Manuel Guerra Gómez es Consultor del Secretariado de la Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales de la Conferencia Episcopal Española, miembro cofundador de RIES, «Red Iberoamericana de estudio de las Sectas-Rede Ibero-americana de Estudo das Seitas», autor de varias publicaciones relacionadas con el tema: «Diccionario enciclopédico de las sectas» (B.A.C, Madrid 2005, 4ª edición); «Las sectas y su invasión del mundo hispano: una guía» (Eunsa, Pamplona 2003), «100 preguntas clave sobre New Age» (Monte Carmelo, Burgos 2004). Acaba de publicar «La evolución del universo, de la vida y del hombre. ¿El hombre, compuesto de cuerpo físico o material, cuerpo energético o inmaterial y alma espiritual?» (Homolegens, Intereconomía, Madrid 2009). En él, entre otras cuestiones de deslumbrante actualidad, aborda los fenómenos físicos de la parapsicología y de la mística para responder al cientificismo de Nueva Era desde la física cuántica o moderna.
- ¿Cómo ve el panorama de las sectas en España?
- En primer lugar una observación: no tomo la palabra secta en el sentido vulgar que tiende a la sinonimia de «secta» y «secta destructiva». La uso en su sentido técnico. Ha sonado ya la hora de que esta palabra deje de ser una especie de tabú como lo fue «cristiano» –aunque en mucho mayor grado y peligrosidad- en los tres primeros siglos de la Iglesia.
El panorama de las sectas en España coincide, en general, con el de los demás países de su entorno. El pluralismo religioso dibuja una realidad similar y plantea los mismos o parecidos problemas. No pocas veces he oído las mismas preguntas sin apenas variantes: ¿Cuántas sectas hay en España? ¿Cuál es el número de sus miembros? Tengo la impresión de que los medios de comunicación social tienden a exagerar tanto los números como los rasgos negativos de las sectas. A veces, lo insertan en la ideología actual empeñada en propagar la idea de que la religión es perjudicial. Las sectas serían una prueba.
Puede afirmarse que en todas las provincias y diócesis están implantados los Testigos de Jehová, los mormones, varios grupos gnósticos, diversas agrupaciones de su signo esotérico, etc. Sobre todo en Madrid y Barcelona y en su entorno, así como en las zonas costeras catalanas, levantinas, andaluzas y en las islas canarias y baleares hay varios en las diversas manifestaciones del demonismo (luciferismo, satanismo, brujería). Por desgracia todavía no se ha elaborado el «mapa de la heterodoxia» en España desde la perspectiva católica, que es la religión mayoritaria con mucha diferencia. ¿Conocen las distintas diócesis e incluso las parroquias con más de unos 12.000 feligreses cuántas sectas hay en su demarcación, sus creencias y ritos, el número de sus miembros? Y este conocimiento es un presupuesto de toda pastoral seria. Para ayudar a las ovejas descarriadas hay que saber cuáles son, dónde están e ir a buscarlas.
A fin de debilitar el influjo de la religión mayoritaria, el Gobierno español actual facilita el reconocimiento oficial de las sectas o su inscripción en los registros estatales de las entidades religiosas, ayuda a otras religiones (islamismo, etc.). Algo similar ocurre en Venezuela, etc. Un venezolano de cierta categoría clerical e intelectual me decía hace pocas semanas que su presidente, Hugo Chaves (masón como el Sr. Rodríguez Zapatero) ha promovido varias reuniones con protestantes. Un pastor luterano le transmitió, no sin extrañeza, la consigna que les ha propuesto Hugo Chaves: «opacar a la Iglesia católica». Curiosamente, en Venezuela como en España, es manifiesta una cierta animadversión oficial hacía el judaísmo. Así lo publican algunos medios de comunicación social y me lo han dicho algunos judíos, también rabinos.
- ¿Qué hay de la secta de la Cienciología?
- En su primera etapa, mientras fue solo «Diabética» era uno de los llamados Métodos del Potencial Humano, que tanto han proliferado en el clima de Nueva Era. Algunos son psicotecnias o procedimientos teórico-prácticos que se proclaman eficaces para lograr el pleno desarrollo individual, también de las fuerzas ocultas de la mente. La mayoría de ellos (Arica, Meditación Transcendental, Reiki, Taichí, etc.) o son sectas por sí mismos o son recursos al servicio de una pseudoreligión e ideología no cristiana (yoga, zen, etc.). Pero la Iglesia de la Cienciología ya no es una mera psicotecnia. Con sus palabras «es una religión que no requiere fe ni creencia…; una filosofía religiosa aplicada» (cf. Diccionario enciclopédico, p. 392). Se ha difundido por todo el mundo. En España ahora tratan de poner una de sus sedes en Navarra. Cuenta con cuantiosos recursos económicos y mediáticos. En España ha sido legalizada. En cambio, en Alemania está catalogada como «anticonstitucional». Ya en 1996 fue calificada de «muy peligrosa y con tendencias totalitarias». En Marsella (Francia), en 19981999, desaparecieron tres toneladas de documentos relacionados con el proceso judicial entablado con los dirigentes de la Iglesia de la Cienciología. En 1999 desapareció también un tomo y medio del sumario de un juicio que se llevaba en Paris contra los dirigentes locales de la Iglesia de la Cienciología.
- ¿Por qué mucha gente se deja atrapar por las sectas?
- La persona de nuestro tiempo, sobre todo si es joven, si no experimenta un encuentro personal con Jesucristo, corre el riesgo casi inevitable de:
- Zambullirse en el paganismo, que es el clima y el punto de referencia de lo «correcto» en nuestra circunstancialidad histórica. Téngase en cuenta que el Papa León XIII, en su encíclica Humanum Genus (año 1883), atribuye a la masonería la restauración del paganismo como objetivo y tarea (cf. mi obra: La trama masónica, Styria, Barcelona 2007, 4ª edición, pp. 191-210, cap. VI: La masonería y la neopaganización del mundo occidental).
- Quedar atrapado en el denso reticulado de la red de Nueva Era y de las sectas;
- En una religión no cristiana, especialmente en alguna de las 250 ramas del budismo, sobre todo en alguna de la tibetana por influjo del Dalai Lama, a pesar de ser la más cargada de magia, supersticiones, tantrismo, astrología, alquimia, etc.
El sentido religioso es connatural al ser racional, al hombre. Durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX se han oído numerosas previsiones agoreras del final no solo de lo cristiano, sino incluso de lo religioso a fecha fija y fijada por el racionalismo, el marxismo, etc., últimamente por el cientificismo. Pero, si se cierra la puerta a algo connatural al hombre, que –por definición- es animal, racional y religioso, esto saldrá por las rendijas, aunque deshilachado y fraccionado. Así lo muestra, entre otros «signos de los tiempos», la proliferación de las sectas.
Evidentemente, además, hay otras causas por las que alguien puede convertirse en adepto y adicto a una secta. Piénsese en las carencias familiares y sociales, en las deficiencias de la respuesta pastoral de la iglesias tradicionales, en la fascinación de lo novedoso sin pasado ni «pecados históricos», en situaciones límite de soledad y marginación social, etc. (cf. mi Diccionario enciclopédico…, pp. 153158).
- ¿Hay entre las sectas un denominador común?
- Evidentemente, como casi todas las realidades, las sectas tienen unas notas específicas o definitorias, más o menos comunes a todas, y unos rasgos individuales o propios de cada una, como los seres humanos tenemos unos rasgos específicos, comunes a todos los pertenecientes a la especie humana y, además, los propios de cada individuo. He aquí algunos específicos.
- La autonomía. Si un grupo no es autónomo será secta si lo es la entidad mayor en el cual está integrado, por ejemplo: Dianética, Narconón, Droganón y la Iglesia de la Cienciología.
- El proselitismo fanático. El proselitismo se refiere a algo accesorio, a saber, al modo de transmitir las propias convicciones, etc. En sí no es malo, sino algo lógico y hasta natural. Si alguien posee algo que considera muy bueno, sería un egoistón si no tratara de comunicárselo a los demás. Es malo si no se limita a «exponer o proponer» sus convicciones y creencias a los demás, sino que trata de «imponerlas» por medio de acoso o de una insistencia pertinaz, un camaleonismo táctico, mediante la violencia manifiesta o camuflada (mensajes subliminales, etc.), recurriendo a medios moralmente reprobables, etc.
- Exaltador del esfuerzo personal. En las sectas todo o casi todo es fruto del esfuerzo de los adeptos con la ayuda del grupo, pero sin la gracia divina. Apenas cuenta la oración.
- La expectación de un inminente cambio maravilloso, ya colectivo de signo catastrófico, apocalíptico (fin del mundo: Testigos de Jehová, Misión Rama, etc.; final de cada ciclo cósmico: sectas de origen hindú y budista; «guerra nuclear»: secta Moon), o utópico, bucólico (Nueva Era, Escuela Arcana, Buena Voluntad Mundial; el paso a un paraíso extraterrestre: sectas ufónicas), ya individual (una especie de transformación del «hombre» en «superhombre»: Nueva Acrópolis, varias sectas esotéricas, Meditación Transcendental y otros Métodos del Potencial Humano).
- ¿La masonería es una secta, un movimiento cultural, una religión…?
- La masonería podría ser catalogada como secta y algunos así la consideran. «La masonería es secta y madre de muchas sectas» (Gabriel Yehudah Shahor –G. López de Rojas antes de su regreso al judaísmo-, que, en el año 2006, abandonó la masonería, en la que era grado 33º, y las sectas luciferinas fundadas por él, cf. mi obra La trama masónica, pp. 287-316, cap. XI: La creatividad de los masones, origen de numerosas sectas y organizaciones).
Los masones han fundado muchas sectas que luego, de ordinario, ha seguido su desarrollo más o menos autónomo respecto de la masonería. Por otra parte, no pocos masones pertenecen a la masonería y a alguna de las sectas de origen e impronta masónicos. Algunos grupos están formados por masones de los grados superiores (del 30º al 33º), por ejemplo: la Gran Logia Rockefeller, organización secreta del iluminismo, de signo luciferino, con sede central en Nueva York.
Los masones suelen negar que la masonería sea una religión. Pero Fort-Newton reconoce: «Preferimos decir que la masonería no es una religión, sino la religión, que no es una Iglesia confesional, sino un culto en el que pueden coincidir hombres de todas las religiones». Este masón lo dice en un libro titulado precisamente «La religión de la masonería» (Madrid 1987), publicado en una editorial masónica, a juzgar por su nombre «Acacia». En las Constituciones de Anderson, promulgadas en el año 1723 (seis años después de la fundación de la «masonería especulativa» o actual en el 1717) y aceptadas por todas las ramas masónicas se proclama: «En tanto que masones nosotros pertenecemos solamente a la religión universal, antes mencionada», a saber, a la integrada por «lo común a todas las religiones». Por eso el laicismo moderno, que es de origen e impronta masónicos, recluye lo específico cristiano y de cualquier otra religión al foro de la conciencia personal y dentro de los templos. Las calles, universidades, hospitales, etc., lo público, deben reservarse a lo común a todas las religiones y a todas las éticas. De ahí la necesidad de eliminar los signos cristianos (crucifijo, belenes, etc.) de las aulas, etc. De ahí la asignatura «Educación para la ciudadanía» (en lo común con la exclusión de lo específico de las distintas religiones y éticas, aunque lo pidan la mayoría de los padres de los alumnos). Y «lo común» es establecido mediante el consenso por los representantes políticos y por el gobierno.
- ¿Tiene la masonería mucha incidencia en España?
- Basta ver la legislación actual, sus disposiciones y orientación para responder afirmativamente. Los gobiernos del Sr. Rodríguez Zapatero están introduciendo descaradamente el laicismo masónico. Caen en la anacronía y falta de originalidad de seguir los pasos del gobierno francés de hace exactamente cien años (1905). En el año 2005, Ascensión Tejerina, entonces Gran Maestra de la Gran Logia Simbólica de España (sustituida en ese puesto en junio del 2005 por el periodista Jordi Farrerons en el palacio de Sástago de Zaragoza, ciudad con dos logias de la GLSE), afirmaba: «Hay muchos masones en el Partido Popular y en el PSOE. Y no pasa nada…» (entrevista en La Vanguardia, 7 de mayo de 2005). Creo que exagera algo en una dirección. Hay bastantes más masones en el PSOE que en el PP. No obstante, son masones varios miembros de la cúpula directiva del PP en el nivel nacional y en el de algunas autonomías.
- ¿Cuál debe ser la actitud de los católicos ante las sectas y para no caer en ellas?
- Nos sugiere la respuesta el documento vaticano: «Sectas y nuevos movimientos religiosos». Un desafío pastoral, el más importante sobre esta realidad por ser cronológicamente el primero (año 1986), por su extensión y por su contenido. Con sus palabras (las entrecomilladas), las sectas son:
Un «serio problema, para algunos una situación alarmante» de no fácil solución y que plantea «problemas pastorales» (I, 2-3).
«Uno de los signos de nuestro tiempo» (V, 2). Luego debemos preguntarnos: ¿Qué nos está diciendo Dios por medio de este signo?
Además de un problema y un signo de los tiempos, son un reto o «desafío pastoral» (I,6; III; V,1. ¿Cómo debemos afrontarlo?
Un «kairós u oportunidad para la nueva evangelización», «un estímulo para la renovación espiritual y eclesial» (III, 1-6), así como «para una mayor eficacia pastoral» (IV).
San Pablo reconoce: «Pues es hasta conveniente que haya sectas entre vosotros» (2Cor 11,19) con tal que (comenta san Agustín) se conozca su realidad, se estudien las cuestiones suscitadas por ellas, se ore más intensamente y se adopte una actitud activa, positiva, apostólica.
A veces se habla como si los agentes externos (sectas, laicismo, etc.) fueran los culpables de la descristianización de las naciones tradicionalmente cristianas. Pero es señal de ser enfermo o enfermizo, viejo o prematuramente envejecido el culpar los achaques y manías personales al ambiente, al clima, a las corrientes de aire, etc. El joven, mucho más si es atleta, corre por el campo en verano y en invierno, come lo que sea y generalmente no le pasa nada. Los remedios eficaces pueden resumirse en una información adecuada, en fomentar la vibración interior (ser personas de oración y que hacen ratos de oración), en promover el dinamismo apostólico (ser apóstoles y hacer apostolado). Tiene razón Saint-Exupery: «Si quieres construir un barco, no reúnas con un pregón a la gente para que traiga madera, prepare las herramientas, se distribuyan la tareas y se ponga cada uno a hacer su trabajo, sino despierta en la gente el anhelo del infinito y dilatado mar». El contemplativo de Jesucristo de día y de noche, el santo y apóstol, no corre el riesgo de quedar atrapado en la red de las sectas, aunque arrecie la opresión y persecución desde fuera ni aunque interiormente atraviese las tinieblas y zozobras de la noche oscura de los sentidos y del espíritu.