Un 30% de madres no creía a sus hijos; apenas un 5% de padres acudió a la justicia
Examinando el informe Sauvé de abusos en Francia: los lugares, los padres, el efecto en la fe...
El informe o Rapport Sauvé sobre abusos a menores en entornos eclesiales en Francia es difícil de resumir y mezcla informaciones con opiniones. Hay que distinguir en él varias cosas:
- los datos de un sondeo estadístico con 28.000 personas sobre abusos en cualquier entorno en Francia
- el llamamiento a testimonios de víctimas: 1.448 rellenaron unos cuestionarios detallados que dan información útil
- las proyecciones estadísticas sobre el número de víctimas a lo largo de 70 años en un país de 60 millones de habitantes (de esa proyección estadística, perfectamente discutible, sale la cifra de que entre 265.000 y 396.000 personas hoy vivas fueron dañadas en entornos católicos, bien por clérigos, bien por monitores laicos). De cada 100 víctimas de abusos a menores en Francia, 6 corresponderían a entornos católicos.
- Hay cifras dudosas, como han señalado muchos: si se calcula que hubo unos 3.000 abusadores y se habla de 300.000 víctimas, salen 100 víctimas de media por abusador. Pero muchos abusadores sólo agredieron a tres, cuatro o cinco personas, o menos, lo que obliga a muchos otros a tener varios centenares de víctimas, algo insostenible.
- hay en el informe muchas páginas de hipótesis sobre causas y efectos, que también pueden ser motivo de debate
- se incluye una lista de 45 propuestas, algunas más razonables y acertadas que otras
Dejando de lado las extrapolaciones estadísticas y las opiniones, es en los 1.448 formularios respondidos donde se encuentra la información más interesante y concreta, por ejemplo, sobre reacciones de la familia, sobre como afectó a la fe de las víctimas y muchos otros aspectos.
Se puede consultar en un dossier en PDF de 455 páginas en francés aquí en la web del INSERM, la institución pública francesa que ha colaborado en el informe.
27 casos de violación en los últimos 30 años
La prensa habla de cientos de miles de víctimas a partir de proyecciones estadísticas de décadas antiguas. Pero CIASE, la comisión investigadora, pidió testimonios durante un año y medio, con todo el apoyo de la Iglesia y de la prensa y de las asociaciones de víctimas, pidió que todas las personas y asociaciones que conocieran casos contactaran con ella. De ahí salieron los cuestionarios respondidos por 1.443 personas, manteniendo su identidad en secreto.
De esas 1.443 personas, sólo 90 reportaron abusos sucedidos después de 1990. De ellos, 20 se produjeron contra adultos (de 18 a 20 años). Los abusos contra menores fueron 70, y de ellos 27 se considerarían violación (implican penetración). El resto son abusos de tocamientos o exhibicionismo. Por supuesto, todo eso es aborrecible y debe prevenirse y castigarse. Pero hablamos de un par de casos anuales de abusos declarados bajo confidencialidad (ni siquiera llevados a tribunales) en las tres últimas décadas.
El factor homosexual
La prensa católica conservadora detalla que, como en otros países, se confirma la proporción de que mientras en la sociedad el 80% de abusos a menores es contra niñas, en los entornos de Iglesia el 80% de las víctimas son varones.
Se puede matizar distinguiendo dos épocas distintas. De los años 40 al 2000, 7 de cada 10 víctimas en ambientes de Iglesia eran hombres. Pero desde el año 2000 (cuando las víctimas declaradas son muchísimas menos) se reparten casi al 50% entre hombres y mujeres.
Hay mucho que investigar sobre esto, pero parece bastante razonable, con los datos, deducir que hasta los años 90 abundaron los pedófilos propiamente dichos , los que buscan a menores de 10 años, de ambos sexos, pero que en entornos católicos depredaban sobre todo contra niños varones porque es lo que había en sus entornos "de caza": las escuelas e internados masculinos. Al disminuir estos internados, disminuyen estos abusos.
También abundaron los efebófilos, es decir, homosexuales interesados en seducir (o directamente depredar) adolescentes ya púberes, exclusivamente varones, que es la inmensa mayoría de los casos.
En los últimos 30 años hay cifras muy distintas, hasta cuatro veces menores. Entonces en entornos católicos cobra peso lo que se ve en el resto de la sociedad: hombres interesados en acceder a mujeres vulnerables, bien aprovechando la fuerza (en campamentos, colonias, relaciones de trabajo, etc...) o mediante el engaño espiritual y abuso terapéutico ("soy tu superior y Dios me dice que tengamos relaciones", "las normas de la Iglesia no valen para nosotros, los elegidos").
Los casos en la escuela católica casi han desaparecido: 8 casos en 30 años
Los lugares de abuso también han cambiado: de los 40 a los 70, destacó la escuela católica, que concentraba un 30% de abusos, mientras que hoy apenas un 3% de casos (exactamente 8 en los últimos 30 años según los cuestionarios) tienen lugar en la escuela.
Por el contrario, si en aquella época los abusos en campamentos y excursiones eran un 15% del total, hoy se han doblado (en porcentaje, no en casos absolutos): son espacios sin padres a los que pueden acudir adultos que buscan sexo con chicas adolescentes, por ejemplo. Pero las cifras absolutas en campamentos y excursiones son de 27 casos en los últimos 30 años: menos de uno por año.
Un tercio de víctimas perdió la fe, otro 43% la mantuvo
De las víctimas de abusos, un 30% declara que perdió la fe, mientras que un 43% declara que la ha mantenido. Hay un grupo grande, del 18%, que no sabe qué decir al respecto.
Un 48% de víctimas siguen considerándose católicas, mientras que un 45% dicen que dejaron el catolicismo y no optaron por ninguna otra religión.
A partir de los 1.443 cuestionarios respondidos se advierte que el 95% de las víctimas recibió una educación católica, el mismo 95% recibió catequesis y el 72% fueron a una escuela católica. Un 55% de las víctimas varones fueron a un internado, así como una de cada tres víctimas femeninas.
Muchas de las víctimas estaban implicadas en la Iglesia como seminaristas, voluntarios... Otras entraron a servir o con una vocación después de los abusos, arrastrando una herida emocional. ¿Cuántos dejaron de trabajar en la Iglesia o en sus apostolados? Responden que sí han dejado los hábitos o toda colaboración directa:
- 17 ex-religiosas
- 12 ex-religiosos
- 16 ex-sacerdotes
- 26 misioneros y 20 misioneras
- 369 laicos
Pero 762 víctimas (el 62,4% de las que responden cuestionarios) siguen participando activamente con la Iglesia en distintas tareas.
Atreverse a contarlo
¿Conoce usted a otras personas abusadas por el mismo abusador que usted?, preguntaba el cuestionario. Un 58,6% declaraba conocer otras víctimas del mismo agresor, un 41% respondía "no lo sé". En la encuesta de población general, los que conocían otras víctimas del mismo agresor eran menos: un 44,6%. Esto reforzaría la idea de que un mismo agresor buscaba acceder a más y más víctimas, y el entorno de una escuela o internado resultaba muy adecuado para él.
De los 1.448 cuestionarios respondidos, 237 víctimas explican que nunca antes de esta iniciativa hablaron de sus abusos ni acudieron a contarlo a nadie. ¿Por qué razones mantuvieron silencio? La mitad por vergüenza, un tercio por falta de palabras para expresarlo y miedo a no ser creídos. Estas son las que declaran (cada uno puede declarar varias):
-Sentía vergüenza por lo que pasó 129
-No tenía palabras para expresarlo 79
-Pensaba que no le creerían 79
-Pensaba que hablar no serviría de nada 76
-Sería molesto para sus familiares 63
-Pensó que era algo normal 59
-El abusador le dijo que no hablara 48
-Era demasiado doloroso 44
-Temía ser despedido o excluido 19
-Había olvidado los hechos 8
-Quería proteger a otras personas de la comunidad 4
Pero en realidad, sólo un 17% de los que responden el cuestionario se habían mantenido callados hasta ahora, hasta esta petición de testimonios.
Uno de cada cinco abusados enseguida lo contó (y 2 de cada 5 en nuestra época)
Un 20% de abusados, según los cuestionarios, habló inmediatamente tras los abusos. Otro 63% lo hizo más adelante. Hablaron inmediatamente del 18 al 23% de los abusados entre 1940 y 1989. Y en tiempos más modernos, hablaron inmediatamente más personas: un tercio de los abusados del 2000 al 2009 y un 40% de los abusados desde 2010.
Es decir, en nuestra época los que lo denuncian al momento (no judicialmente, pero sí a otras personas) son el doble que en los años 50. Y, de hecho, desde 1989 casi no se encuentran casos de personas que no lo hayan comentado, aunque fuera tiempo después.
En cuanto a los que se han demorado en contarlo, vemos la misma diferencia por épocas. Los abusados entre 1940 y 1969 tardaron unos 19 años de media en contarlo. Pero los abusados en los años 90 tardaron unos 10 años en contarlo, y los abusados a partir del 2000, tardaron 6 años en decidirse a contarlo.
¿Qué hacían los padres -sobre todo las madres- cuando se lo contaban?
Puede ser útil para la prevención de nuevos casos entender que los que hablaron enseguida lo hicieron sobre todo con su madre (6 de cada 10); un 30% de hombres lo habló con su padre y un 20% de varones fue rápidamente a contarlo a alguien de la Iglesia. Una de cada cinco víctimas lo comentó con un amigo.
En cuanto a las víctimas que tardaron tiempo, casi siempre años, en contarlo, se abrieron a explicarlo a su madre (un 30%), a su padre (un 20%), a su pareja (un 61% de hombres y 45% de mujeres), a una asociación de víctimas (la mitad de las mujeres y un tercio de los hombres) y a personal de la Iglesia (un tercio de las víctimas).
Del total de cuestionarios, menos de un 13% (197 personas) declaran haber acudido a las autoridades judiciales, policiales o abogados a exponer su caso.
¿Cómo reaccionaron los padres cuando sus hijos les contaban los abusos recién cometidos? Un 30% de madres (que, recordemos, son las primeras en enterarse) y un 23% de padres no se lo creían. Una de cada 3 madres se lo creían, pero no querían que se supiese (igual que un 23% de padres). Casi ningún progenitor (apenas un 5 o 6%) echaba la culpa al menor.
Un 27% de madres y un 32% de padres contactaron con la Iglesia. Sólo un 3% de madres y un 6% de padres acudieron a la justicia. Entre los padres que se enteraron un tiempo después, el recurso a la justicia fue similar: entre el 3 y 6%.
Objetivo: entender y prevenir
Las proyecciones estadísticas del informe Sauvé pueden y deben ser sometidas a crítica, pero las respuestas de los 1.448 cuestionarios pueden dar mucha información para entender, prevenir y combatir los abusos.
En Francia, Escocia e Inglaterra la Iglesia está trabajando en la línea de centralizar esta lucha en una única oficina especializada en cada país.
En España, en cambio, los obispos han descartado una única oficina que lo centralice, y apuestan por varios organismos interdiocesanos con distintas atribuciones, agrupando diócesis por regiones.
A nivel español, los obispos han descartado encargar una investigación histórica sobre casos del pasado. Los únicos datos oficiales que se ha difundido en España los dio en abril el portavoz de la Conferencia Episcopal, que podía decir que un total de 220 clérigos en España habían sido denunciados entre 2001 y 2021 (a Doctrina de la Fe, que centralizó los casos por orden de Benedicto XVI), denunciando hechos de cualquier época, de los que 151 casos habían sido ya resueltos y 69 siguen abiertos.