Lunes, 23 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

El padre Luis Zazano se acercó a la Iglesia gracias a su novia

De joven no iba la iglesia, pero hoy es un cura digital con 35.000 seguidores en las redes sociales

El padre Luis Zazano comparte meditaciones del Evangelio cada día con más de 35.000 seguidores
El padre Luis Zazano comparte meditaciones del Evangelio cada día con más de 35.000 seguidores

María Carolina Juncos / Aica

El presbítero Luis Zazano

, vicario parroquial de la Sagrada Familia de Nazaret, en Alderetes, provincia de Tucumán, llega a miles de personas a través de las redes sociales.

A poco tiempo de ordenado sacerdote en la catedral de Tucumán, el 23 de marzo de 2012, empezó a compartir el Evangelio con una meditación diaria por FacebookTwitter,Instagram, su página web, y whatsApp. 

Tiene seguidores en todos los continentes, a excepción de África. Cuenta con más de 21.000 seguidores en Facebook (4.000 en su cuenta personal); 5.000 en Twitter; y 5.000 en Instagram. 

Contrariamente a lo que podría esperarse, no todos sus seguidores son católicos. Lo siguen ateos, agnósticos, y de otras religiones. 



Es graduado en Teología en la Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires, magister en Liturgia de la Sociedad Argentina de Liturgia, y actualmente está cursando una licenciatura en orientación familiar en la Universidad Austral. 

Al ser consultado por AICA, accedió a responder a varias preguntas: 

-¿Cómo te administrás el tiempo entre las meditaciones y tu labor pastoral en la comunidad? 
-Le dedico entre las 14 y las 16 a la meditación, y esto es resultado de la meditación que yo hago por la tarde. Hago mi media hora de oración a la tarde, y cuando termino de hacer la meditación del evangelio del otro día, la consecuencia es esa pequeña reflexión, y eso lo escribo, y luego de escribirlo lo leo y grabo la meditación en audio. A la mañana y a la tarde me dedico a la labor propiamente parroquial. 

-¿En qué te inspirás para grabar las meditaciones? ¿rezás alguna oración en particular? 
-Invoco al Espíritu Santo y les pido mucho a San José y a San Ignacio de Loyola para que me acompañen en esta labor, para que me den el don del discernimiento para poder ver qué es lo que el Señor me quiere decir en esta Palabra de Dios. 

-¿Los fieles también participan del armado de los audios? ¿Te inspirás en cosas que ellos te cuentan? 
-Sí, por supuesto. Yo creo que el tema de la meditación del Evangelio lo podemos basar en tres aspectos: primero, la meditación personal que uno realiza en ese diálogo con el Señor; segundo, de la experiencia personal de uno, porque si no sería desencarnado, sería solamente dar una clase; y en tercer lugar, lo que cada uno comenta a través del confesionario, es decir, lo que uno va experimentando en ese diálogo personal con cada persona. 

-¿Cuáles son las preocupaciones más frecuentes de los fieles? 
-En primer lugar, hay una preocupación afectiva, la soledad, y en segundo lugar es el vacío espiritual; creo que hay mucha gente que está en búsqueda de Dios sin saberlo, pero sin embargo están en ese vacío y buscan llenarlo con cosas, hasta que descubren que es vacío de Dios.

»En tercer lugar, me parece que también hay un materialismo exacerbado, como dice el papa Francisco, entonces hay gente que se preocupa muchas veces por cuestiones materiales y que llegan a ahogarse en un vaso de agua. Y por último, me parece que también son las cuestiones familiares, mucha gente que tiene grandes crisis en su familia y que no sabe cómo afrontarla. 



-Muchas veces las redes son un ámbito en donde vale publicar de todo, ¿qué le recomendarías a quienes quieren dar un mensaje de fe en un medio que tiende a lo superficial? 

-Es un tema complicado, porque también está la exposición. Vos subís tranquilamente una foto y todo el mundo la ve, y al mismo tiempo vos no subís una foto pero sí lo hace un amigo tuyo, y ahí tranquilamente la gente también la ve, entonces hay que usar mucho el discernimiento. Pero también hoy sabemos que hay muchas publicaciones, y cada uno puede publicar su propia idea.

»Creo que siempre es interesante hacer un discernimiento para ver qué es lo que tengo que leer y revisar las fuentes a las que recurro, siempre fijarse de dónde son las fuentes, si viene de alguna institución, si es de alguna fuente católica o si es de algo propiamente serio. Yo siempre sugiero que hay que buscar el “currículum” del lugar al que estoy recurriendo para ver qué se está publicando. 

-Francisco para la 50° Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2016 dice que la comunicación tiene que inspirarse en la Misericordia, ¿qué aconsejarías sobre esto? 
-Por supuesto. Uno muchas veces puede hablar más del sí que del no, podemos caer en la actitud de hablar desde el no: no esto, no lo otro, no aquello. Y hay que hablar desde el sí: sí a la vida, sí a esto, sí a lo otro, y creo que este gesto de misericordia al que nos invita el papa Francisco es hablar de eso: desde el punto de partida que como consagrados y como católicos no tenemos que hablar desde un punto negativo y mucho menos depresivo o que sea pesimista, sino mostrar también las grandezas que se pueden lograr hablando desde lo positivo, y hablándolo desde una manera distinta. Cuántas cosas se pueden lograr hablando desde lo positivo, y hablando de una manera distinta, cuántas cosas se pueden lograr cuando se habla de una manera sencilla, concreta y diferente. 

-Te siguen personas de diferentes religiones, ¿qué te dicen sobre las meditaciones? 
-Es algo que nunca me lo imaginé. Me acuerdo lo que decía Benedicto XVI cuando fue elegido Papa: “Me consuela saber que Dios trabaja con instrumentos inútiles”. Mayormente hay hermanos evangélicos que me escriben, o algún pastor que viene a visitarme aquí en Alderetes; creo en la gracia de poder dialogar con ellos y de compartir y ver cómo el Evangelio nos une, incluso con gente agnóstica o con gente que no estaba muy cercana a la religión. Qué lindo que es poder compartir con este tipo de personas y poder dialogar de una manera sencilla, pero al mismo tiempo desde el Evangelio, y ver que hablan de Dios sin mencionar la palabra “Dios”; creo que eso es algo que me enriquece muchísimo. 



-¿Qué nos aconsejás a los jóvenes para dar un mensaje evangelizador desde lo cotidiano? 
-No puedo dejar de decirlo, pero no sé si es válido lo que decía Juan XXIII: “Meterse en la de ellos y salir con la nuestra”; yo creo que una actitud que podríamos tener es no estar diciéndoles “vos no vas a misa los domingos”, “vos esto”, “vos lo otro”; sino tener una actitud distinta, buscar la cercanía, buscar la amistad, desde la fraternidad, desde la cercanía, y desde la amistad, recién ahí llevarlo a Dios. Creo que ahí está la clave.

»Debemos tener esa actitud de cercanía, de estar al lado del otro, buscar un lazo de amistad, y desde ese lado del compartir y del diálogo, recién empezar a llevarlos a Dios. Creo que la amistad hace que el Evangelio sea más fluido y que uno comience a predicar el Evangelio sin mencionar esa palabra “Dios”, porque ya estás metiendo la presencia de Dios. Me acuerdo lo que decía San Francisco de Asís: “Vayan a evangelizar y si es necesario, hablen”.

»Con el testimonio, con la cercanía, con el diálogo, con esos amigos que se van a jugar a la pelota o a tomar una cerveza, y entre diálogo y diálogo hablar de los valores, desde la cercanía, o preguntarle “qué te pasa que te veo con mala cara”, o decirle “no sé qué te pasa, pero contá conmigo”. Desde ese lugar, desde mostrar una preocupación por el otro. Lo que dice el papa Francisco de “primerear”; bueno, “primereá” y acompañá al otro, y ahí vas a ver cómo el evangelio empieza a fluir y a meterse en el otro. 

-¿Cómo fue tu llamado vocacional? 
-Mi llamado vocacional lo sentí a los 17 años. Yo no venía de una familia practicante que participara de algún movimiento o de algún grupo, para nada; es más, me había tomado una buena distancia de la Iglesia católica y hasta podría decirte que tuve una actitud contraria a la Iglesia desde los 12 hasta los 15 años.

»La que me volvió a acercar a la Iglesia era la que en ese entonces era mi novia, porque ella sí pertenecía a un grupo, entonces cuando me puse de novio con ella empecé a ir a misa y a participar, y después conocí a un sacerdote jugando a la pelota del que me hice muy amigo; y luego de un camino que fui haciendo en ese proceso de conversión al cristianismo, me di cuenta de cómo Dios llenaba mi vida, y lo descubrí también en el servicio, atendiendo a un comedor infantil, y después dando catequesis.

»Y la gran pregunta fue la confesión, cuando había una niña que quería confesarse y no había sacerdote, y me dijo “qué voy a hacer si no tengo quién me confiese”; es ahí cuando empecé a cuestionarme “el día de mañana yo podría confesar”. Esa necesidad y esa carencia de la confesión es la que me llevó a preguntarme “qué puedo hacer yo para llegar a un alma”. 

Para acceder a la meditación diaria del Evangelio del presbítero Luis Zazano: En Facebook; en Twitter; en Instagram; y también en su página web.

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