Domingo, 22 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

En Roma les da «algunas recomendaciones sencillas»

«Evangelicen con amor, lleven a todos el amor de Dios», dice Francisco a los neocatecumenales

El Papa y Georg Gänswein ríen con la espontaneidad de Kiko Argüello y la alegría de las familias neocatecumenales reunidas
El Papa y Georg Gänswein ríen con la espontaneidad de Kiko Argüello y la alegría de las familias neocatecumenales reunidas

Darío Menor / La Razón

El sonido de la guitarra de Kiko Argüello y la música de las canciones del Camino Neocatecumenal resonaron este sábado 1 de febrero en el Aula Pablo VI del Vaticano durante la audiencia que el Papa Francisco concedió a esta realidad eclesial, iniciada por el propio Argüello junto a Carmen Hernández y al sacerdote italiano Mario Pezzi.

El Pontífice estaba encantado con la presencia de más de 400 familias, que acudieron con un buen número de niños, y se dirigió de forma particular a ellas: «Mi pensamiento va especialmente dirigido a las familias, que se trasladarán a diversas partes del mundo para anunciar y testimoniar el Evangelio. ¡La Iglesia os da las gracias por vuestra generosidad! Os doy las gracias por todo lo que hacéis en la Iglesia y en el mundo».

Se refería el Papa a las familias del Camino Neocatecumenal que emprenderán la llamada «Missio ad gentes», por la que dejarán su tierra para trasladarse a lugares con tan poca presencia cristiana como China, Vietnam o Mongolia para llevar allí la Palabra de Dios.

Argüello fue presentando a estas familias en la primera parte de la audiencia, diciendo que no suponía un problema que no supieran el idioma de los países donde iban a vivir, pues así podrían evangelizar con la máxima humildad. «No hay pobreza más grande que no saber la lengua del lugar donde vives», aseguró.

Francisco, por su parte, animó a las familias a que siguieran llevando el Evangelio, como hacen con la «Missio ad gentes», a los ambientes «más descristianizados, especialmente en las periferias existenciales».

«Evangelizad con amor, llevad a todos el amor de Dios. Decid a cuantos encontréis por el camino de vuestra misión que Dios ama al hombre como es, con sus límites, sus errores y también con sus pecados. Sed mensajeros de la infinita bondad y de la inagotable misericordia del Padre», les animó.

En su alocución también se refirió a lo que para algunos es el mayor riesgo del Camino Neocatecumenal, el de formar una Iglesia paralela en las parroquias. Entre las «sencillas recomendaciones» que Francisco hizo, la primera fue la de «construir y conservar la comunión dentro de las Iglesias particulares».

Tras reconocer al carisma propio de esta realidad eclesiástica, invitó a sus miembros a que escuchen «la vida de las Iglesias a las que vuestros responsables os envían» y «bajo la guía de los pastores de las Iglesias locales».

«La comunión es esencial», subrayó el Papa. «A veces puede ser mejor renunciar a vivir con todo detalle lo que exigiría vuestro itinerario para garantizar la unidad entre los hermanos que forman una única comunidad eclesial, de la que siempre debéis sentir que formáis parte».

Otra de las «sencillas recomendaciones» del Papa fue la de tener «paciencia» y «misericordia» con aquellos que encuentran dificultades para seguir el itinerario catecumenal, que calificó de «camino exigente».

«La libertad de cada uno no debe ser forzada y se debe respetar también la eventual elección de quien decide buscar, fuera del Camino, otras formas de vida cristiana que le ayuden a crecer en la respuesta a la llamada del Señor», advirtió Francisco.

Durante la espera a que llegara el Papa, Argüello fue diciendo los nombres de todos los cardenales y obispos que participaron en la audiencia. Tras leer su nombre y la diócesis que dirigían o responsabilidad en la Curia romana que desempeñaban, eran ovacionados por la multitud.

Entre los purpurados había dos españoles: Antonio Cañizares Llovera, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, y Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española. También estuvieron presentes los cardenales Vallini, Filoni, Rylko, Schoenborn y Dziwisz, entre otros, y alrededor de cien obispos.

Bendiciones en familia

No se escapó ni un solo niño del abrazo de Francisco. Incluso alguno que otro «rebelde» recibió la bendición del Santo Padre. Y es que, una a una, las 174 familias que participarán en las diferentes misiones «ad gentes» promovidas por el Camino Neocatecumenal fueron subiendo al estrado del Aula Pablo VI para ser enviadas por Francisco. Allí se acercaban según su lugar su destino, con un sacerdote al frente que llevaba una cruz para que fuera bendecida por el Santo Padre mientras la comunidad misionera permanecía de rodillas.

La espontaneidad de Kiko Argüello
«Levantad las cruces todas las familias, que se vean las cruces», animaba Kiko Argüello a cuantos se reunían en el Aula Pablo VI para recibir al Papa.

Cuando Francisco llegó, Kiko se dirigió hacia él con espontaneidad y cercanía presentándole de forma esquemática los pasos de la iniciación de esta realidad eclesial, ante la mirada sonriente de Francisco y Georg Gänswein.

Discurso íntegro del Papa Francisco en su encuentro con las familias del Camino Neocatecumenal
Queridos hermanos y hermanas:

Agradezco al Señor por la alegría de su fe y por el ardor de su testimonio cristiano, ¡gracias a Dios! Los saludo a todos cordialmente, para comenzar al equipo responsable internacional del Camino Neocatecumenal, junto a los sacerdotes, seminaristas y catequistas. Un saludo lleno de afecto para los niños, presentes aquí en gran número. Mi pensamiento va de modo especial a las familias que irán a diversas partes del mundo para anunciar y testimoniar el Evangelio.

¡La Iglesia les está agradecida por su generosidad! Gracias por todo lo que hacen en la Iglesia y en el mundo. Y precisamente en nombre de la Iglesia, nuestra Madre, la Santa Madre Iglesia jerárquica, como le gustaba decir a San Ignacio, me gustaría ofrecerles algunas recomendaciones sencillas.

La primera es la de tener el máximo cuidado para construir y conservar la comunión dentro de las Iglesias particulares en las que irán a operar. El Camino tiene su propio carisma, su propia dinámica, un don, que como todos los dones del Espíritu tiene una profunda dimensión eclesial. Eso significa ponerse a la escucha de la vida de las Iglesias, a las que sus responsables los envían, valorando sus riquezas, sufriendo por sus debilidades si fuera necesario y caminando juntos, como un único rebaño bajo la guía de los Pastores de las iglesias locales.

La comunión es esencial: a veces puede ser mejor renunciar a vivir en todos sus detalles aquello que su itinerario exigiría, para garantizar la unidad entre los fieles que forman la única comunidad eclesial, de la que siempre deben sentirse parte.

Otra indicación: adonde sea que vayan, les hará bien pensar que el Espíritu de Dios siempre llega antes que nosotros. Esto es importante: ¡El Señor siempre nos precede! Piensen en Felipe, cuando el Señor lo envía por aquel camino en el que encuentra un administrador sentado en su carruaje. El Espíritu llegó primero: él leía al profeta Isaías y no entendía, pero el corazón ardía. Así, cuando Felipe se le acerca, él está preparado para la catequesis y para el Bautismo.

¡El Espíritu siempre nos precede! ¡Dios siempre llega antes que nosotros! Incluso en los lugares más remotos, incluso en las culturas más distintas, Dios esparce por doquier la semilla de su Palabra. De ahí brota la necesidad de prestar especial atención al contexto cultural en el que ustedes como familias van a obrar: se trata de un ambiente que es a menudo muy diferente del que provienen.

Muchos de ustedes se tomarán el trabajo de aprender el idioma local, a veces difícil, y este esfuerzo es apreciable. Tanto más importante será su esfuerzo de ‘aprender’ las culturas que encontrarán, sabiendo reconocer la necesidad del Evangelio que está presente en todo lugar, pero también considerando la acción que el Espíritu Santo ha realizado en la vida y en la historia de cada pueblo.

Y, finalmente, los exhorto a cuidar con amor los unos de los otros, en particular a los más débiles. El Camino Neocatecumenal, en cuanto itinerario de descubrimiento del propio Bautismo, es un camino exigente y largo en el cual un hermano o hermana pueden encontrar dificultades imprevistas. En estos casos, el ejercicio de la paciencia y de misericordia por parte de la comunidad es un signo de madurez en la fe.

La libertad de cada individuo no debe ser forzada, se debe respetar también la eventual opción de los que deciden buscar, fuera del Camino, otras formas de vida cristiana que los ayuden a crecer en su respuesta a la llamada del Señor

Queridas familias, queridos hermanos y hermanas, los aliento a llevar por doquier, incluso en los ambientes más descristianizados, en especial a las periferias existenciales, el Evangelio de Jesucristo. Evangelicen con amor, lleven a todos el amor de Dios. Digan a los que encuentren por los caminos de su misión que Dios ama al hombre tal como es, aun con sus limitaciones, con sus errores, con sus pecados. Y por eso ha enviado a su Hijo para que Él tomara nuestros pecados sobre sí. Sean mensajeros y testimonios de la infinita bondad del Padre y de su misericordia inagotable.

Los encomiendo a nuestra Madre María, para que inspire y sostenga siempre su apostolado. A la escuela de esta tierna Madre, sean misioneros celosos y alegres. ¡No pierdan la alegría! ¡Adelante!

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