Alas rotas

 

Sólo con leer el capítulo octavo se puede comprender la dificultad de Olga para vivir cada momento. Dependiente de los demás en su totalidad y plenamente consciente de su vida, da las gracias a Dios por todo. Gracias a Dios y a la fuerza que Él me da, son más los días alegres que los tristes y, a pesar que mi Cruz ya no es de plástico ni de madera, que es de hierro, merece la pena luchar para vivir y vivir para luchar.

 

La vida de Olga fue plena de vitalidad, cualidad que contagió a las personas de su alrededor. Casi ninguno entendía cómo, a pesar de sus dificultades, Olga mantenía ese buen humor, ese trato tan especial con todo el mundo. Y es que ella tuvo una vida plena en el Señor, del que está acompañada para toda la eternidad.

 

Olga Bejano Domínguez (Madrid 1963), residió durante su infancia en Madrid, Pamplona, Palma de Mallorca, Puertollano (Ciudad Real) y Logroño donde vive actualmente. Es decoradota de interiores por la escuela de Artes y Oficios de Logroño y fotógrafa profesional por el C.E.I. (Centro de Estudios de la Imagen) de Madrid. Trabajó seleccionando niños para fotografía publicitaria en la revista Dunia y como fotógrafa política y asesora de imagen en la campaña electoral de un partido político. En 1987 una enfermedad neuromuscular empezó a paralizar lentamente todo su cuerpo. Escribió artículos relacionados con la vida y la enfernmedad. En 1997 publica el libro Voz de Papel. Por ello en enero de 1998 el pueblo riojano la proclama Riojana del Año y en junio del mismo año le conceden la Medalla de Oro de La Rioja. Gracias a unos movimientos casi imperceptibles en su mano derecha inventó un sistema de comunicación con un abecedario, mediante el que se expresaba gracias a unos débiles movimientos de su mano derecha. Libros Libres ha editado con gran éxito sus anteriores libros, Alma color salmón, Voz de papel, y Los garabatos de Dios.