Domingo, 22 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

TV3, Toni Soler y la Virgen del Rocío

TV3, Toni Soler y la Virgen del Rocío
La gravedad de la ofensa de la cadena pública TV3 a la Virgen María y a Jesucristo, su reiteración, la jactancia en la reiteración y el insulto a los críticos comprometen a todas las instituciones catalanas. En la imagen, Toni Soler, presentador del programa 'Està passant'.

por Josep Miró i Ardèvol

Opinión

Nuestra sociedad, marcada por la cultura de la desvinculación, vive bajo graves y dañinas contradicciones que las propias instituciones y determinados comportamientos de grupos de poder generan. Es lo que ha pasado con TV3, Toni Soler y la Virgen del Rocío.

Un tipo de contradicción espectacular es el de la existencia de una censura creciente y muy agresiva ante obras y autores del pasado y del presente, porque no son políticamente correctos, hasta el extremo de reescribir sus textos, algo que ni tan siquiera practicó la censura franquista, y a la vez un crecimiento del escarnio sobre Dios, la Virgen y otras vivencias religiosas, bajo el pretexto de la  libertad de expresión. Cuando en un mismo régimen político se da la censura y la libertad mas radical de expresión en función de la naturaleza del sujeto, puede dudarse de que se trate de una democracia.

Hoy, las bromas de Chiquito de la Calzada sobre los “mariquitas” serían pasto de juzgado, y nadie osa, ni siquiera ironizar, con los “trans”, la mujer y el feminismo. Ni  sobre el islam, si bien en este caso es por otras razones nada vinculadas a la ley. Los castigos y los privilegios señalan dónde está el poder.

Pero cuando se refiere a la fe cristiana, solo cuenta la llamada libertad de expresión, concebida en estos casos como el poder ilimitado para ofender deliberadamente, provocar la burla, “señalar” negativamente a los cristianos.

Todo esto es muy grave porque señala la existencia de unos ciudadanos que, debido a sus creencias, poseen menos derechos. Pero todavía lo es más, si el atropello se comete desde una televisión pública, y una vez ha estallado el escándalo, no solo no existe ninguna actitud de expresar su pesar por la ofensa que han creado, sino que los responsables se regodean aprovechando su poder en la propia televisión, y se dedican a acusar a quienes los han criticado.

Todo esto es muy dañino para la convivencia y el recto uso de las leyes, pero es lo que ha sucedido en Cataluña, en su televisión autonómica, TV3, con la parodia de la Virgen del Rocío en el programa Está passant de Toni Soler y Jair Domínguez, constitutivo de una ofensa muy grave a las creencias religiosas de los católicos y de las otras confesiones cristianas: evidentemente por el tratamiento ofensivo dado a la Virgen, pero también al propio Dios, por la forma como el programa trató la figura del Niño Jesús. Es denigrante para los cristianos y blasfema.

Es un ejercicio inaceptable de fobia anticatólica y una ofensa deliberada al sentimiento religioso de una parte importante de la población de Cataluña, y de toda España. De hecho, ofende a todo el mundo concernido por la fe católica y ortodoxa en el caso de la Virgen, y a los cristianos en el tratamiento al Niño Jesús, aunque entiendo que incluso otras sensibilidades religiosas puedan sentirse maltratadas por la forma chabacana y grosera de la ofensa.

También constituye una manifestación de fobia sobre el habla y la cultura andaluzas, particularmente divisiva en el caso de Cataluña, donde una parte de sus ciudadanos la consideran como propia, además de su dimensión más amplia en Andalucía y el conjunto de España.

Y es también un daño difícil de reparar para el prestigio de Cataluña y de sus instituciones. No cabe duda de que este caso se hará presente en los informes anuales sobre cristianofobia del Observatorio español y europeo. Pero es que, además, la presentación del hecho como algo “catalán” y no solo propio de unos oportunistas sectarios auspiciados por TV3, que ni de lejos expresan la realidad catalana, está ya a la orden del día.

Y como los malos tienden a hacer daño, los autores del conflicto, para defenderse, se refugian precisamente en aquel último hecho. Ellos solo bromean, y son los malintencionados quienes, por razones políticas, lo utilizan para atacar a Cataluña. Por eso es evidente la necesidad de aislar el foco e identificar con claridad a los responsables.

La Tarraconense, la conferencia episcopal de los obispos de Cataluña, se ha pronunciado señalando la gravedad del hecho. Y en este ámbito, es bien útil la declaración de e-Cristians, primero por la claridad y contundencia, pero sobre todo porque recuerda algo muy importante que parece que todos olvidan.

El pleno del Consejo Audiovisual de Catalunya (CAC) aprobó el 9 de mayo de 2002 los Criterios para el tratamiento del hecho religioso en los programas de entretenimiento. Era la conclusión de un largo proceso iniciado por e-Cristians y concretado en la iniciativa de presentar diversos informes jurídicos a fin de establecer una autorregulación, debido a las desconsideraciones y ofensas de la televisión pública de Cataluña hacia el hecho religioso católico.

Aquellos Criterios fueron el resultado y siguen vigentes. Establecen, entre otras cuestiones:

-Respetar a todas las confesiones o entidades religiosas así consideradas y reconocidas por el ordenamiento jurídico.

-Respetar los sentimientos individuales y colectivos, de forma que no se utilicen indebidamente, aunque se haga en clave de humor, aquellos símbolos representativos para las personas que profesan una confesión religiosa.

-Actuar con especial responsabilidad y rigor en el caso de expresiones que puedan suscitar discriminaciones por motivos religiosos.

-Rechazar que, en virtud de la libertad de expresión, se emitan apelativos o expresiones formalmente injuriosas, desconectadas de la crítica legítima e innecesarias para el mensaje que se quiere difundir y que pueda producir un daño injustificado al prestigio de las instituciones religiosas o a la dignidad de las personas que las representan.

Los operadores deben ser conscientes a priori -dada la sociedad cada vez más plural, heterogénea, multicultural y secularizada-, mediante el establecimiento de códigos deontológicos, de la actitud a adoptar en cuanto al tratamiento de las creencias o de los símbolos religiosos en los programas de entretenimiento y de su posterior repercusión y alcance que este tendrá en el conjunto de la ciudadanía.

Todos estos criterios han sido gravemente conculcados por la parodia de la Virgen del Rocío del programa Està passant de Toni Soler y Jair Domínguez.

Lo primero que hay que exigir es acatamiento hacia las propias normas que el CAC se dotó, y que TV3 asumió. Este respeto obliga. Si no son capaces de respetarse a sí mismos en su acuerdo, difícilmente pueden reconocer nada valioso, y por extensión no son merecedores del respeto ciudadano.

Si no se cortan estos comportamientos anticristianos, y chovinistas, y no se rectifica de forma clara y notoria, significará que Cataluña se va transformando en una especie de república bananera, donde quienes controlan parcelas de poder, caso de TV3 y de Toni Soler y su productora, campan a su antojo.

Ahora es necesario conseguir que la televisión pública, el CAC, la presidencia de la Generalitat, el Parlament de Catalunya, la Síndica de Greuges, los partidos políticos y, en su caso, los propios anunciantes, que son colaboradores necesarios de los programas, restituyan el bien y reparen el mal. Es vital que detengamos de una vez por todas esta degradación de Cataluña, de que los desmanes de Soler y la acogida de TV3 constituyen una componente decisiva y reiterada, dado que su primer precedente se remonta a 2002.

Hay que evitar que tanto aprovechado de los presupuestos públicos siga refugiándose en la bandera.

Publicado en La Vanguardia.

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