Jueves, 21 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Es vicepresidente de «Franciscan University of Steubenville»

Max Bonilla explica cómo conseguir en España una universidad católica de verdad

Selección del personal -incluso con juramento de catolicidad-, formación vivencial en la fe, un plan que se cumpla, no renunciar al anuncio del kerygma... las propuestas de Bonilla han funcionado en EEUU, pero en España se fruncieron ceños.

Pablo J. Ginés / ReL

Max Bonilla, vicepresidente de Franciscan University of Steubenville
Max Bonilla, vicepresidente de Franciscan University of Steubenville
En Ávila está pasando un año sabático el vicepresidente académico de la FUS, la Franciscan University of Steubenville (Ohio), Max Bonilla. Participó el 3 de marzo en las "Conversaciones Universitarias" de la Universidad Francisco de Vitoria, y le quisimos preguntar por la posibilidad de "clonar" en España el fenómeno de la Franciscan de Steubenville, probablemente la universidad más católica del mundo.

"Durante años han llegado grupos a Steubenville preguntándonos cómo copiar la Franciscan, y les hemos dicho que no lo intenten", explica Bonilla. "Llevo 7 años en ella, y creo que la Franciscan no se puede copiar. El sistema de households, de casas estudiantiles basadas en la fe, no funcionan en otros sitios. Quizá se deba a su origen en la Renovación Carismática, o a su nacimiento en los años 70. Y, en cualquier caso, es un sistema para universidad residencial, sin residencia no funciona".

Entonces, ¿qué se puede hacer para conseguir una universidad "católica de verdad"?

"En EEUU hay otras universidades católicas de verdad, aunque es cierto que son más pequeñas que la Franciscan, tipo college. Los nuevos movimientos pueden dar un impulso católico y reforzar la identidad católica de una universidad si la dirección lo apoya y se implica. Si no se implica el rector y la dirección... sólo se renovará la pastoral. Y si no se implica en serio el capellán con esos movimientos, ni siquiera la pastoral se renovará. En cualquier caso, funciona mejor cuando la universidad no se apoya en un solo grupo o movimiento, sino que sabe coordinar varios", propone Bonilla. "La universidad enteramente católica requiere de un liderazgo comprometido, y bastante abierto. Ha de ser ortodoxo, claro, pero el rector o director no puede decir "sólo a mi modo o de ninguna otra forma".

Estrategia en tres pasos
Max Bonilla tiene una estrategia para que una universidad (u otro centro educativo) sea verdaderamente católico, en sus ideales y prácticas, y lo planteó en tres pasos a los asistentes al encuentro.

1) Definir la identidad católica del centro: quiénes somos
2) Plan estratégico: dónde queremos llegar.
3) Ejecución: llevarlo a la práctica, cómo verificar que TODOS cumplen el plan

La primera pregunta ("¿quiénes somos?") no puede limitarse a un mero humanismo de difusa inspiración cristiana. Bonilla insiste: "Hay que plantear las preguntas clave: ¿creemos que es válido creer en Dios? ¿Qué decimos de la pretensión de Jesús que dice ser Hijo de Dios? ¿Y de cómo nos relacionamos con Dios mediante la Iglesia? Esto hemos de preguntarlo a nuestros alumnos, a los trabajadores del centro, a los profesores. No podemos presuponer que son católicos, ni aunque ellos digan serlo. Ni tampoco suponer que, si no son muy católicos, lo irán siendo gracias a su parroquia: no, las parroquias, seamos sinceros, no dan formación. O los profesionales vienen ya como católicos comprometidos y formados, o hemos de formarlos nosotros, ¡evangelizarlos nosotros! Y así han de poder responder a esta pregunta vivencial: en tu vida, ¿cómo te afecta Cristo, Dios, la relación con la Iglesia?

El "quienes somos" es importante porque implica la selección del personal... no sólo profesores. Eso fue clave en la renovación de la Franciscan, que en 1974 era una universidad moribunda y que cambió al apostar por ser "católica de verdad", lo cual implicó cambiar bastante el profesorado.

La segunda parte, el plan estratégico, utiliza el sistema de gestión que en Administración de Empresas se llama "cuadro de mando integrado", con sus preguntas por la misión y la visión: ¿cómo nos vemos en 10 años? Y ¿cómo conseguirlo con el mínimo de burocracia? ¿Qué formación daremos a los profesores, directivos, jardineros... para llegar a tener la universidad que queremos?

La tercera parte, la ejecución, implica disciplina: hay que aplicar el plan de verdad, no como suele suceder en España, donde nadie espera que lo planeado se aplique en realidad.

Juramento de catolicidad y kerygma
Bonilla explicó que algunos centros educativos de EEUU querían tener la etiqueta de "católicos" para diferenciarse de otros centros privados o prestigiosos de su región y atraer alumnos... pero no aceptaban la doctrina de la Iglesia. Bonilla propuso que los trabajadores y el profesorado que quisiese trabajar en un centro "católico de verdad" realizase un juramento de fidelidad y una profesión de fe pública. ¿Acaso no se hace para adquirir la ciudadanía, o en las juras de bandera? ¿Acaso los políticos en España no juran respetar la Constitución? No es tan absurdo el "cribado" del juramento.

Sin embargo, la idea no gustó a los asistentes de las "Conversaciones Universitarias". En diversos turnos de palabra, dijeron que "basta con que el profesor respete el ideario" o "es importante la pluralidad interna". La idea del juramento de catolicidad parece aceptable para EEUU, pero ¿no para las universidades católicas de España?

En el lugar estaba (aunque no durante la ponencia de Max Bonilla) el arzobispo Rino Fisichella, presidente del nuevo Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización y buen conocedor de la universidad católica en Roma. Una persona (formada en Cursillos de Cristiandad, aunque no lo reveló) le preguntó sobre la conveniencia de un anuncio explícito de Jesucristo en la Universidad, mediante el kerygma, la proclamación explícita de que Jesús nos amó, murió, resucitó y así nos salvó.

Fisichella respondió: "es necesario el anuncio científico de Jesús, no el kerygmático". Fisichella proponía refutar la propaganda que dice que Jesús no existió, que fue sólo un mito, con formación en cristología, eclesiología y teología fundamental, "como en la Universidad de Letrán y en la Gemelli". Sin embargo, Bonilla, nos explicó: "yo fui alumno de Fisichella y entiendo su apoyo a una formación, a la razón, pero en una universidad católica hay que combinar el anuncio kerygmático y la verificación en la vida, es decir, lo experiencial. El joven se hace preguntas experienciales, más que teóricas, y hay que aceptarlas. El kerygma sí debe estar en la universidad, y decir que Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida, con convicción, como un profeta".

Convivir con los estudiantes
En una línea evangelizadora habló también Rocco Butiglione, vicepresidente de la Cámara de Diputados italiana y profesor e intelectual de primera línea. Él recordó sus primeros años como profesor y cómo se hacía la evangelización en su época: "hay que vivir con los estudiantes, tener una casa a la que ellos puedan venir a hablar contigo, a que la fe se comunique mediante la amistad, mediante el ven y verás. Nosotros compartíamos tiempo, vivíamos juntos unos cuantos, compartiendo bienes, dábamos dinero..."

Así, Buttiglione, que espiritualmente se forjó en Comunión y Liberación, reforzaba lo que se demuestra en la Franciscana: hay que vivir juntos, crear grupos pequeños que se apoyen mutuamente y tengan lazos fuertes, transmitir la fe por amistad, por contagio... No dijo nada de clases de "cristología, eclesiología y teología fundamental".

De hecho, Daniel Sada, rector de la Francisco de Vitoria, pareció contentarse con un cierto realismo cuando dijo: "en la universidades católicas hay profesores con fe, otros no; ¿es que cada profesor ha de hacer un curso de teología?"

La respuesta de Bonilla (podríamos deducir) sería que ha de hacer lo que le funcione para ser creyente y crecer en la fe.. algo que, diga lo que diga Fisichella, no suelen da los cursos de teología.

Ningún alumno quiso ir a catequesis neocatecumenal
Un responsable de pastoral de la Universidad Francisco de Vitoria, la anfitriona, de los Legionarios de Cristo, se mostró escéptico de la predicación kerygmática. "Hace un par años, cuando toda la diócesis de Madrid celebraba la Misión Joven, unos chicos del Camino Neocatecumenal pasaron clase por clase por nuestra universidad invitando a unas catequesis kerygmáticas. Sólo se apuntaron dos alumnos, y uno era primo del organizador. ¡Esto es el ártico, el Polo Norte!", dijo... y se refería a una universidad católica con varias personas dedicadas a la pastoral. Algo más eficaz eran, dijo las charlas sobre "grandes preguntas del hombre", las "Horas Newman", que hablan del pre-pre-pre-kerygma... la felicidad, el sentido... En un año y medio han dado un par de conversos, incluyendo una chica que fue de monja a las (entonces) clarisas de Lerma (hoy Iesu Communio). Es algo bueno, pero tampoco rompe estadísticas.

Sin embargo, al ejemplo de los chicos que invitaban clase por clase se le puede responder:

1) Que no partía del vivir juntos, del compartir, del grupo pequeño. Cada chico que quisiera ir se convertía en un individuo aislado.

2) Que hay más formas de estilo kerygmático que las catequesis neocatecumenales: Cursillos de Cristiandad, Cursos Alpha, Seminario de las Siete Semanas... o cualquier variante de esas adaptada a la realidad universitaria. Por ejemplo, es absurdo invitar a jóvenes estudiantes hartos de clases y alejados de la fe a "unas catequesis", con esa palabra. En los Cursos Alpha, al menos, te invitan a pizza: ¡los jóvenes acuden a ellos a comer y charlar con amigos!

Lo que parece evidente es que si no cambia la metodología, no cambiarán los resultados. Si una universidad tan católica como la Francisco de Vitoria es "el Ártico, el Polo Norte" (y sin duda está mejor que la media de las universidades católicas en España) necesita calor, y ha de probar fórmulas hasta conseguirlo. Desde luego, con el desánimo, o afirmaciones como "la universidad no está para evangelizar", no se conseguirá. Tampoco con la mentalidad de "o mi método o ninguno", "o mi movimiento, o ningún otro". Como alguien recordó: "nuestros alumnos no oyen de Cristo en sus familias, la mayoría ya no van a las parroquias, el único ámbito cristiano donde acuden y se les puede presentar a Cristo es nuestra universidad cristiana". ¿De verdad la universidad cristiana no está para evangelizar alejados?
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