Francisco recuerda los tres venenos con los que nos tienta el demonio y el antídoto para combatirlos
El Evangelio del primer domingo de Cuaresma nos presenta las tentaciones con las que el diablo quiso seducir a Jesús en el desierto, lo que sirvió al Papa para describir su similar acción sobre nosotros y cómo resistirla. Fue en el Ángelus que rezó en la Plaza de San Pedro, durante el cual tuvo unas palabras para el naufragio de un barco de inmigrantes frente a las costas de Calabria: "Rezo por cada uno de ellos, por los desaparecidos y por los migrantes supervivientes. Doy las gracias a cuantos los han socorrido y a quienes los están acogiendo. Que la Virgen sostenga a estos hermanos y hermanas nuestros", dijo.
Las tres seducciones diabólicas
"Diablo significa 'el que divide'", recordó Francisco: "El diablo siempre quiere crear división, y eso es lo que se propone también tentando a Jesús", separándole del Padre y aprovechando el hambre que, en cuanto hombre, padece tras cuarenta días de ayuno.
Y lo hace instilando en Jesús tres "venenos potentes": "El apego, la desconfianza y el poder". Que son los mismos que utiliza contra nosotros: "Nosotros vivimos estas tres tentaciones, siempre. Es terrible. Pero es así también para nosotros: el apego a las cosas, la desconfianza y la sed de poder son tres tentaciones frecuentes y peligrosas que el diablo emplea con el fin de apartarnos del Padre y hacer que ya no nos sintamos hermanos y hermanas entre nosotros; las usa para llevarnos a la soledad y a la desesperación. ¡Esto es lo que quiere hacer el diablo, esto es lo que quiere hacernos a nosotros: llevarnos a la desesperación!"
La lluvia hizo brevemente su aparición durante el Ángelus de este domingo en la Plaza de San Pedro.
¿Cómo venció Jesús las tentaciones? "Evitando discutir con el diablo y respondiendo con la Palabra de Dios", pues le respondió con sendas frases de las Escrituras. Que es la lección e "invitación" que quiso transmitirnos con ello: "Con el diablo no se discute, con el diablo no se dialoga, no se negocia... No se lo vence tratando con él, es más fuerte que nosotros. Al diablo se lo vence oponiéndole con fe la Palabra divina. Jesús nos enseña a defender de este modo la unidad con Dios y entre nosotros de los ataques del que divide. La Palabra divina es la respuesta de Jesús a las tentaciones del diablo".
El arma contra las tentaciones
Por eso Francisco propuso una reflexión sobre el lugar que ocupa en nuestra vida la Palabra de Dios: "¿Recurro a la Palabra de Dios en mis luchas espirituales? Si tengo un vicio o una tentación que se repite, ¿por qué no busco, para que me ayude, un versículo de la Palabra de Dios que responda a ese vicio? Luego, cuando llegue la tentación, lo recito, lo rezo confiando en la gracia de Cristo. Probemos, nos ayudará en las tentaciones, nos ayudará mucho, porque, entre las voces que se agitan dentro de nosotros, resonará la voz benéfica de la Palabra de Dios".
Y concluyó implorando "que María, que acogió la Palabra de Dios y con su humildad derrotó la soberbia del que divide, nos acompañe en la lucha espiritual de la Cuaresma".