La tarea del obispo es orar y proclamar a Cristo, que no se distraiga con otras cosas, avisa el Papa
La tarea del obispo es orar y proclamar la Resurrección de Jesús. Si el obispo no reza y no anuncia el Evangelio, sino que se ocupa de otras cosas, el pueblo de Dios va a sufrir. Así advirtió el Papa Francisco en la misa matinal en la residencia Santa Marta este viernes 22 de enero.
El Evangelio del día (Mc 3, 1319) explica cómo Jesús convoca a los que serán sus Doce Apóstoles.
Los quiere "para estar con él y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios".
Los Doce, dice Francisco, "son los primeros obispos." Después de morir Judas, elegirán a Matías: es "la primera ordenación episcopal de la Iglesia".
"Los obispos son los pilares de la Iglesia", llamados a ser testigos de la Resurrección de Jesús, insiste el Papa.
"Nosotros, los obispos tenemos esa responsabilidad de ser testigos: testigos de que el Señor Jesús está vivo, de que el Señor Jesús ha resucitado, de que el Señor Jesús camina con nosotros, de que el Señor Jesús nos salva, de que el Señor Jesús dio su vida por nosotros, de que el Señor Jesús es nuestra esperanza, de que el Señor Jesús siempre nos da la bienvenida y nos perdona. Testimonio. Nuestra vida debe ser un verdadero testimonio de la Resurrección de Cristo", proclamó.
Los obispos - continuó el Papa - tienen dos tareas: "La primera tarea de un obispo es estar con Jesús en la oración. La primera tarea de un obispo no es hacer planes pastorales, no. Es orar.”
“La segunda tarea es ser un testigo, predicar. Predica la salvación que el Señor Jesús ha traído”, completó.
“Estas dos tareas no son fáciles, pero son precisamente estas dos tareas los fuertes pilares de la Iglesia. Si estas columnas se debilitan porque el obispo no ora o reza poco, o se olvida de orar; o porque el obispo no anuncia el Evangelio y se encarga de otras cosas, la Iglesia también se debilita. El pueblo de Dios sufre, debido a que las columnas son débiles ".
"La Iglesia sin el obispo no puede avanzar", dijo el Papa. Por eso es un deber para todos orar por los obispos, “una obligación del amor, la obligación de los hijos hacia el padre, la obligación de los hermanos para que la familia se mantenga unida en la confesión de Jesucristo, vivo y resucitado ".
“Nosotros también tenemos debilidades, también tenemos el peligro de Judas, que había sido elegido también él como una columna. Corremos el riesgo de no orar, de hacer cosas que no son ‘anunciar el Evangelio y echar fuera demonios’. Orad para que los obispos sean lo que quiso Jesús, que todos demos testimonio de la Resurrección de Jesús. El pueblo de Dios ya ruega por los obispos. En cada Misa oramos por los obispos: se reza por Pedro, cabeza del colegio de los obispos, y por el obispo local. Pero esto es poco: se dice el nombre, pero muchas veces se dice por costumbre, y se continúa. ¡Orad por el obispo con el corazón, pedidle al Señor: ‘Señor, cuida de mi obispo; cuida a todos los obispos, envía obispos que sean verdaderos testigos, obispos que oren, que ayuden con su predicación a que entendamos el Evangelio, para estar seguro de que Tú, Señor, estás vivo, estás con nosotros ".
El Evangelio del día (Mc 3, 1319) explica cómo Jesús convoca a los que serán sus Doce Apóstoles.
Los quiere "para estar con él y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios".
Los Doce, dice Francisco, "son los primeros obispos." Después de morir Judas, elegirán a Matías: es "la primera ordenación episcopal de la Iglesia".
"Los obispos son los pilares de la Iglesia", llamados a ser testigos de la Resurrección de Jesús, insiste el Papa.
"Nosotros, los obispos tenemos esa responsabilidad de ser testigos: testigos de que el Señor Jesús está vivo, de que el Señor Jesús ha resucitado, de que el Señor Jesús camina con nosotros, de que el Señor Jesús nos salva, de que el Señor Jesús dio su vida por nosotros, de que el Señor Jesús es nuestra esperanza, de que el Señor Jesús siempre nos da la bienvenida y nos perdona. Testimonio. Nuestra vida debe ser un verdadero testimonio de la Resurrección de Cristo", proclamó.
Los obispos - continuó el Papa - tienen dos tareas: "La primera tarea de un obispo es estar con Jesús en la oración. La primera tarea de un obispo no es hacer planes pastorales, no. Es orar.”
“La segunda tarea es ser un testigo, predicar. Predica la salvación que el Señor Jesús ha traído”, completó.
“Estas dos tareas no son fáciles, pero son precisamente estas dos tareas los fuertes pilares de la Iglesia. Si estas columnas se debilitan porque el obispo no ora o reza poco, o se olvida de orar; o porque el obispo no anuncia el Evangelio y se encarga de otras cosas, la Iglesia también se debilita. El pueblo de Dios sufre, debido a que las columnas son débiles ".
"La Iglesia sin el obispo no puede avanzar", dijo el Papa. Por eso es un deber para todos orar por los obispos, “una obligación del amor, la obligación de los hijos hacia el padre, la obligación de los hermanos para que la familia se mantenga unida en la confesión de Jesucristo, vivo y resucitado ".
“Nosotros también tenemos debilidades, también tenemos el peligro de Judas, que había sido elegido también él como una columna. Corremos el riesgo de no orar, de hacer cosas que no son ‘anunciar el Evangelio y echar fuera demonios’. Orad para que los obispos sean lo que quiso Jesús, que todos demos testimonio de la Resurrección de Jesús. El pueblo de Dios ya ruega por los obispos. En cada Misa oramos por los obispos: se reza por Pedro, cabeza del colegio de los obispos, y por el obispo local. Pero esto es poco: se dice el nombre, pero muchas veces se dice por costumbre, y se continúa. ¡Orad por el obispo con el corazón, pedidle al Señor: ‘Señor, cuida de mi obispo; cuida a todos los obispos, envía obispos que sean verdaderos testigos, obispos que oren, que ayuden con su predicación a que entendamos el Evangelio, para estar seguro de que Tú, Señor, estás vivo, estás con nosotros ".
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