Pité es de Jerez y acompaña en la fe a los adolescentes: «Dios se hace presente en la batalla»
Superó una enfermedad y se dedica, con su esposo, a promover retiros de Bartimeo y Emaús con jóvenes
Fran Merello Martel y Pité Báscones Cervera son un matrimonio plenamente entregado a la evangelización. Pité, tras superar un cáncer está, junto a su esposo, más entregada que nunca a la evangelización. No pudieron tener hijos, pero el Señor les ha dado en los retiros de Bartimeo, retiros de Emaús para adolescentes, muchos hijos espirituales que les hacen crecer en el amor de Dios y ser cada día un poco mejores.
-¿Cómo reaccionaron ante el diagnóstico de la grave enfermedad de Pité, siendo tan joven?
-Pité: Con muchísima Paz, gracias a todas las oraciones que ya nos estaban acompañando antes de saber el diagnóstico definitivo. Doy gracias al Señor por cómo salió a mi encuentro, a través de un retiro de Emaús, años atrás y cómo eso hizo que empezara a vivir la fe en comunidad, algo importantísimo para un cristiano, porque solos no podemos.
»Está claro que el Señor nos llama a cada uno por nuestro nombre, de forma individual, pero nos pide que lleguemos al cielo en equipo, cuantos más mejor y esto es una maravilla, porque el bien de uno se convierte en el bien de todos y el mal de uno también. Eso fue lo que me pasó a mí, pues está claro que la forma de afrontarlo venía de Dios, a través de tanta oración, si por mí sola fuera me hubiera hundido en lo más profundo, como dice la Palabra: '¡Ay del que cae y no tiene quien lo levante!'.
»Fran: Reaccioné fatal, con mucho miedo y desesperación. Me entraban ganas de irme a un bar y empezar a beber desde la primera botella hasta la última, pero gracias a Dios, el Señor también sale a mi encuentro y me hace ver que mi sitio estaba al lado de Pité, acompañándola, que la cruz no es solo para ella, que el Señor la está permitiendo en los dos. Así vive un matrimonio cristiano, somos una sola carne, a Pité le tocaba además el sufrimiento físico, pero yo me unía a ella, pidiéndole a Dios la fortaleza y la confianza que me faltaban. En el hospital nos hablaban de matrimonios que rompían superados por la misma situación y yo solo le daba gracias a Dios por estar en medio de los dos sosteniéndonos.
»Siempre me ha gustado mucho el campo, la naturaleza me acerca a Dios, me habla de Dios, así que durante ese año me refugié ahí. Cogía mi moto por los carriles y lloraba y rezaba y no paraba de decir: "Señor, ocúpate Tú", "Señor confío en Ti". Me sentía totalmente incapaz y cuando había soltado la última lágrima, volvía con mi mejor sonrisa, la que el Señor me regalaba para cuidar de la mejor forma a Pité… Un domingo llegué a hacer 350 kms. y cuando ya pasó la enfermedad y fui a cambiar las ruedas, el mecánico me preguntó si había estado en el Dakar.
Fran y Pité durante la pasada JMJ de Lisboa.
-¿Cuánta gente rezó por ustedes y cómo sintieron el poder de la oración?
-Pité: El Señor nos había regalado a los dos caminar en Emaús años atrás, fue en sus inicios en España, por lo que desde el primer momento estuvimos muy activos ahí, sintiendo que Dios nos llamaba a llevarlo a otros a través de estos retiros. Cuando llega la gran prueba de la enfermedad, nos encontramos con toda España y parte del extranjero rezando por nosotros, sacerdotes ofreciendo misas diarias… al Señor no hay quien le gane en generosidad y siempre devuelve el mil por uno, este fue uno de los múltiples regalos que nos ha hecho.
»Durante aquellos años a su servicio nos hizo conocer diferentes comunidades, infinidad de sacerdotes y religiosos, que no dudaron en unirse a nosotros con su oración. No me pude sentir más querida y acompañada, la oración lo es todo, la única oración mal hecha es la que no se hace, es buena para el que reza y para el que recibe, es el quita penas por excelencia y lo único que se puede hacer cuando ya no se puede hacer nada. La oración de intercesión pone en pie al cielo, Dios siempre nos escucha.
»Además, las oraciones son eternas, un regalo que me llevo conmigo al cielo y que brillaran por toda la eternidad. Ya nadie me puede negar el poder de la oración porque lo he vivido en primera persona.
»Quiero hacer una mención especial a un grupo de hermanas en la fe, que rezaban rosarios por mí, a turnos, a las tres de la mañana, pues si la oración tiene poder, cuando se le une el sacrificio es imparable.
»Fran: A mí me admiraba como Pité lo estaba viviendo todo, transmitía paz y alegría. No me dejaba que la acompañara al hospital, me decía que ahí iba en misión, que había mucha gente que sufría por no conocer a Dios y que el Señor le llamaba a llevarlo a cada uno de los enfermos. Hacía unos rosarios rezados a mano que repartía y rezaba con todo el que se le pusiera a tiro, mientras le daban la quimio. Las enfermeras pronto se dieron cuenta y cuando llegaba le decían 'hoy ve con tal o con cual, que viene más tristón'. Nunca nadie le dijo que no rezara, creyentes y ateos, lo que me reafirma en la sed que tiene el hombre de Dios y cómo se manifiesta en situaciones límite. Es gracioso cómo muchas personas le preguntaban que quién era su psicólogo, si era de Jerez… a lo que ella reía y decía "de un poquito más lejos, es del Cielo".
»Durante todo el año no le oí quejarse ni una vez y a mí todo aquello me tenía descolocado, un día le pregunté y la respuesta me abrió los ojos y el entendimiento: 'Fran no soy yo, es el Señor actuando en mí a través de todas las oraciones que nos acompañan', lo que me hizo pensar, 'quizá no están rezando tanto por mí', así que mi frase estrella se convirtió en 'Hermano, ¿sabes rezar?, pues reza por mí'.
-¿Cómo la fe les ayudó a superarlo?
-Pité: Yo soy una persona muy controladora, pero sé que el Señor permitió algo doloroso, que Él por supuesto no quería y que sufría conmigo, pero que utilizó perfectamente, como siempre hace, para un bien mayor, para seguir trabajando en mi alma y seguir purificándome para llevarme al cielo. Sentí que me hacía el traje a medida, ese que necesitaba, pues creo firmemente que cuando te pasa algo así, algo que escapa totalmente de tu control o se lo entregas por completo o te puedes hundir en lo más profundo y es en ese sí, cuando el Señor sale a tu rescate, porque el Señor es fiel y vale la pena fiarse de Él.
»Así lo viví, me dio esa gracia, sólo le pedí que no me quitara la alegría y que pudiera ser testigo de su amor toda la enfermedad. Me dio la luz para comprender que estaba muy enferma y que eso no dependía de mí, pero sí podía decidir cómo lo quería vivir y tuve claro que iba a ser con Él y para Él. Es curioso, cuando más insignificante eres para el mundo, más valioso eres para Dios, cualquier sufrimiento ofrecido es oro molido para Él y hay tanto por lo que rezar y ofrecer. El ofrecimiento da sentido a cualquier sufrimiento y te llena el alma de amor y alegría. Me sentía más útil que nunca, mucha gente me pedía oración y como las noches se hacían tan largas en vez de tomarme las pastillas que me recetaban para dormir, me dormía a golpe de rosario y eso me llenaba de paz.
»Como anécdota contar que la única vez que perdí suelo bajo los pies, cuestión de segundos, fue cuando me anunciaron que me iba a quedar calva, sin cejas ni pestañas, que tontería pensarás, pero siempre he ido muy presumida y ahí afloró toda esa vanidad que tanto me desestabilizaba. Pero enseguida volví la mirada al Señor y le dije, vale, pero haz que no me vea mal cuando me mire al espejo y también me lo regaló, pues estando como una bola de billar, le veía hasta la gracia.
-El pronóstico no era nada bueno, ¿cómo se prepara uno para morir?
-Pité: Fue muy bonito porque un sacerdote amigo nos hizo ver que todos somos enfermos terminales y que lo morboso en esta vida no es hablar de la muerte, sino precisamente quererla tapar, cuando es lo único seguro por lo que todos vamos a pasar y nos dijo concretamente: 'Fran, la diferencia entre Pité y tú es que Pité se puede morir y lo sabe y tú te puedes morir y no lo sabes, Pité ya ha visto ya la espada dorada'. Eso nos llenó de fuerza, esperanza, optimismo y hasta sentido del humor… empezamos a hablar de la muerte, sin miedo, con naturalidad, entendiendo más que nunca que estamos en manos de Dios y ¡dónde mejor! Que cuando parece que no te queda nada, todavía está Dios y lo ves muchísimo más claro y eso es el gran regalo de las situaciones límites, la presencia de Dios tan increíble y sobrenatural, que a día de hoy nos lleva a decir que el Señor nos regaló un cáncer.
»Fran: Éramos muy conscientes de que pasara lo que pasara todo iba a salir bien, porque Dios estaba ahí antes de que diéramos el siguiente paso, Pité me decía: 'Pase lo que pase todo va a salir bien, si me curo más tiempo juntos, y si me voy, me voy con Él y ahí te espero'. Como decía Santa Teresita 'esto es un instante entre dos eternidades, nuestra patria es el cielo y aquí estamos desterrados'.
»Con todo esto no digo que la fe anestesie el alma, pero le da sentido a todo. Pité me enseñó que lo contrario de sufrimiento no es alegría, lo contrario de alegría es tristeza, pero se pueden vivir los sufrimientos con la alegría y eso solo es posible de la mano de Dios. Surgieron muchas conversaciones que llamo 'de emergencia', yo que no soy propenso a abrir mi corazón y que peco de ser poco cariñoso, me veía diciéndole cosas que nunca le había dicho y qué pena no vivir así siempre, como si fuera el último día juntos.
-Sin embargo, gracias a las oraciones de tanta gente lo pudo superar. ¿cómo es su agradecimiento al Señor por la curación y volver a vivir?
-Pité: La enfermedad me ha convertido en una persona más agradecida y he aprendido a valorar las pequeñas cosas de la vida, porque lo esencial es invisible a los ojos y pase lo que pase siempre hay mucho más por agradecer que por lamentar. Me levanto por las mañanas y me pellizco, ¡sigo aquí! Todo es un regalo constante, desde el agua que sale por el grifo, hasta esa persona que me cuesta y me pone en mi sitio. A veces añoro los meses de enfermedad, en los que tanta presencia de Dios tenía.
»Está claro que Él siempre está a tu lado, ya nunca me siento sola, pero cuando estás en plena batalla, se hace especialmente presente, como Padre bueno que cuida de los más necesitados. El mundo te atrapa y te ciega en muchas ocasiones, nuestra naturaleza caída está ahí y nos hace ingratos, es fácil despistarse y olvidar la bondad infinita de Dios, en mi caso la experiencia de amor infinita que me regaló a través de la enfermedad y a través de tanta gente buena que puso en mi camino.
»Mi unión con el Señor llegó a tal punto que yo no rezaba por curarme, solo por hacer Su voluntad y no separarme de Él, era mi única inquietud. Vivía con tanta paz que me daba miedo separarme de Dios, muy consciente de mi debilidad y fragilidad, soy de barro. Me siento infinitamente agradecida porque el Señor me ha hecho ver que nada tengo que temer, que nunca me abandonará, ni va a permitir que me suceda nada que junto a Él no pueda soportar. Solo guardo recuerdos buenos, todo fue bueno.
-Una vez curada, ¿qué supone para usted esta entrega a Dios principalmente en el apostolado en la parroquia?
-Pité: Tengo tanto que agradecerle que soy muy consciente de que nunca podré devolverle ni una milésima parte de lo que ha hecho por mí, pero tengo muy claro que mi vida es para Él. Es increíble como un Dios todopoderoso, me llama a mí, en mi debilidad y mi pobreza. Pudiendo hacerlo todo Él solo, cuenta conmigo.
»Después de la enfermedad, el Señor me ha regalado más tiempo de dedicación a los demás, dentro de mis limitaciones. Ahora solo trabajo para Él y puedo decir que es el mejor jefe, el más motivador y mejor líder, el más comprensivo, el que más me valora, el más generoso, el más flexible, el que solo ve lo bueno que hay en mí y lo potencia, el que perdona todos mis fallos y no sabe de números, pues no lleva cuenta de mis errores.
»Me considero una mujer de parroquia, ahí está la fuente e intento aportar en lo que me piden y puedo, con mención especial a la pastoral de enfermos. Es un honor acompañarles y poderles llevar la comunión. De mi experiencia estando enferma guardo especial recuerdo de Fran trayéndome al Señor. Era el mejor momento del día, mi motor, mi fuerza y mi alegría. Ahora solo puedo hacer lo mismo por otras personas que se encuentran impedidas y que necesitan recibir la paz que solo Dios te puede dar y nadie te puede quitar. Es impresionante ver cómo cambian sus caras cuando me ven llegar.
-¿Cómo años atrás los retiros de Emaús supusieron un gran crecimiento en la fe?
-Los retiros de Emaús supusieron para los dos un punto de inflexión, un encuentro con el Señor de corazón a corazón. Pasamos la fe heredada al corazón. Como dice el Papa Benedicto XVI 'cristiano es el que tiene un encuentro con Cristo' y eso fue lo que nos pasó, porque cuando alguien tiene un encuentro con Jesús resucitado, su vida cambia, siente la necesidad de cambiar, y de llevarlo a otros. Eso fue lo que les pasó a los de Emaús y a nosotros también. Nuestra vida hasta el momento, movidos por el egoísmo, había sido para nosotros y a partir de ahí empieza a ser para Dios, que nos lleva a los demás y nos da la felicidad con mayúsculas, porque la felicidad tiene las puertas para fuera.
»Agradecimiento especial a nuestros padres, que nos educaron en la fe y nos llevaron a colegios religiosos, eso hizo que nuestros troncos estuvieran en ascuas, para que llegado el momento, con el soplo del Espíritu, ardieran con fuerza en la llama del amor de Dios.
-¿Qué supone para usted y su esposo, que no pueden tener hijos, poder dedicarse a los retiros para adolescentes Bartimeo y ser padres espirituales de tantos niños?
-Poder estar dedicados en la actualidad al apostolado con jóvenes ha sido el gran regalo del Señor. El Señor es muy bueno y siempre escucha nuestras oraciones. Diría que tiene tres formas de contestar, a veces en un sí inmediato, cuando su voluntad coincide con la tuya, otras es un sí, pero todavía no, en el que trabaja en nuestra alma, nuestra paciencia, nuestra esperanza, Dios sabe… y otras es un no, pero siempre porque algo mejor tiene para ti.
»Esa tercera respuesta han sido los retiros de Bartimeo para nosotros, ha sido la forma en la que el Señor ha respondido a nuestras innumerables oraciones pidiéndole ser padres, y como al Señor no hay quien le gane en generosidad, no han sido uno, dos o tres niños, han sido cientos los que han pasado ya por nuestras vidas, llenándolas de alegría y esperanza y enseñándonos más de lo que pudiéramos imaginar, enseñándonos lo que siente el corazón de un padre, como ama y como sufre, haciéndonos entender muchísimo mejor a los nuestros.
»El Señor nos ha permitido vivir una maternidad espiritual muy especial, haciéndonos ver otra vez más, que se puede ser fértil de muchas maneras. Los frutos son solo suyos, pero como es todo bondad, nos ha dejado disfrutar de ellos, de ver cómo Dios se luce con los jóvenes más jóvenes. De otras cosas ya nos enteraremos en el cielo, pero el Señor ha querido que aprendiéramos de estos niños, de su pureza de corazón, de sentir cómo te quieren entera, que es la forma de amar de verdad, en tus virtudes y en tus defectos, al más puro estilo Jesús y dejar que tú también les quieras y les cuides… de tantas y tantas cosas… Gracias a ellos creo que somos un poquito mejores, porque hemos aprendido a amar un poquito más.
-¿Cómo fue el comienzo en Jerez y cómo se fue extendiendo por Andalucía?
-Nos pidieron que abriéramos en Jerez, primer sitio de Andalucía, en octubre de 2021, y ha sido una revolución, listas de espera de cientos de niños, lo que hizo que el primer año tuviéramos cuatro retiros en la misma parroquia y pronto se abrieran, desde la comunidad de Jerez parroquias en Málaga, Sevilla, Fuengirola, Granada, Córdoba, una segunda en Jerez y si Dios quiere en Perú este verano.
»El Señor tiene prisa y mucha sed por llegar a los jóvenes, que son nuestro futuro y esperanza y nos sentimos muy afortunados de que haya contado con nosotros, dos siervos inútiles que luchamos con su gracia por hacer su voluntad. Incluso este verano quieren llevarlos a Perú y están recaudando fondos para ello…
»Lo de Perú ha sido totalmente una 'diosidad'. Estando de viaje ahí el verano pasado, el Señor volvió a salir a nuestro encuentro. Nos parece un proyecto precioso de Dios poder devolver al nuevo continente todo el bien que han hecho los retiros de Emaús y de Effetá a la vieja Europa. No podemos olvidar y dejar de agradecer a todas esas personas que en su día cruzaron el charco para traernos estas herramientas de Nueva Evangelización, que tanto bien nos han hecho y tanto nos han acercado a Dios. Ser agradecido es de bien nacido y poder llevar ahora a Sudamérica este retiro 100% español es un orgullo, sabiendo que no hay un retiro de estas características ahí, dirigido a jóvenes de 15 a 18 años, que tanta necesidad de Dios tienen.
»Estamos abiertos a todo tipo de ayuda y donaciones para poder terminar de concretarlo todo, pero como decía mi padre cuando es de Dios la plata siempre llega.
-¿Cuáles son los principales frutos que han visto en los niños que han caminado en Bartimeo?
-El Señor se luce con los jóvenes más jóvenes, los retiros tienen una potencia en el Espíritu, fuera de lo normal y digna de vivirse, algo que no habíamos experimentado jamás. Se producen auténticos milagros y transformaciones de la mano del Señor. El joven a esa edad ya sangra y comienzan las primeras heridas y sufrimientos, pero como digo se trata de una herida sangrante a la que no le ha dado tiempo a infectarse, por lo que el Señor limpia, pone su tirita y el niño sale renovado en el amor de Dios.
»Sin lugar a dudas destacaríamos el amor por Jesús Eucaristía, que se despierta en los jóvenes. Podría decir que el niño de Bartimeo es adorador. En Jerez a parte de su adoración semanal en la parroquia, tienen un turno cogido entre semana en la Adoración Perpetua. El primer Corpus que vivimos juntos fue un espectáculo, día de sol y playa a las puertas de los exámenes y ahí que aparecieron más de 40 niños, perfectamente arreglados para acompañar a su Jesús por las calles de Jerez, una lección más de amor a Jesús Eucaristía.
»En Halloween, tuvimos adoración nocturna toda la noche en reparación al Sagrado Corazón, con mención especial a nuestro párroco David Belmonte, que estuvo confesando hasta las 7 de la mañana, como él dice, el joven que se confiesa con asiduidad persevera, por eso todos los domingos invita a sacerdotes para que le acompañen en este ministerio.
»Los chicos se sienten parte de la Iglesia participando en diferentes actividades pastorales de la diócesis y de ayuda a los más necesitados. Son muy conscientes del regalo recibido y de la importancia de llevarlo a los demás, son ellos los que hacen el anuncio con verdadero celo apostólico, llenando retiro tras retiro.
»El primer encuentro es de corazón a corazón, pero enseguida nace en el joven la necesidad de formarse y de crecer en la fe.
-¿Hay algún testimonio que les haya impactado de forma más intensa?
-Hemos tenido testimonios muy impactantes, pero por resumir un Bartimeo que ha entrado en el seminario, este curso, con 18 años. Siempre hemos rezado muchísimo por las vocaciones y no me sorprendería nada que salieran muchas más. También niños que han llegado rotos al retiro, quizá alejados de la Iglesia desde la Primera Comunión, que salen encendidos en el amor de Dios, comienzan sus catequesis de Confirmación y a día de hoy son chicos de misa diaria, confesión semanal y que van con su rosario por la calle, sin vergüenza, anunciando a Dios a todo el que se le pone por delante, con valentía y que te dicen frases tipo, 'Confía, rezo por ti'.
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