Woelki, Voderholzer, Oster y Hanke, un valladar ante el ahora «comité sinodal»
Los cuatro obispos alemanes que aún defienden la ortodoxia frente a la asimilación a los tiempos
Sólo cuatro de los 27 obispos titulares de Alemania se han opuesto a participar en un “Comité sinodal”, cuyo objetivo es crear un “Consejo sinodal” permanente prohibido por el Vaticano.
¿Quiénes son y qué piensan del movimiento sinodal en Alemania?
Camino, consejo, comité...
Al concluir el "Camino sinodal" alemán, tras cinco asambleas plenarias entre 2019 y octubre de 2023, los participantes decidieron crear un “Consejo sinodal” permanente, como órgano de coordinación entre la Conferencia Episcopal Alemana (DBK) y el Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK). Su objetivo sería implementar las resoluciones del “Camino sinodal” en todas las diócesis alemanas, actuando también como un órgano de supervisión de la actuación de cada obispo y de la conferencia episcopal a nivel nacional.
Como los participantes asumían que dicho “Consejo sinodal” no contaría con la aprobación de los dicasterios vaticanos, en su última asamblea optaron por crear un “Comité sinodal”… cuyo único objetivo es preparar, durante tres años, la creación de dicho “Consejo sinodal”. Sus estatutos deberían ser confirmados tanto por el ZdK como por la conferencia episcopal.
Cuatro obispos justos (cfr. Gén 18, 23-33)
Mientras que el ZdK aprobó los estatutos en noviembre de 2023, una carta del Vaticano fechada el 16 de febrero de 2024, firmada por los cardenales Pietro Parolin, Víctor Manuel Fernández y Robert Prevost, y aprobada por el Papa Francisco, pidió a los obispos no tratarlos en su asamblea plenaria de febrero. La conferencia episcopal cedió y, en una visita al Vaticano en marzo de 2024 acordó someter el trabajo del “Comité sinodal” a la aprobación de la Santa Sede.
Sin embargo, en abril la permanente de la conferencia episcopal aprobó los estatutos con la excepción de cuatro obispos: el cardenal Rainer Maria Woelki, arzobispo de Colonia, y los obispos Rudolf Voderholzer de Ratisbona, Stefan Oster de Passau y Gregor Maria Hanke de Eichstätt.
Ellos argumentan que un “Consejo sinodal” no es compatible con la constitución sacramental de la Iglesia, como se indicó en la carta del 16 de febrero de 2024. Sin embargo, la mayoría de los obispos no ven contradicción en participar en un “Comité” cuyo objetivo es preparar un "Consejo" prohibido por el Vaticano, pese a las advertencias de que una resolución en este sentido sería inválida y carecería de base legal.
Los obispos alemanes se comprometieron en marzo de 2024 a someter el trabajo del comité sinodal a la Santa Sede. Apenas había pasado un mes cuando aprobaban por su cuenta (con la excepción de cuatro obispos) el primer paso de dicho comité. En la imagen de Vatican Media, en visita 'ad limina' al Papa en 2022.
¿Quiénes son estos cuatro obispos “disidentes”?
Rainer Maria Woelki, el cardenal arzobispo de Colonia
El cardenal Rainer Woelki, nacido en 1956 en Colonia, está considerado como continuador del cardenal Joachim Meisner (1933-2017), de quien fue secretario entre 1990 y 1997, tras varios encargos pastorales desde su ordenación sacerdotal en 1985. Juan Pablo II lo nombró obispo auxiliar de Colonia en 2003; en 2011, Benedicto XVI, confirmando la elección del capítulo catedralicio, lo nombró arzobispo de Berlín. Un año después, fue creado cardenal, siendo entonces, con 55 años, el cardenal más joven de la Iglesia romana. En julio de 2014, asumió la sede de Colonia, sustituyendo al cardenal Meisner.
En Colonia, tuvo que hacer frente a la crisis de los abusos sexuales. Tras la publicación del estudio MHG –denominado así por las universidades de Mannheim, Heidelberg, Giessen, de donde procedían los autores– sobre abusos sexuales en Alemania, en septiembre de 2018, Woelki reaccionó inmediatamente: ese mismo año encargó a un bufete de abogados de Múnich un informe sobre abusos sexuales en la diócesis de Colonia.
Aunque hubo fallos en la comunicación y el informe inicial contenía errores metodológicos graves, lo que llevó al cardenal a no publicarlo y encargar otro más tarde, fue acusado de encubrimiento y se pidió su dimisión. El Papa Francisco ordenó una visitación de la diócesis, tras la cual rechazó la oferta de dimisión del cardenal, solicitándole que se tomara unos meses de reflexión.
A pesar de los errores desde el obispado, sorprende (o no) la intensidad de las acusaciones contra Woelki. Hay una evidente doble vara de medir: errores similares se han cometido en otras diócesis, muchas de las cuales ni siquiera han encargado un estudio similar.
Las críticas hacia Woelki responden más bien a sus posiciones “conservadoras”, en particular sobre el “Camino sinodal”. Votó en contra de sus estatutos por considerar que tenía el riesgo de “centrarse principalmente, de hecho casi exclusivamente, en los cambios estructurales” y someter a discusión en una votación “casi parlamentaria” los principios de la doctrina de la Iglesia. Al igual que el Papa Francisco, echaba en falta una “suficiente atención a la importancia de la evangelización”.
Junto con monseñor Rudolf Voderholzer, obispo de Ratisbona, presentó un proyecto alternativo de estatutos que incluía evangelización, catequesis y diversas especializaciones pastorales, pero fue rechazado.
En las votaciones del “Camino sinodal” ha votado casi siempre en contra.
Rudolf Voderholzer, obispo de Ratisbona: contra "el abuso de los abusos"
Rudolf Voderholzer, nacido en 1959 en Múnich, es obispo de Ratisbona desde enero de 2013. Anteriormente fue catedrático de Dogmática e Historia de los Dogmas en la universidad de Tréveris.
Su manejo de los abusos relacionados con los niños cantores de Ratisbona desde 2013 le ganó el respeto de muchas personas, incluidas las víctimas. Precisamente por esa experiencia, cuestionó la validez del estudio MGH en la Asamblea del “Camino sinodal”, y solicitó que se celebrara un simposio científico sobre el tema.
En 2018 advirtió contra el “abuso de los abusos”; es decir, la instrumentalización de los abusos para conseguir otros objetivos de política eclesial. En consonancia con él, el cardenal Walter Kasper –antiguo prefecto del consejo vaticano para la Unidad de los Cristianos– habló de una “debilidad estructural y de un ‘defecto congénito’ del Camino sinodal”.
Monseñor Voderholzer critica al Camino sinodal por “abandonar el perfil católico y sacrificar elementos importantes” y pide que se frene la “democratización de la Iglesia”.
Por su firmeza ha sido rechazado por la mayoría de los participantes en el “Camino sinodal”, llegando incluso a sufrir abucheos en plena Asamblea.
Stefan Oster, obispo de Passau: salesiano y comunicador
Con menos vehemencia, pero igual determinación, el obispo de Passau, Stefan Oster (nacido en 1965), también se ha opuesto repetidamente a las proposiciones del “Camino sinodal”. Antes de ingresar en los salesianos de Don Bosco, en 1995, ejerció como periodista, principalmente en la radio. Esta experiencia se refleja en las catequesis de su canal de YouTube.
Fue ordenado sacerdote en 2001, tras haber realizado los votos perpetuos en 1999. Después de realizar la tesis de habilitación, dirigida por el actual obispo de Ratisbona, también monseñor Oster ocupó una cátedra de Dogmática e Historia de los Dogmas, en Benediktbeuren.
En 2014 fue nombrado obispo de Passau. Su carácter y aspecto juveniles y el uso de las tecnologías le hace especialmente receptivo entre los jóvenes. Dentro de la conferencia episcopal es el “obispo de Deportes”.
En entrevistas, monseñor Oster ha criticado que las resoluciones del “Camino sinodal” tienden a una “liberalización de la doctrina y la disciplina eclesiásticas”. Dice: “No hace falta ser profeta, basta con echar un vistazo a la historia de la Iglesia para reconocer lo siguiente: cuando la Iglesia afloja institucionalmente en su conjunto, el pueblo de Dios acaba aflojándose aún más”. No duda de que el “Camino sinodal” contribuye a “acelerar el proceso de autosecularización en el que estamos inmersos desde hace tiempo”.
Sobre el “Comité sinodal” se ha remitido a las intervenciones de Francisco: “El Papa no deja lugar a dudas de que, en su opinión, el Comité sinodal es uno de esos ‘pasos’ con los que ‘gran parte’ de la Iglesia en Alemania ‘amenaza con alejarse cada vez más del camino común de la Iglesia universal’”, según escribió en su página web.
Gregor Maria Hanke, obispo de Eichstätt: antiguo abad benedictino
Gregor Maria Hanke es el mayor de los cuatro (nacido en 1954): tras ingresar en la orden benedictina y tomar los votos perpetuos en 1982, recibió el sacramento del orden en 1983. Dos de sus hermanos son también sacerdotes. Fue elegido abad de la abadía benedictina de Plankstetten (Alto Palatinado) en 1993. En octubre de 2006 fue nombrado obispo de Eichstätt.
Hanke fue uno de los primeros firmantes de la iniciativa One of Us, que tiene como objetivo proteger la vida y la dignidad humanas desde la concepción. La iniciativa reivindica el cese de la financiación de actividades que impliquen la destrucción de embriones.
Tras señalar que no entiende el afán del “Camino sinodal” en inmiscuirse en la sexualidad humana, centra su crítica en el “cambio en la antropología cristiana” que éste promueve, caracterizándolo como “un camino de asimilación” al espíritu de los tiempos en lugar de un camino de “proclamación” de la doctrina católica: “El Camino sinodal ha producido textos que cambian la visión bíblica cristiana del hombre”.
Concluye: “¿No sería mucho más importante que pusiéramos en el centro el significado de la persona de Cristo y su salvación para nuestras vidas y abordáramos las preguntas y los temas desde este punto arquimédico?”