Sábado, 23 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

El IBI y el fariseísmo


La crisis económica es enorme, pero no se consigue nada con demagogia.

por Pedro A. Mejías

Opinión

He aquí que desde hace días nos azotan con la polémica de la Iglesia y el IBI, suscitada por el PSOE. Vaya por delante que el Cardenal Rouco lo ha zanjado rápidamente: la Iglesia está dispuesta a pagar si se cambia la ley, o sea, si todos los exentos, (sindicatos, partidos políticos, fundaciones, etc.) pagan también. Lógico: cumpliremos la ley que esté vigente y sea justamente establecida, como siempre ha hecho la Iglesia a lo largo de la historia.
 
Pero resulta que la exención del IBI está amparada por la Ley de Mecenazgo, que afecta no solo a la Iglesia, sino a miles de instituciones; y por los acuerdos con la Santa Sede, como tienen otras confesiones religiosas. Por lo tanto, la polémica es absurda y aquí acabaría el asunto y el artículo... Pero hay algo más:
 
 ¿A qué obedece esta propuesta socialista? ¿Qué razón profunda hay detrás de esto? Pues creo que la misma que impulsaba a los fariseos que preguntaban a Jesús ¿Es lícito pagar tributo al César o no? (Mc.12,14): la justificación por la ley, ya sea romana o judía. Ellos no creían en el pago de tributos a los paganos. Tampoco en la verdadera ofrenda a Yahveh. Solo querían coger al Maestro de Nazaret en un renuncio, para poder prenderlo. Lo mismo que los laicistas y anticlericales de hoy, que no buscan la justicia verdadera, sino hacer daño a la Iglesia. Como dice muy conciliadoramente Mons. Sanz Montes, en artículo publicado aquí al lado, “solo puede responder a intereses que nada tienen que ver con el bien común”.
    
¿Porqué no piensan en devolver a la Iglesia todo lo que ella ha dado al Estado durante siglos? ¿Cuánto vale la conservación durante siglos de toda la cultura clásica? ¿Cuánto cuesta haber construido catedrales, universidades, alfabetizado a pueblos enteros? ¿Cómo se paga enseñar una moral de la se vive aún hoy? ¿En cuánto se valora la cantidad de enfermos y necesitados atendidos por la Iglesia? Esto no tiene precio.                
    
La crisis económica es enorme, pero no se consigue nada con demagogia y yendo en contra de las instituciones que hacen de paraguas a esa misma crisis: la Iglesia y la familia.
 
Sin embargo, no quiero juzgar a estos laicistas. No pueden o no saben actuar de otra manera. La mentalidad farisaica y torticera hacia el prójimo invade hoy esta sociedad, tan falta de amor y justicia verdadera. También a mi y a ti nos llega profundamente este pecado, querido feligrés que aún me lees. Exigimos, por regla general, a los otros lo que no somos capaces de dar. También pasa en nuestras comunidades y familias. Somos exigentes, demagógicos, legalistas. Miramos la paja en el ojo ajeno. Creemos siempre que somos “los puros” (eso creo que significaba la palabra hebrea fariseo), los bienintencionados, los santos, y nos construimos a base de leyes, moralismos y hábitos aburguesados de vida. Experimentamos cierto regusto en decir al otro ¡¡PAGA!! Y de esto, con la mano en el corazón, tenemos todos experiencia.
    
La respuesta de Jesús, como la de la Iglesia ante el IBI, es sorprendente. Darle a Dios lo que es suyo. Todo lo contrario a un legalismo. Significa darle a Dios TODO. Esta respuesta sobrepasó a los judíos fariseos de entonces, lo mismo que sobrepasa hoy a los políticos. Lo mismo que nos sobrepasa a ti y a mi.       
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