¿Cómo debe ser el ayuno y la limosna en Cuaresma? Cuidado con caer en la «hipocresía», dice el Papa
El Papa Francisco ha predicado este viernes sobre el sentido de la Cuaresma durante la homilia de la misa en Santa Marta. Según explicó, de poco sirve el ayuno si uno es injusto, no rompe las cadenas injustas, no comparte el pan con los hambrientos, no da paga lo que indica la ley a los empleados o se da limosna “para hacerse ver”.
Según recoge Zenit, basándose en la primera lectura, el Santo Padre habló de cómo Dios reprende a los hipócritas que ayunan, se ocupan solo de sus negocios y oprimen trabajadores. Si de un lado hacen penitencia por el otro realizan injusticias con sus ‘negocios sucios’.
El ayuno es “el arrepentimiento que se nos pide en este tiempo de Cuaresma” y “del corazón que se siente pecador y sabe que es un pecador”. En cambio “el otro es el ayuno ‘hipócrita’ –una palabra usada mucho por Jesús– un ayuno para ser visto o sentirse bien, pero mientras tanto cometen injusticia, no están bien, explotan al pueblo.
Para ello, puso un ejemplo:
-"‘Pero yo soy bueno, voy a hacer una buena ofrenda para la Iglesia’.
-"‘Más bien dime, ¿pagas lo justo a tus empleados del hogar? ¿a tus empleados les paga en negro? ¿O como manda la ley, de manera que puedan alimentar a sus hijos?'”.
El Papa Francisco narró una historia que ocurrió poco después de la Segunda Guerra Mundial al padre jesuita Pedro Arrupe, cuando era misionero en Japón. Un rico hombre de negocios le dio una donación por su actividad evangelizadora, pero llevó consigo a un fotógrafo y un periodista. El sobre contenía sólo 10 dólares. “Esto es lo mismo que hacemos cuando no pagamos lo justo a nuestra gente”, dijo.
Por eso, precisó el Pontífice, Jesús dijo: “Cuando rezas, que sea en secreto, cuando das limosna, no toquen trompeta, cuando ayunes, no estés triste ‘, es lo mismo que si dijese: ‘Por favor, cuando hagan un buen trabajo no tomen como soborno esta buena obra, es sólo para el Padre'”.
"También nos ayudará -dijo el Papa- a pensar lo que un hombre siente después de una cena que le costó 200 euros, por ejemplo, y yendo a casa ve a un hambriento, lo mira y sigue caminando. Nos hará bien en pensar en esto”.