Es monje trapense, produce una de las mejores cervezas del mundo y a partir de ahora será obispo
No es frecuente que monjes trapenses sean elegidos obispos. Sin embargo, en apenas dos meses el Papa ha nombrado a dos priores de abadías de esta centenaria orden como pastores diocesanos. Primero fue Erik Varden, nuevo titular de Trondheim (Noruega), y este miércoles se ha conocido el de Lode Van Hecke para Gante (Bélgica). De hecho, llama la atención que este será el primer trapense en convertirse en obispo en Bélgica, pese a la estrecha relación de la orden con el país.
La vida del nuevo obispo belga está irremediablemente unida a la histórica abadía trapense de Orval, donde encontró su vocación religiosa y en el que ha pasado la mayor parte de su vida monástica. Una trayectoria que tampoco puede separar de la cerveza y de su fabricación.
Esta abadía fabrica una de las mejores cervezas del mundo que lleva precisamente el nombre de Orval. Apenas una docena de cervezas lleva el sello oficial de los trapenses, y esta es una de ellas. En este lugar se producen dos tipos: la Orval y la Petite Orval. Remonta su actividad a 1628, cesó tras el incendio de 1793 y se retomó en 1931, cuando se construyó una nueva fábrica para proveer a la reconstrucción del monasterio. La diseñó, como su característica copa, Henri Vaes, y un año después salía el primer barril.
El que será nuevo obispo de Gante fue durante varios años director de la cervecería de la abadía y hasta ahora ha sido el responsable de toda la gestión comercial que desarrolla esta comunidad trapense y que abarca tanto la cerveza como el queso. La finalidad económica no es lucrativa sino benéfica, esto es, el sostén financiero de la abadía y las abundantes obras de caridad (y de desarrollo y solidaridad de la región) que hacen posible sus abundantes ingresos.
El todavía prior de Orval nació en 1950 y era el segundo de cinco hijos. Creció en un hogar católico, pero siendo adolescente tuvo una importante crisis de fe. Para él Dios era tan sólo un mito.
Sin embargo, el propio Van Hecke afirma que el punto de inflexión en su vida se produjo en un retiro de fin de semana de la escuela de secundaría en la que estudiaba. Un jesuita acudió a hablarles sobre la Biblia, y este joven belga quería entender por qué había personas sensatas e inteligentes que creían en Dios así que él quiso entrar en esta dinámica de descubrir si había o no un dios.
Entonces empezó a leer la Biblia y quedó totalmente seducido por Dios. Y aunque su sueño era ser músico y estudiar en el conservatorio acabaría estudiando Filosofía y Teología siendo monje trapense. En el mismo momento que llegó por primera vez a Orval supo que quería estar allí el resto de su vida. Y allí ha pasado casi 40 años aunque Dios le llevará a partir de ahora por otros caminos.
Dejará su comunidad de 15 monjes, de 88 años el más mayor y 28 el más joven, y su responsabilidad como prior y responsable de la cervecera, para comandar una diócesis como la de Gante con más de un millón de católicos pero que al igual que el resto de la Iglesia en Bélgica se enfrenta a un gravísimo problema de descristianización.