Obispos grecocatólicos ucranianos de todo el mundo se reúnen: «Somos primera línea en información»
Obispos de todo el mundo de la Iglesia Grecocatólica Ucraniana, en plena comunión con Roma, han iniciado este 7 de julio su Sínodo, el primero tras dos años de pandemia y 4 meses de guerra. Se trata de la mayor de las iglesias católicas orientales, con más de 6 millones de fieles y comunidades grandes en muchos países anglohablantes. En Ucrania, antes de la guerra, eran casi el 10% de la población, y mayoría (casi el 60%) en las regiones de Leópolis, Ivano-Frankvist y Ternopil.
Debido a la invasión rusa, el Sínodo se celebra en la ciudad polaca de Przemyśl. Se ha iniciado con la Divina Liturgia en la catedral dedicada a la Natividad de San Juan Bautista.
En el vídeo, la liturgia completa de inicio del Sínodo, con la procesión de los obispos.
Participan 40 obispos grecocatólicos, además del Nuncio del Papa en Polonia -que leyó un mensaje de apoyo del Pontífice-, y con la presencia de algunos obispos polacos anfitriones. Allí han llegado obispos grecocatólicos de Australia, Brasil, Argentina, Canadá, Estados Unidos y diversos países de Europa. Los fue señalando en Arzobispo Mayor de esta iglesia, Sviatoslav Shevchuk, apuntando la importancia que tienen todos para comunicar al mundo y a sus países la visión cristiana sobre la guerra y lo que sucede en Ucrania, lo que incluye decir, puntualizó, cosas distintas a "los diplomáticos, los políticos y los militares".
“Nosotros como Iglesia”, dijo Shevchuk, “estamos en la primera línea de la guerra de la información. Por eso es tan importante para nosotros experimentar este Sínodo, sentir la unidad fraterna de nuestra Iglesia global, que une a todos los ucranianos del mundo, los de Ucrania y los de otros países. Nuestra Iglesia es una voz poderosa para el público mundial, donde hoy tenemos un apoyo muy sincero de pueblos y países que alguna vez no escucharon bien y no sabían quiénes son los ucranianos, por qué luchan, por qué viven, por qué mueren", predicó en el servicio de inicio del Sínodo.
Así, la Iglesia de Ucrania, que durante la dictadura comunista fue llamada a veces "Iglesia del silencio", hoy debe ser una Iglesia que se exprese, que comunique.
"Precisamente, tal vez nuestra Iglesia es la que debería decir que en las modernas circunstancias, crueles, de calamidad militar, es la misericordia de Dios, la misericordia que mostramos unos a otros como expresión de la solidaridad cristiana con las víctimas de esta guerra, lo que salvará a las personas, a las víctimas, a toda la humanidad de un nuevo exterminio mundial global", añadió.
Añadió a los obispos, que llevaban 3 años sin verse, que "ninguno de nosotros podría haber imaginado que el Sínodo de este año, por primera vez en la historia reciente de nuestra Iglesia, nuestro pueblo y el estado ucraniano, se llevará a cabo en condiciones de guerra".
El primado de los grecocatólicos ucranianos también dirigió palabras de agradecimiento a Polonia, a los polacos y a sus obispos y parroquias, que desde hace más de 4 meses acogen con generosidad a millones de refugiados ucranianos. “Agradecemos a todos los polacos por su corazón abierto, porque en Polonia no hay campos de refugiados, sino casas abiertas”, señaló Shevchuk.
Álbum de fotos en Facebook del inicio del Sínodo de los grecocatólicos ucranianos.
Los autobuses de peregrinaciones, para evacuar desplazados
En Ucrania, tanto la Iglesia de rito latino como la de rito griego han tenido que transformarse a causa de la guerra, los bombardeos y la necesidad de atender las grandes cantidades de desplazados. Un ejemplo lo contaba la web de la Iglesia Grecocatólica dos días antes de empezar el Sínodo.
La Iglesia Grecocatólica cuenta con un par de autobuses y una serie de equipamientos que tradicionalmente usaba para organizar peregrinaciones dentro del país o, más a menudo, a santuarios europeos como Lourdes o Czestochowa. Pero con la guerra, los autobuses han realizado ya numerosos viajes para trasladar refugiados, según explica el padre Lubomyr Yavorskyi, ecónomo de la Iglesia.
Todo empezó cuando personas acudieron a los clérigos grecocatólicos de las regiones de Mykolaiv y Donetsk pidiendo ayuda para huir de las zonas de combate. Los primeros viajes de evacuación sacaron a muchos que huían de los combates de Mariúpol. Hasta el momento, han evacuado 536 personas en 11 viajes. También han realizado dos viajes a Francia, llevando refugiados.
Los últimos viajes no los hacen para recoger gente en zonas cercanas al frente, sino a Mykolaiv y Zaporizhzhia, que son las primeras ciudades que se llenaron de desplazados y ya no pueden acoger más.
Desplazados ucranianos evacuados en el autobús que la Iglesia usaba para peregrinaciones.
En las zonas más alejadas del combate (que son las más católicas y de hecho las más religiosas en general: Leópolis, Ivano-Frankivsk, Ternopil y Vinnytsia) la Iglesia tiene 20 refugios en comunidades parroquiales, a menudo colegios o campamentos reconvertidos para alojar desplazados. Una red de voluntarios mantiene en funcionamiento todo, y también algunas personas que cobran un dinero de la Iglesia, con nuevas funciones de acogida, alimentación, atención...
Pero los autobuses no han dejado de hacer peregrinaciones. Ahora llevan a los refugiados y desplazados a los santuarios del Oeste de Ucrania a rezar y recuperar fuerzas. Más de 500 personas han participado ya en estas peregrinaciones. Muchos de ellos han sufrido ya mucho por la guerra, bombardeos, pérdidas de seres queridos, separaciones y otros traumas. Los desplazados también tienen derecho a visitar a la Virgen y orar por la paz y por sus seres queridos.
Para ayudar a las víctimas de la guerra en Ucrania, Cáritas Española ha abierto esta web de donativos y la cuenta Caixabank ES31 2100 5731 7502 0026 6218 . A medida que se alarga la guerra, las necesidades crecen.