Hakuna, en Asturias: «Entrar mejoró mi relación con Dios, me hizo ver que la fe está viva»
Hakuna no había concluido su espectáculo anual de Vistalegre el pasado mes de septiembre cuando anunciaba su próximo concierto en el "WiZink" de Madrid para el 6 de enero de 2024. Solo una hora después ya habían vendido 10000 entradas y preparaban una nueva remesa de 6000. Aunque Hakuna es mucho más que música, esta es el buque insignia de un movimiento que, diez años después de su nacimiento en la JMJ de Río, ya ha conquistado gran parte de Hispanoamérica y Europa y comienza a asentarse en Asia y Estados Unidos.
Toni Martínez, "pringado" -integrante- de Hakuna en Asturias, admite al portal de su diócesis que la música es por lo que más se conoce a este grupo. Pero también por las Horas Santas o adoraciones, a las que los miembros de Hakuna acuden a "vivir lo que cantan y cantar lo que viven" y "estar todos unidos ante nuestro centro, que es Cristo", explica.
Hablando solo de la música, Martínez destaca el papel crucial de la oración a la hora de componer para que salga una canción.
"Cuando uno quiere componer una canción sobre la fe, si se pone con sus propias fuerzas no sale nada, las mejores canciones han surgido ante el Santísimo", asegura el "pringado" de Asturias.
Hakuna celebra sus horas santas en Asturias en la parroquia del Corazón de María, en Oviedo, a las 20:45, siempre con alguna charla o conferencia previa.
"Hemos venido a decir que Cristo no está lejos, que yo puedo ir a una iglesia a la Hora Santa y allí nos encontramos con él", afirma el coordinador del movimiento en Asturias, Miguel Goñi.
El joven destaca el "estilo de vida completamente eucarístico" de Hakuna, lo que hace que por encima de la música se encuentren las horas santas.
"Nos postramos ante Cristo para recibir lo que nos va a dar, que es su vida. Nosotros solo tenemos que abrir nuestro corazón y dejar que Cristo vivo entre", subraya.
"Mejoró mi realidad y mi relación con Dios"
La de Miguel es solo una de las miles de vidas cambiadas por Hakuna. Formado en un entorno católico, en la universidad fue consciente de que debía empezar a "hacer las cosas" por sí mismo, convencido de que, llegado un momento, "de lo que hagas o no va a depender tu vida".
Fue entonces cuando tomó la decisión de pasar a engrosarlas filas de este movimiento con especial protagonismo entre jóvenes.
"Entrar en Hakuna me hizo ver que la fe está viva, que tenemos que vivirla juntos y que yo puedo quedar con mis amigos en la Hora Santa, rezar e ir luego a tomar unas cervezas. Mejoró mi realidad y mi relación con Dios porque si le veo no como un límite, sino que me va a dar la plenitud que todo el mundo desea ya no quieres separarte Cristo", explica.
Junto con la música y la adoración, destaca el componente "familiar" como un ingrediente más de la receta del éxito de Hakuna. El objetivo, dice, es hacer llegar la fe "a todo el que no conoce a Cristo, como instrumentos de la Iglesia".
Toni da la bienvenida a cualquiera que desee acercarse, "sea del movimiento que sea. En la web de Hakuna pueden encontrar el contacto y que escriban sin miedo porque se recibe a todo el mundo, mucha gente le da vergüenza aparecer sola, pero no hay por qué, uno entra en la familia nada más llegar", concluye.