«Es como si Jesús se subiera a bordo»
Abuelos misioneros: evangelizan en el coche a través de BlaBlaCar cuando viajan a ver a sus nietos
San Pablo exhortaba en sus cartas a evangelizar a tiempo y a destiempo. Esta palabra se la ha tomado muy en serio un matrimonio francés de 72 años, que ha visto cuál puede ser la misión a la que han sido llamados.
Nunca es mal momento para hablar de Dios, pensaron Marie y Hubert. Este matrimonio tiene a sus hijos y a sus nietos bastante lejos, pero no se resignan a no verles así que cada poco tiempo se montan en su automóvil y hacen cientos de kilómetros para jugar con ellos.
Así fue como les surgió la idea de aprovechar estos viajes frecuentes para evangelizar. Para ello decidieron de alta en la conocida aplicación de Bla Bla Car, que utilizan decenas de miles de personas para compartir coche en los viajes largos.
Compartir coche para evangelizar
“Puesto que conducimos mucho, pensamos que compartir el coche es una gran manera de hablar de nuestra fe a otros”, afirma este matrimonio en una entrevista para Famille Chretienne.
Esta pareja no entiende de edad a la hora de evangelizar y de ser creativos para llevar este mensaje. Simplemente, intentaron ser prácticos: “Siempre hemos viajado mucho y seguimos conduciendo bastante, entre 30.000 y 40.000 kilómetros al año, especialmente para visitar a nuestros hijos y nietos. Cuando nos preguntamos en cómo poner en práctica la formación en evangelización que recibimos en el verano de 2017, pensamos en inscribirnos en la famosa página web para compartir coche”.
Esta pareja da la bienvenida con su Peugeot 308 con más de 230.000 kilómetros a todo aquel que decide apuntarse a sus viajes para ahorrar costes. Hubert, ingeniero jubilado, va al volante. Marie da la bienvenida a los usuarios que viajan en el asiento trasero.
Este matrimonio ha descubierto que su lugar está en la evangelización a cuatro ruedas
Ver a Jesús en el que monta en su coche
Ellos están convencidos que todos los que han viajado con ellos fueron “preparados y enviados por adelantado por Dios”. Desde antes incluso de que abandonen el coche, estos usuarios pasan a formar parte de sus intenciones de oración.
“Siempre hago como si fuera Jesús el que subiera a bordo”, asegura María, que afirma que siempre lleva unas golosinas preparadas para sus invitados.
Sobre cómo se desarrolla este encuentro, Hubert explica que “lo primero que hacemos es escuchar a quien compartirá nuestra ruta durante unas horas”. Ellos tienen claro que no se puede ni forzar ni dar lecciones. Es clave hacerlo todo sin juzgar y sin un discurso moralizante.
El viaje espiritual
Sólo después de que los usuarios hayan hablado de sí, este matrimonio habla de su propio camino de vida. Tanto Marie como Hubert procedían de familias cristianas, pero dejaron la fe después de casarse en 1972.
Fue más de una década después cuando regresaron a la Iglesia. “A menudo hablamos de nuestro viaje espiritual. Pero también adaptamos nuestro testimonio según la persona que viaja con nosotros”, agregan.
“El hecho de que no nos conozcamos y de que seguramente nunca más volveremos a vernos es esencial”, afirma este matrimonio, sobre la evangelización a cuatro ruedas.
Algunos de los matrimonios que se preparan en esta asociación para ser misioneros en sus ciudades
Atendiendo a su experiencia, “nadie nos ha dicho: ‘¡No me interesa!’. Por otro lado, todavía no hemos conocido a ningún cristiano. ¡Es urgente dar testimonio!”.
La Comunión Priscila y Aquila
Este matrimonio participa en la Comunión Priscila y Aquila, enfocada en la formación de matrimonios para la evangelización y la misión, y que se está extendiendo por diferentes diócesis francesas, aunque nació en Avignon.
Toma el nombre de los santos Aquila y Priscila, matrimonio que dio cobijo a San Pablo y con el que colaboraron en la evangelización.
Esta asociación de fieles reúne a matrimonios que se sienten llamados a anunciar precisamente como matrimonio a Cristo. “La gracia de una pareja que evangeliza junta es muy poderosa, especialmente hoy en día, donde las dificultades matrimoniales son fuertes”, asegura Maud, que junto a su esposo Alex, son otra de estas parejas misioneras.
La misión de las parejas es doble, tanto con sus familias como dentro de la Iglesia. "Es este equilibrio el que hace que las parejas se pongan en una situación de primer anuncio". Las parejas comprometidas en la comunión renuevan su compromiso cada año.
Este grupo permite a las parejas que sienten un llamado misionero tener herramientas al servicio de anunciar el kerygma y el apoyo espiritual para la misión. Aprenden a testificar, a predicar en pareja, a experimentar situaciones de misión.