El Papa pide un estudio renovado de las Escrituras y los padres de la Iglesia
Benedicto XVI: "El camino del ecumenismo apunta a una celebración común de la Eucaristía"
Ayer por la mañana, hora local, después de celebrar la Santa Misa en la capilla de la Cathedral House, el Santo Padre recibió en audiencias privadas a diversas autoridades locales. Después de recibir el saludo del arzobispo de Sydney, cardenal George Pell y del obispo anglicano de Sydney, Robert Forsyth, el Papa pronunció un discurso en el que aseguró que "Australia es un país que se caracteriza por la gran diversidad étnica y religiosa -dijo- y una nación que reconoce la importancia de la libertad religiosa. Éste es un derecho fundamental". Benedicto XVI aseguró que "el camino del Ecumenismo apunta, definitivamente, a una celebración común de la Eucaristía"
(VIS) Ayer por la mañana, hora australiana, después de celebrar la Santa Misa en la capilla de la Cathedral House, el Santo Padre recibió en audiencias privadas al gobernador de New South Wales, Marie Bashir, al premier del mismo departamento, Morris Iemma y a la alcaldesa de Sydney, Clover Moore, con sus respectivas familias. Poco antes de las 10,30 Benedicto XVI se trasladó a la cripta de la Catedral de Santa María donde presidió un encuentro ecuménico con 40 representantes de otras Iglesias y Confesiones cristianas y miembros del New South Wales Ecumenical Council. Después de recibir el saludo del arzobispo de Sydney, cardenal George Pell y del obispo anglicano de Sydney, Robert Forsyth, el Papa pronunció un discurso. "Australia es un país que se caracteriza por la gran diversidad étnica y religiosa -dijo- y una nación que reconoce la importancia de la libertad religiosa. Éste es un derecho fundamental que (...) consiente a los ciudadanos comportarse según valores enraizados en sus convicciones más profundas, contribuyendo así al bienestar de toda la sociedad". Benedicto XVI se refirió al bimilenario del nacimiento de San Pablo que la Iglesia celebra este año y recordó que el apóstol de las gentes afirmaba que por el Bautismo somos miembros del Cuerpo de Cristo. "Este sacramento -explicó-, que es la puerta de entrada en la Iglesia y el "vínculo de la unidad", es (...) el punto de partida de todo el movimiento ecuménico. Sin embargo, no es el destino final. El camino del Ecumenismo apunta, definitivamente, a una celebración común de la Eucaristía que Cristo confió a sus apóstoles, como el sacramento por excelencia de la unidad de la Iglesia". Por ese motivo, "un diálogo sincero que concierna el lugar de la Eucaristía, estimulado por un estudio renovado y atento de las Escrituras, de los textos patrísticos y de los documentos de dos mil años de historia cristiana, redundará indudablemente en beneficio del progreso del movimiento ecuménico y de la unificación de nuestro testimonio ante el mundo". El Santo Padre observó que el movimiento ecuménico se encontraba "en un punto crítico" y que para progresar era necesario "pedir a Dios que renueve nuestras mentes con la gracia del Espíritu Santo, que habla a través de las Escrituras y nos guía a la verdad completa" y "estar en guardia ante cualquier tentación de considerar la doctrina como fuente de división y por tanto como impedimento de la tarea urgente e inmediata de mejorar el mundo en que vivimos". "Cuanto más asiduamente intentemos alcanzar una comprensión común de los divinos misterios -subrayó- tanto más nuestras obras de caridad hablarán de la inmensa bondad de Dios y de su amor por todos. (...) El diálogo ecuménico avanza no solo mediante el intercambio de ideas, sino con la división de los dones que nos enriquecen mutuamente. El fin de la "idea" es alcanzar la verdad; un "don" expresa el amor. Ambos son esenciales para el diálogo. Abriéndonos a aceptar los dones espirituales de otros cristianos estimulamos la capacidad para percibir la luz de la verdad que procede del Espíritu Santo". "San Pablo enseña que por la "koinonia" de la Iglesia tenemos la facultad de defender la verdad del Evangelio y los medios para defenderla porque la Iglesia está edificada "sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas" y tiene a Jesús como piedra angular". "Cada elemento de la estructura de la Iglesia es importante, pero todos se tambalearían y derrumbarían sin la piedra angular que es Cristo. Como "ciudadanos" de esta "casa de Dios", los cristianos deben actuar juntos para que el edificio sea estable, de forma que otras personas se sientan atraídas a entrar y descubrir los abundantes tesoros de gracia que se encuentran dentro". "Cuando promovemos esos valores cristianos -finalizó- no debemos temer proclamar su fuente, dando un testimonio común de Jesucristo el Señor". Acabada la ceremonia Benedicto XVI se dirigió a la sala capitular de la catedral para encontrarse con 40 representantes de otras religiones.
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