Gran hallazgo de objetos religiosos en una antigua mansión católica durante la persecución inglesa
El arqueólogo Matt Champion aceptó pasar el confinamiento por la pandemia investigando los áticos de la mansión Oxburgh Hall, en el condado de Norfolk (centro-este de Inglaterra). Estaba siendo retechada y era una buena ocasión para intentar saber más sobre su pasado.
Decidió levantar el suelo, y se encontró lo que National Trust, asociación que desde 1895 investiga y cuida el patrimonio histórico artístico inglés, considera "el mayor tesoro arqueológico de este tipo escondido bajo la madera" en una casa de su elenco: "La variedad, antigüedad y significación de los objetos encontrados y lo que nos revelan sobre la historia de Oxburgh Hall lo convierten en un descubrimiento único".
Una imagen de la mansión Oxburgh Hall. Foto: National Trust.
El terreno fue heredado por Sir Edmund Bedingfeld en 1476, y años después se construría la casa. Todavía hoy parte de su descendencia vive en algunas de sus dependencias. Los Bedingfeld constituían una familia con creciente influencia en la corte de los Tudor, pero su hijo mayor, Sir Henry Bedingfeld, se negó a firmar el Acta de Uniformidad de 1559, que declaraba ilegal la misa católica. La estirpe permaneció desde entonces fiel a la Iglesia, a pesar de ser su nombre perseguido y marginado.
Sir Henry Bedingfeld. Imagen: Tudor Place.
En la mansión existe uno de los "agujeros del cura" típicos de las casas católicas inglesas, donde se escondía o por donde escapaban los sacerdotes clandestinos que iban a confesar y decir misa para los fieles.
¿Qué encontró Champion, considerado de tanto valor? Lo más valioso es un fragmento de un manuscrito ilustrado del siglo XV que, a pesar del tiempo transcurrido y de la capa de polvo de siglos que lo cubría, todavía conservaba los brillos áureos y azules de las letras capitales.
Este manuscrito es una de las piezas más valiosas encontradas. Foto: National Trust.
Según Anna Forest, restauradora del National Trust a cargo de la supervisión, "el texto es lo bastante claro como para identificarlo como el salmo 39 de la Biblia Vulgata", y por su pequeño tamaño parece haber pertenecido a un Libro de Horas, que se utilizaban para la oración privada: "El hecho de que se utilizaran tintas de oro y azul para las capitales, en vez de los más habituales azul y rojo, sugiere que debe haber sido un libro muy caro de producir, que pudo pertenecer a Sir Edmund Bedingfeld".
Una familia católica fiel
Igualmente se encontraron otros objetos que debieron ser utilizados para las misas clandestinas y por eso eran escondidos con particular cuidado. Por ejemplo, partituras musicales manuscritas del siglo XVI que "probablemente formaron parte de las celebraciones secretas en la capilla secreta". O un libro de salmos de San Juan Fisher.
Otro ejemplo de la catolicidad de la familia son los trozos de una edición de 1590 del Amadís de Gaula, uno de los más célebres libros de caballería de la literatura española, escrito en torno a 1420: "Se sabe", informa National Trust, "que los católicos [ingleses] de aquel periodo solían leer romances ubicados en España, porque los libros mencionan la misa".
Ese libro, así como fragmentos textiles de época isabelina, un inventario de la casa de 1585 u objetos más recientes, como paquetes de cigarrillos o cajas de chocolates de la Segunda Guerra Mundial, también aparecieron entre los escombros. Se ha podido deducir que en algún momento las habitaciones fueron utilizadas para tejer y para clasificar correspondencia, según evidencian los sellos de cera y los fragmentos de manuscritos ingleses y franceses del siglo XVIII.
Según Russell Clement, director general de Oxburgh Hall, "estos hallazgos van mucho más allá de lo que nos esperábamos encontrar. Ofrecen muchas claves que confirman la historia de la mansión como el refugio de una devota familia católica que mantuvo su fe a lo largo de los siglos".