania en 2018, estudió casi toda la carrera de Odontología hasta su huída. Así comenzó un periplo que la llevó a cruzar la frontera con Polonia, luego vivió varios días en las calles de Alemania y finalmente tuvo que decidir si trasladarse a Tokio o Portugal.
Este último país "aparecía como una posibilidad, aunque tenue al principio, pero siempre había alguien para contestar el teléfono y ayudarnos. Decidimos venir en persona para tratar de averiguar si realmente podíamos ser aceptados aquí. El anfitrión se sorprendió cuando llegamos y dijo que querían asegurarse de que fuéramos aceptados. Nos mostró todos los rincones y nos emocionamos soñando con la posibilidad de estar algún día allí", recuerda.
Francisco, con la joven refugiada iraní Mahoor Kaffashian.
Desde que llegó a la Universidad Católica de Portugal, asegura que sus profesores siempre se han portado con ella como "auténticos ángeles de la guarda", absorbiendo de ellos la lección de que "lo importante en la vida es cómo impactamos en la sociedad".
Por eso no dudó en aceptar participar en el encuentro de la mañana de este jueves con el Papa Francisco. Su historia, dice, podría dar que pensar a los que pueden hacer "marcar la diferencia" y ayudar a "todos aquellos que sufren por no estar con su familia por la cultura de sus países".
Hoy, Mahoor solo pide dos cosas. Una, la "tranquilidad" que le permita no preocuparse "por nada, por que la protección se acabe, por el pasaporte" o por cómo va a vivir. Y la segunda, "ser rica". "Pero no por el dinero, sino para poder ayudar a los demás".
Un llamado a "hacer creíble la fe"
Al testimonio de la joven iraní y de otros estudiantes siguieron las palabras del Papa Francisco, que comenzó agradeciendo la apertura del acto por la rectora de la Universidad Católica y recordando a los miles de asistentes los dos "verbos del peregrino", "buscar y arriesgar" ante la insatisfacción, la búsqueda de respuestas o el afán de superación.
"Estar insatisfechos -en este sentido y en su justa medida-, es un buen antídoto contra la presunción de autosuficiencia y contra el narcisismo. El carácter incompleto define nuestra condición de buscadores y peregrinos, como dice Jesús, “estamos en el mundo, pero no somos del mundo” (cf. Jn 17,16). Estamos llamados a algo más", subrayó el pontífice.
Si bien Francisco instó a los peregrinos a "no alarmarse" por ello, remarcó que la "preocupación" debe llegar si encuentran "respuestas fáciles que anestesian", "cuando estamos dispuestos a sustituir el camino a recorrer por el detenernos en cualquier oasis, cuando sustituimos los rostros por las pantallas, lo real por lo virtual; cuando, en lugar de las preguntas que desgarran, preferimos las respuestas fáciles que anestesian".
Francisco también dirigió a los estudiantes y jóvenes el mensaje de "hacer creíble la fe a través de las decisiones, porque si la fe no genera estilos de vida convincentes, no hace fermentar la masa del mundo. No basta con que un cristiano esté convencido, debe ser convincente. Nuestras acciones están llamadas a reflejar la belleza del Evangelio".
Francisco, estrechando la mano de la joven estudiante conversa Beatriz Lisboa.
Una de las tareas prioritarias de los cristianos
Para ello, destacó la importancia de "recuperar el sentido de la encarnación" como "una de las tareas más importantes de los cristianos". Sin ella, dijo, "el cristianismo se convierte en una ideología; y la tentación de las ideologías “cristianas” es muy actual, es la encarnación la que nos permite asombrarnos por la belleza que Cristo revela a través de cada hermano y hermana, de cada hombre y mujer".
Siguiendo el hilo del "buscar y arriesgar" del peregrino, también introdujo a la responsabilidad de los católicos en el debate del mundo de la cultura, llamándoles a ser "protagonistas de una “nueva coreografía” que coloque en el centro a la persona humana, sean coreógrafos de la danza de la vida".
"Sería un desperdicio pensar en una universidad comprometida en formar a las nuevas generaciones solo para perpetuar el actual sistema elitista y desigual del mundo, en el que la instrucción superior es un privilegio para unos pocos. Si el conocimiento no es acogido como responsabilidad, se vuelve estéril. Si el que ha recibido una instrucción superior no se esfuerza por restituir algo de aquello con lo que ha sido beneficiado, en el fondo no ha comprendido lo que se le ha ofrecido", advirtió.
"Ecología integral" frente a la "amenaza de destrucción ecológica"
Tras llamar a que la titulación universitaria se contemple "como un mandato para dedicarse a una sociedad más justa, inclusiva y desarrollada", Francisco expresó a los jóvenes el deseo de que su generación se conforme de "maestros en humanidad, compasión y nuevas oportunidades para el planeta". Este, dijo, debe ser defendido ante la "amenaza de una grave destrucción ecológica".
También instó a una "conversión del corazón" y un "cambio en la visión antropológica" que lleve a "reconocer la urgencia dramática de hacernos cargo de la casa común".
"No nos podemos conformar con medidas paliativas o compromisos tibios. Los términos medios son solo una pequeña demora en el derrumbe", exclamó.
En este sentido, llamó a no caer en "visiones parciales" y a perseguir una "ecología integral" que haga "escuchar el sufrimiento del planeta junto al de los pobres", que ponga "el drama de la desertificación en paralelo al de los refugiados" y "a las migraciones, junto al descenso de la natalidad".
"Necesitamos ocuparnos de la dimensión material de la vida dentro de una dimensión espiritual. No crear polarizaciones sino visiones de conjunto", agregó.
Economía sin especulación y reconocer a la mujer
Antes de concluir, se refirió a la cátedra "Economía de Francisco y Clara" de la Universidad Católica de Portugal, cuya creación fue anunciada esta misma mañana por la rectora Isabel Capeloa Gil: "Es apasionante emprender los estudios económicos desde esta perspectiva, con la intención de restituir a la economía la dignidad que le corresponde, para que no esté en manos del mercado salvaje y de la especulación".
También reconoció la "importancia" de que la cátedra reconozca una "contribución femenina" que es "indispensable". "En el inconsciente colectivo, cuántas veces está pensar que las mujeres son de segunda, son suplentes, no juegan de titular, y eso existe en el inconsciente colectivo, la contribución femenina es indispensable", reiteró.
Antes de concluir, Francisco invitó a estudiar el Pacto Educativo Global, lanzada por él mismo en 2019 "para reavivar el compromiso por y con las jóvenes generaciones, renovando la pasión por una educación más abierta e incluyente, capaz de la escucha paciente, del diálogo constructivo y de la mutua comprensión".
"Poner a la persona en el centro, escuchar a las jóvenes generaciones, promover a la mujer, responsabilizar a la familia, abrirse a la acogida, renovar la economía y la política y cuidar la casa común" son los siete compromisos recogidos en el Pacto.