Lunes, 23 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

Los socialistas dan ejemplo


Pero la intención es lo que cuenta; y, aunque algún pasaje del Evangelio de Jesús en el que quiere inspirar su vida se le haya pasado por descuido, nadie podrá dudar del desapego que Bono tiene al dinero, en lo que confirma la virtud que Pajín atribuía a los dirigentes socialistas; y en lo que se justifica el aplauso cerrado que sus conmilitones tributaron a Bono, emocionaditos y puestos en pie.

por Juan Manuel de Prada

Opinión

Leire Pajín, bendecida con los dones de profecía (como demostrara anticipando la conjunción planetaria) y de lenguas (como demostrara en su arenga políglota del Senado), quiere también revestirse con las virtudes cristianas, entre las que figura el desapego al dinero. Y, como aquellos primeros cristianos que depositaban todo lo que tenían a los pies de los apóstoles, ha anunciado Pajín que los dirigentes socialistas se bajarán el sueldo en una proporción mayor que los funcionarios, para dar ejemplo. En este gallardo gesto, los dirigentes socialistas pueden mirarse en el espejo de Bono, a quien la «extrema derecha» persigue con encono por «socialista y cristiano», según él mismo ha afirmado ante sus conmilitones, que lo aplaudieron, puestos en pie, emocionaditos de contar entre sus filas con un hombre que muestra tamaño desapego al dinero.
 
Que Bono sea una cristiano y socialista fetén es algo que está fuera de toda duda; y para comprobarlo no hay más que leer el articulazo que se marcó defendiendo la nueva ley del aborto, rematado con aquel apóstrofe que dejaba chiquito el que Jesús lanzó a la mujer adúltera: «¡Mujer, actúa en conciencia, esta ley no te condena!». En aquel articulazo, Bono afirmaba que «quiere inspirar su vida en el Evangelio de Jesús»; y nadie podrá discutir que lo intenta como un auténtico jabato. Yo, puesto a mirarle con lupa los desfallecimientos en su ideal de vida evangélica, sólo he logrado detectarle dos: el primero cuando se injertó un felpudo capilar, rasgo de vanidad que parece rebelarse contra el pasaje evangélico que nos enseña que hasta los cabellos de nuestra cabeza están todos contados; y el segundo cuando la «extrema derecha» acudió al Registro de la Propiedad y le encontró pisos hasta debajo del felpudo capilar, rasgo de avaricia que parece contradecir el pasaje evangélico que nos aconseja no amontonar tesoros en la tierra. Pero dos golondrinas no hacen verano; y, además, a nadie debe extrañarle que, en su seguimiento del Evangelio de Jesús, Bono se haya saltado alguna página sin querer, pues como todo el mundo sabe las ediciones del Evangelio que circulan por ahí están todas impresas en papel biblia, que es un papel muy finústico y delicado que dificulta mucho pasar las hojas. Si en la impresión del Evangelio se emplease, pongamos por caso, el mismo papel correoso que la fábrica nacional de moneda y timbre emplea en la impresión de billetes de quinientos euracos, estoy seguro de que a Bono, deseoso de inspirar su vida en el Evangelio de Jesús, no se le habría pasado ni un solo pasaje. Y ya estaría, como cristiano y socialista fetén que es, vendiendo cuanto tiene y dándoselo a los pobres, como Jesús recomendó al joven rico que quería alcanzar la vida eterna.

Pero la intención es lo que cuenta; y, aunque algún pasaje del Evangelio de Jesús en el que quiere inspirar su vida se le haya pasado por descuido, nadie podrá dudar del desapego que Bono tiene al dinero, en lo que confirma la virtud que Pajín atribuía a los dirigentes socialistas; y en lo que se justifica el aplauso cerrado que sus conmilitones tributaron a Bono, emocionaditos y puestos en pie. Este desapego al dinero, que consiste en tratarlo como a cosa sucia y deleznable, se puede demostrar de las formas más diversas; pero acaso ninguna tan gráfica y desdeñosa como envolverlo con periódicos atrasados. Decía Ruano que los periódicos atrasados sólo servían para envolver pescado; y donde dijo pescado podría haber dicho cualquier otra cosa cochina y apestosa, como por ejemplo billetes de quinientos euracos, pues para el hombre con desapego al dinero más repulsivos al tacto que un congrio maloliente resultan aún los billetes de quinientos euracos, de los que se desprende sin que su mano izquierda sepa lo que hace la derecha. Así se da ejemplo de desapego al dinero; así una vida se inspira en el Evangelio de Jesús.
 
www.juanmanueldeprada.com
 
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