Descansa entre Papas, preso de nazis y comunistas, exiliado en Roma: el cardenal Beran vuelve a casa
El cardenal Josef Beran fue perseguido por los nazis y encarcelado en dos campos de concentración y posteriormente lo fue por los comunistas, que le encerraron doce años antes de echarle de su patria, Checoslovaquia, donde era arzobispo de Praga y primado del país.
Su vida fue un ejemplo de fidelidad a la Iglesia, que sirvió a otros obispos que le sucedieron en los países del bloque comunista a la hora de ejercer su ministerio. Ahora, el Papa Francisco quiere tener un gesto importante con este cardenal checo permitiendo que su cuerpo, enterrado como un privilegio especial en la cripta de la basílica de San Pedro, pueda volver a su tierra y ser enterrado donde él tanto deseaba.
De Dachau a Roslov
Josef Beran fue arrestado por los nazis en 1942 y estuvo en los campos de concentración de Theresienstadt y de Dachau hasta que fue liberado en 1945. Un año después fue nombrado arzobispo de Praga. Destacó por su defensa de la libertad y las denuncias contra las tropelías del nuevo régimen comunista por lo que tras una homilía en la catedral fue detenido en 1949 y enviado posteriormente a la prisión de Roslov hasta 1963, cuando fue expulsado de Checoslovaquia, motivo por el cual llegó a Roma. Allí, el Papa Pablo VI le creó cardenal en 1965 y murió en Italia en 1969.
Tumba del cardenal Beran en la cripta de la basílica de San Pedro
En Roma, Beran trabajó dentro del Concilio Vaticano II, donde pronunció un discurso principal sobre la libertad de conciencia.
La lata de sardinas con la que celebraba misa
En la sacristía de la Capilla Sixtina se custodian valiosos cálices y copones, pero hay uno que destaca sobre el resto. Es una lata, concretamente una lata de sardinas, que fue utilizada precisamente por el cardenal Beran para celebrar misa durante los doce años que estuvo prisionero en Roslov.
Según informa Prague Daily Monitor, el embajador checo en el Vaticano, Pavel Vosalik, ha confirmado que Francisco ha dado el visto bueno para la vuelta del cuerpo después de que en 1969 las autoridades comunistas impidieran que fuera enterrado en su tierra natal.
Su última voluntad
En su última voluntad, Beran pidió ser enterrado en la Catedral de San Vito en Praga o en su ciudad natal de Plzen. Por su parte, el embajador dijo que el cuerpo de Beran podría ser transportado a la República Checa a finales de abril.
Es probable que los restos sean colocados en la tumba de los arzobispos en la Catedral de San Vito este año, con motivo del centenario de la fundación de Checoslovaquia. Según información extraoficial, esto podría tener lugar el día de uno de los santos patronos de la República Checa, ya sea Adalbert (Vojtech) el 23 de abril, o Wenceslao (Vaclav) el 28 de septiembre.
El proceso de beatificación de Beran comenzó en 1998. Debido a su largo, Beran se convirtió en un símbolo de la persecución y mostró al mundo democrático el duro destino de Checoslovaquia.
Su vida fue un ejemplo de fidelidad a la Iglesia, que sirvió a otros obispos que le sucedieron en los países del bloque comunista a la hora de ejercer su ministerio. Ahora, el Papa Francisco quiere tener un gesto importante con este cardenal checo permitiendo que su cuerpo, enterrado como un privilegio especial en la cripta de la basílica de San Pedro, pueda volver a su tierra y ser enterrado donde él tanto deseaba.
De Dachau a Roslov
Josef Beran fue arrestado por los nazis en 1942 y estuvo en los campos de concentración de Theresienstadt y de Dachau hasta que fue liberado en 1945. Un año después fue nombrado arzobispo de Praga. Destacó por su defensa de la libertad y las denuncias contra las tropelías del nuevo régimen comunista por lo que tras una homilía en la catedral fue detenido en 1949 y enviado posteriormente a la prisión de Roslov hasta 1963, cuando fue expulsado de Checoslovaquia, motivo por el cual llegó a Roma. Allí, el Papa Pablo VI le creó cardenal en 1965 y murió en Italia en 1969.
Tumba del cardenal Beran en la cripta de la basílica de San Pedro
En Roma, Beran trabajó dentro del Concilio Vaticano II, donde pronunció un discurso principal sobre la libertad de conciencia.
La lata de sardinas con la que celebraba misa
En la sacristía de la Capilla Sixtina se custodian valiosos cálices y copones, pero hay uno que destaca sobre el resto. Es una lata, concretamente una lata de sardinas, que fue utilizada precisamente por el cardenal Beran para celebrar misa durante los doce años que estuvo prisionero en Roslov.
Según informa Prague Daily Monitor, el embajador checo en el Vaticano, Pavel Vosalik, ha confirmado que Francisco ha dado el visto bueno para la vuelta del cuerpo después de que en 1969 las autoridades comunistas impidieran que fuera enterrado en su tierra natal.
Su última voluntad
En su última voluntad, Beran pidió ser enterrado en la Catedral de San Vito en Praga o en su ciudad natal de Plzen. Por su parte, el embajador dijo que el cuerpo de Beran podría ser transportado a la República Checa a finales de abril.
Es probable que los restos sean colocados en la tumba de los arzobispos en la Catedral de San Vito este año, con motivo del centenario de la fundación de Checoslovaquia. Según información extraoficial, esto podría tener lugar el día de uno de los santos patronos de la República Checa, ya sea Adalbert (Vojtech) el 23 de abril, o Wenceslao (Vaclav) el 28 de septiembre.
El proceso de beatificación de Beran comenzó en 1998. Debido a su largo, Beran se convirtió en un símbolo de la persecución y mostró al mundo democrático el duro destino de Checoslovaquia.
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