El consejo del Papa para superar momentos de oscuridad: «Mirar el crucifijo y las llagas de Cristo»
El Papa Francisco predicó este martes durante la misa celebrada en la Casa Santa Marta la importancia de mirar a Cristo ensangrentado en la cruz como una ayuda para superar los momentos de oscuridad y desilusión que se van dando durante el camino de conversión.
No mirar a la cruz puede llevar en estos momentos en rechazar a Dios y el Papa puso como ejemplo al pueblo de Israel durante su travesía por el desierto. Pese a haber recibido el maná o agua rechazaron a Moisés al ver la tierra prometida y comprobar que en ella vivían pueblos poderosos.
El precedente del pueblo de Israel
“El pueblo no soportó el viaje”, dijo el Papa, del mismo modo que las personas comienzan “una vida para seguir al Señor, para estar cercano al Señor, pero llegan a un punto en que las pruebas parecen superarlos”.
Llegados a este punto la persona llega a decir “¡basta!, yo aquí me paro y me doy la vuelta” y se empieza a pensar con nostalgia, “cuanta comida maravillosa comíamos allí”.
Estos pensamientos provienen, agregó Francisco, del diablo que “te hace ver lo bello de una cosa que has dejado, de las cuales te has convencido en el momento de la desolación del camino, cuando todavía no has alcanzado la promesa que te hizo el Señor”.
Las "pruebas" del Señor
El Papa avisó de que en Cuaresma se puede llegar a “pensar de este modo. O concebir la vida como una Cuaresma: siempre hay pruebas y las consolaciones del Señor como el maná, el agua… Y a pesar de todo, el pueblo de Israel no podía olvidar lo que comían en la mesa de la esclavitud”.
Según recoge Aciprensa, Francisco dijo que esa tentación que experimentaron los israelitas en el desierto es la misma que afecta a cualquier persona cuando se quiere seguir al Señor pero se atasca. El error, cuando eso sucede, es “hablar a espaldas de Dios e intoxicarse el alma” debido a que se piensa que Dios no lo quiere ayudar.
El Papa siguió explicando el significado de la Primera Lectura, y en concreto la escena en que Dios envía unas serpientes que empiezan a morder a los israelitas que habían murmurado contra Él. Entonces Moisés intercede por ellos, y el Señor le ordena que haga una serpiente de bronce y que la eleve sobre un asta. Todo aquel que hubiera sufrido la mordedura y mirara la serpiente de bronce, quedaría curado.
La figura de Cristo en la cruz
Lejos de ser un elemento idolátrico, el Santo Padre señaló que la serpiente de bronce sobre el asta es un elemento profético: “es la figura de Cristo sobre la cruz”. “Ahí está la llave de nuestra salvación, la llave de nuestra paciencia en el camino de la vida, la llave para superar nuestros desiertos: mirar al crucifijo. Mirar a Cristo crucificado”, indicó.
De este modo, en los momentos de dificultad en el camino, “mirar al crucifijo”, a “Cristo cubierto de llagas”. En concreto, invitó a mirar a los crucifijos “feos”, pero “realistas”. “Porque los artistas han hecho crucifijos bellos, artísticos”, lo cual “no siempre es mundanidad”, porque el artista pretende así mostrar “la gloria de la cruz, la gloria de la resurrección”.
Pero para los momentos en que se siente desfallecer en el camino, el Papa recomendó mirar a aquellos crucifijos en los que se muestra a Cristo cubierto de sangre, antes que aquellos en los que se muestra la gloria. Y ya después contemplar la gloria de la resurrección.
El obispo de Roma finalizó la homilía haciendo una recomendación: “Enseñad a vuestros hijos a mirar el crucifijo y la gloria de Cristo. Pero nosotros, en los momentos malos, en los momentos difíciles, intoxicados un poco por haber dicho en nuestros corazones cualquier cosa contra Dios, miremos las llagas de Cristo”.
No mirar a la cruz puede llevar en estos momentos en rechazar a Dios y el Papa puso como ejemplo al pueblo de Israel durante su travesía por el desierto. Pese a haber recibido el maná o agua rechazaron a Moisés al ver la tierra prometida y comprobar que en ella vivían pueblos poderosos.
El precedente del pueblo de Israel
“El pueblo no soportó el viaje”, dijo el Papa, del mismo modo que las personas comienzan “una vida para seguir al Señor, para estar cercano al Señor, pero llegan a un punto en que las pruebas parecen superarlos”.
Llegados a este punto la persona llega a decir “¡basta!, yo aquí me paro y me doy la vuelta” y se empieza a pensar con nostalgia, “cuanta comida maravillosa comíamos allí”.
Estos pensamientos provienen, agregó Francisco, del diablo que “te hace ver lo bello de una cosa que has dejado, de las cuales te has convencido en el momento de la desolación del camino, cuando todavía no has alcanzado la promesa que te hizo el Señor”.
Las "pruebas" del Señor
El Papa avisó de que en Cuaresma se puede llegar a “pensar de este modo. O concebir la vida como una Cuaresma: siempre hay pruebas y las consolaciones del Señor como el maná, el agua… Y a pesar de todo, el pueblo de Israel no podía olvidar lo que comían en la mesa de la esclavitud”.
Según recoge Aciprensa, Francisco dijo que esa tentación que experimentaron los israelitas en el desierto es la misma que afecta a cualquier persona cuando se quiere seguir al Señor pero se atasca. El error, cuando eso sucede, es “hablar a espaldas de Dios e intoxicarse el alma” debido a que se piensa que Dios no lo quiere ayudar.
El Papa siguió explicando el significado de la Primera Lectura, y en concreto la escena en que Dios envía unas serpientes que empiezan a morder a los israelitas que habían murmurado contra Él. Entonces Moisés intercede por ellos, y el Señor le ordena que haga una serpiente de bronce y que la eleve sobre un asta. Todo aquel que hubiera sufrido la mordedura y mirara la serpiente de bronce, quedaría curado.
La figura de Cristo en la cruz
Lejos de ser un elemento idolátrico, el Santo Padre señaló que la serpiente de bronce sobre el asta es un elemento profético: “es la figura de Cristo sobre la cruz”. “Ahí está la llave de nuestra salvación, la llave de nuestra paciencia en el camino de la vida, la llave para superar nuestros desiertos: mirar al crucifijo. Mirar a Cristo crucificado”, indicó.
De este modo, en los momentos de dificultad en el camino, “mirar al crucifijo”, a “Cristo cubierto de llagas”. En concreto, invitó a mirar a los crucifijos “feos”, pero “realistas”. “Porque los artistas han hecho crucifijos bellos, artísticos”, lo cual “no siempre es mundanidad”, porque el artista pretende así mostrar “la gloria de la cruz, la gloria de la resurrección”.
Pero para los momentos en que se siente desfallecer en el camino, el Papa recomendó mirar a aquellos crucifijos en los que se muestra a Cristo cubierto de sangre, antes que aquellos en los que se muestra la gloria. Y ya después contemplar la gloria de la resurrección.
El obispo de Roma finalizó la homilía haciendo una recomendación: “Enseñad a vuestros hijos a mirar el crucifijo y la gloria de Cristo. Pero nosotros, en los momentos malos, en los momentos difíciles, intoxicados un poco por haber dicho en nuestros corazones cualquier cosa contra Dios, miremos las llagas de Cristo”.
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