Sábado, 23 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Unicornios y dragones según santa Hildegarda


El universo de Hildegarda es muy grande y la Física solo es una de sus muchas facetas, y solo señalaré al pasar la enorme atención que dedica Santa Hildegarda a la reproducción de los peces.

por José María Sánchez de Toca

Opinión

La Física de Santa Hildegarda, que es como el libro de remedios caseros en situación de emergencia: Tres partes están dedicadas respectivamente a peces y pájaros y reptiles, que son los libros 5º, 6º y 8º. Pero para no chocar con nuestras clasificaciones actuales, será más exacto decir que el 5º trata de animales marinos, porque incluye a la ballena y la foca entre otras 36 especies; el 6º trata de animales voladores, porque incluye a la abeja y la mosca con otras 70 especies voladoras más; el 7º libro trata de animales terrestres y casi podría decirse que de mamíferos, si no fuera por la inesperada presencia de la pulga y la hormiga; y el 8º está dedicado a bichos que se arrastran, lo que incluye tarántulas y escopiones junto a las inofensivas tortugas, ranas y caracoles.

Habría mucho que comentar de todo ello, pero el universo de Hildegarda es muy grande y la Física solo es una de sus muchas facetas, y solo señalaré al pasar la enorme atención que dedica Santa Hildegarda a la reproducción de los peces.

Todos estos libros son fascinantes, pero ahora quiero subrayar el interes del 7º, que dice cosas interesantísimas, como cuando señala que el demonio no soporta al perro por su lealtad al hombre, y que los pobres canes tienen la sesera frágil y enloquecen con facilidad. Muy jugosas también las observaciones sobre el elefante "un príncipe, una joya para el ser humano", y sobre el oso, del que dice que de vez en cuando se encapricha de las hembras humanas.

En este libro es notable también que hable del unicornio como de un animal más, un équido pequeño y cornudo muy difícil de cazar, cuyo hígado es estupendo para para las enfermedades de la piel. Según dice la Física, el unicornio:

>>[...] come las plantas limpias. Cuando anda lo hace como a saltos. Huye de los hombres y de los otros animales, excepto de los de su especie y por eso no se les puede capturar. Pulveriza hígado de unicornio y pon este polvo en grasa sacada de la yema de un huevo para hacer un ungüento y no hay lepra, del género que sea, que no se cure si la untas a menudo con este ungüento, a menos que la muerte esté presente para el que la tenga, o que Dios no quiere curarlo. El unicornio tiene limpieza y buen calor, y la grasa de la yema del huevo es la cosa más preciosa del huevo y es como un ungüento. La lepra procede muy a menudo de la bilis negra y de superabundancia de sangre negra.
>>Házte un cinturón de piel de unicornio, cíñetelo en contacto con la piel y ninguna enfermedad fuerte o fiebre dañará tu interior. Otras partes del unicornio no son convenientes para medicinas.<<

Desde hace cuatro o cinco siglos, la cultura occidental ha dado por supuesto que el unicornio es un animal mítico, pura fantasía; un supuesto que no encaja con los relieves de la doble escalinata de Persépolis que representan con realismo y por partida doble el combate de un león con un unicornio o, para ser más preciso, con un équido de menos alzada que un asno, al que le sale de la frente hacia atrás un cuerno en S. Otros mosaicos, creo recordar que de Susa, muestran unicornios con alas, que podrían representar el simbolismo espiritual que se atribuye a estos esquivos animales, como cuando representamos ángeles con alas y plumas.

También es soprendente lo que dice el libro 8º de la Física acerca del dragón y su flamante dispepsia:
>>El dragón tiene calor seco y ajeno, y tiene dentro cierta intemperancia de fuego, pero por dentro su carne no es ardiente. Su eructo es tan fuerte y ácido que se inflama al salir, como fuego que se hace chocando piedras. El dragón odia muchísimo a los humanos y tiene en sí artes diabólicas por naturaleza, con lo cual los espíritus del aire a veces perturban el aire con su flato cuando eructa.

>>Todo lo que hay en su carne y en sus huesos es contrario para medicamento del ser humano, excepto su grasa, porque su sangre se le seca y no fluye cuando eructa, pero cuando verdaderamente tiene dentro el flato, su sangre es húmeda y fluida, por lo cual no tiene medicina en su sangre.

>>El humano que tenga cálculos en su interior, tome un poco de sangre del dragón y la pónga en un lugar húmedo para que se humedezca un poco. Ponga esta sangre en un poco de agua pura unas pocas horas hasta que el agua tome su calor. Retire la sangre y beba un poco de esta agua en ayunas y luego coma algo enseguida. Hágalo así con sangre y agua durante nueve días y la piedra se le quebrará por la fuerza de la sangre, y así se liberará. Nadie debe comer o beber nada de esta sangre sola y pura, porque si alguien lo hace, se moriría inmediatamente.<<

Escrito por Rafael Renedo y José María Sánchez de Toca.

Más ejemplos de la Física en www.hildegardiana.es

¿Conoce la terapia anímica de Santa Hildegarda?
Nuevo encuentro sobre esta próxima Doctora de la Iglesia en el  Salón de actos de la Iglesia de San Martín, C/ Desengaño 26 (Metro de Gran Vía), el miércoles 21 de marzo de 2012 a las siete y media de la tarde.

Ponente: José Mª Sánchez de Toca, Dr. en Historia.
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