Cristoterapia
Hace un año, el sacerdote que comenzó las homilías de los 10 minutos con Jesús publicó un libro llamado Cristoterapia. Se trataba de una obra muy breve autoeditada en Amazon, vendida por 7€ y descargable gratuitamente en formatos digitales. En principio, un libro así estaba destinado a pasar desapercibido, sin embargo ha tenido un éxito muy notable. No en vano, ha vendido más de 3000 ejemplares en papel, además de decenas de miles de copias descargadas.
No es un libro de autoayuda ni nada por el estilo, aunque el título puede causar esa primera impresión. De lo que sí trata es de cómo Dios es capaz de curar y consolar las heridas que el corazón humano padece a lo largo de la vida. Si eres una persona que alguna vez ha sufrido en sus carnes la injusticia, la humillación, la soledad, los complejos o la culpa, es decir, si eres un ser humano y no un robot, este libro te gustará.
Su secreto consiste en proponerte un ejercicio de imaginación muy sencillo, gracias al cual es fácil encontrar luz en los recuerdos más oscuros de tu existencia. Consiste en imaginar las escenas traumáticas de la vida metiendo a Jesucristo como si fuera un personaje testigo del acontecimiento. Lo demás, lo pone la gracia de Dios. Pero como el lector puede suponer, la eficacia de esta forma de oración tiene que ver con la reacción de Jesucristo ante esos sucesos.
Sin duda, este consejo espiritual -así explicado- parece muy simple e ineficaz, pero los miles de lectores a los que ha ayudado y han compartido este libro con sus amigos son la mejor prueba de que merece la pena dar una oportunidad a una obra que se lee en una hora.
Es lo que ha ocurrido en una cárcel del norte de España, donde la obra ha ido pasando de mano a mano, hasta que pudieron hacerse con un buen número de ejemplares para ayudar a todos los presos que deseaban leerlo.
Y es que, aunque Cristoterapia no ayude a todos los que lo leen, los que reciben la gracia de ser ayudados por el texto dan cuenta de unos frutos espirituales y psicológicos espectaculares.
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A continuación dejamos uno de esos testimonios que fue enviado al autor del libro:
“Estuve en un retiro y el sacerdote que lo atendía, después de escucharme, me dijo: 'Creo que tengo justo lo que necesitas, es el libro de un amigo mío'; y me dejó su libro.
»Tan solo tengo 23 años, 10 de los cuales han sido particularmente difíciles, desde los 12 hasta los 22, por una vida que no ha dado ninguna tregua. Se puede decir que ha dejado unas cuantas heridas, algunas de ellas tremendamente profundas. Una vez producidas, lo único que uno quiere es cerrar la puerta de esa habitación del corazón, mirar a otro lado y salir corriendo... Sin yo saber que eso haría que pasara el resto de mi vida huyendo de aquello sin saber muy bien por qué.
»Siempre me han dicho, 'Abrele el corazón a Dios' o 'Ábrele la puerta' o 'Déjate airear por su amor' o 'Llévalo al sagrario' y mi respuesta ha sido siempre la misma… 'Guay, pero eso ¿cómo se aterriza?' Que alguien me lo explique, porque para mi limitada cabeza aquello sonaba muy abstracto. Eso de rezarle a un Dios que evidentemente te quiere, pero que lleva túnica, barba y está en el sagrario, siempre me pareció un oxímoron entre un Dios cercano y lejano a la vez. ¿Cómo llegar allí con un corazón amurallado? Porque, para no sufrir, la cabeza ha tomado el mando y ha encerrado ese corazón. ¿Cómo le abres la puerta a Dios en estas circunstancias?
»Durante años he buscado, he intentado comprender, he intentado hacer. Pero tenía una sensación física en el pecho que me impedía avanzar. Después se convirtió en malestar al comer, náuseas al estar con amigos, después llevó a vómitos, temblores, a veces todo junto. Y me preguntaba, ¿cómo es que tengo ganas de vomitar, con estos dos, que son dos de las personas a las que más quiero, y que más me quieren?
»Aquí entra en juego su libro.
»Le quiero agradecer que lo haya escrito porque en ese texto se describen reacciones físicas del cuerpo a un problema del alma. Reacciones que yo he tenido, que pensaba que era el único que las tenía, y que en los últimos meses/años han ido en aumento. Y poco a poco un miedo a algo va llenando cada rincón del cuerpo. Y de repente me encuentro con que hay un libro en el que se describe cómo otra gente ha pasado por exactamente lo mismo (o situaciones mucho más fuertes), y además, han salido de aquello, convirtiendo su vida y recomenzando.
»Su libro me ha dado la 'guía práctica' que buscaba, como una bomba que de repente explota... y puedes, por fin, empezar a avanzar. Una manera de seguir adelante.
»Solo llevo unos pocos días, y me queda mucha (mucha, mucha) oración y paciencia para transformar aquellas lágrimas negras en brillantes. Pero, poco a poco, van cambiando de color. Me he dado cuenta de que el alma y la memoria son tremendamente agradecidas, y convierten aquellos recuerdos instantáneamente.
»Cuando miras atrás, el recuerdo de soledad se ha sustituido automáticamente por otro en el que ahora está Jesús, habiéndose difuminado el anterior hasta casi la inexistencia. Un Jesús adolescente con el uniforme del colegio, un Jesús joven que viene a ayudarte, que viene a acompañarte al hospital, un Jesús universitario... No un Jesús que vivió hace muchos años, con túnica, y que reside en una casa de oro. Un Jesús que no está solamente en un altar, sino que te da un abrazo, con su mochila, y sus cuadernos, con su abrigo, de tu edad, de tu condición, un buen amigo más...
»Me ha ayudado particularmente para entender cómo dejar entrar a Dios en el corazón. No hace falta demasiado, solo saber cómo enfocarlo, que te ayuden, que te guíen. Me está ayudando, y poco a poco me voy sintiendo más 'ligero'. Simplemente quería escribirle para darle las gracias”.
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