Domingo, 22 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

Más mujeres pobres y desesperadas en Ucrania... y más negocio para los vientres de alquiler

Gestante, madres y trabajadores de la mayor empresa de vientres de alquiler en Kiev, en el sótano durante los bombardeos
Gestante, madres y trabajadores de la mayor empresa de vientres de alquiler en Kiev, en el sótano durante los bombardeos

P.J.G.

El vientre de alquiler es un negocio que necesita mujeres pobres a las que ofrecer un dinero para que gesten un bebé que luego se venderá como si fuera mercancía. Está prohibido en la mayoría de países (es compra-venta de seres humanos), aunque en algunos se permite camuflado de "altruista" (un coladero para el negocio). Pero hay un puñado de lugares donde es completamente legal: algunos estados de EEUU, Georgia y Ucrania, el mayor mercado de origen de estos bebés.

Con la guerra, el negocio del vientre de alquiler, no se reduce sino que aumenta, en parte porque hay más mujeres asustadas o necesitadas que consideran que vender su cuerpo y arriesgar su salud valen la pena por un dinero. Las empresas que venden a los bebés anuncian a bombo y platillo a sus clientes ricos de toda Europa que ellos no cierran pese a la guerra.

Lucia Capuzzi, periodista de Avvenire, habla con una de estas mujeres. "Ya lo hice por primera vez en 2019. Tuve dos gemelos que ahora viven en España. Estoy esperando de nuevo a dos hembras pero esta vez irán a China», asegura la mujer desde Kiev, donde se hace sus chequeos médicos.

“Estoy de 16 semanas. Supe que estaba embarazada poco antes de la guerra. Vine de Dnipró, donde vivo, a 500 kilómetros de distancia, para los controles. Allí oía los aviones en lo alto. Claro que tenía miedo. Pero es importante que todo salga bien, ahora más que antes", detalla.

Esta mujer trabaja en una panadería y gana unos 250 euros al mes. Su esposo está en paro. Tiene dos hijos, de 12 y 6 años. Cree que la importante cantidad de dinero que le han prometido es "la única esperanza de darles un hogar. Mientras una bomba no lo destruya. ¿Qué más puedo hacer?", plantea, mientras millones de ucranianos han dejado su país y trabajo y han huido con sus hijos.

La periodista de Avvenire acude a la mayor empresa de venta de bebés, Biotexcom. Hoy casi todo el mundo llega a Kiev por tren -el aeropuerto no funciona- y allí siempre hay hombres con el cartelito de "Biotexcom" para llevar a los compradores de bebés al expositor de mercancía, es decir, sus edificios con jardines en el barrio de Tatarka.

Biotexcom vendió entre 500 y 600 bebés en 2021. Comprarlos en Ucrania es más barato que en EEUU.

Y desde abril ha retomado las visitas de clientes (que en su negocio llaman "padres" o "solicitantes").

Explica la periodista que "en el día 86 de la guerra, no hay una sola silla libre en la sala de espera. Mujeres de todas las edades, con y sin barriga, charlan en los descansos entre los controles médicos".

Gestantes de alquiler en el sótano de la empresa Biotexcom en Kiev

Gestantes de alquiler en el sótano de la empresa Biotexcom en Kiev durante las semanas de bombardeos en la capital ucraniana.

El búnker improvisado de planta baja

Durante la ofensiva rusa contra Kiev la planta baja se usó como una especie de búnker para el personal, las embarazadas y los clientes. Una bomba destruyó un edificio anexo y mató a una persona, explican. La empresa enviaba a sus ricos compradores y otros clientes potenciales de todo el mundo fotos y vídeos del búnker improvisado como "lugar seguro" para sus inversiones.

Vídeo de 5 minutos: la empresa de vientres de alquiler explicaba como se organizaban en la planta baja en las semanas de bombardeos.

El portavoz del negocio que habla con Avvenire explica que en los casi tres meses de guerra han nacido 19 niños destinados a padres italianos y que desde el 10 de abril la clínica busca más mujeres para contratar como gestantes. En este tiempo han recibido peticiones de compra de 15 familias italianas y también les llegan de China, Rumania, Moldavia, Alemania, España, Gran Bretaña, Francia, Polonia y Turquía. "Esperamos poder cumplirlas lo antes posible. Depende de lo rápido que encontremos a las candidatas", es decir, a las mujeres en apuros dispuestas a gestar a los bebés.

Se les pide tener entre 18 y 43 años de edad, haber tenido ya al menos un hijo vivo y sano y gozar de buena salud. La locura de la guerra empujará a más a esta relación asimétrica y peligrosa para la salud física, psíquica y emocional: por un lado, una mujer desesperada y necesitada, por el otro, una poderosa industria internacional que venden productos de lujo (bebés) a familiar ricas. Si algo sale especialmente mal (padres que se echan atrás, gestante que se arrepiente, complicación de salud para la gestante, etc...), en cualquier conflicto de la mujer con la empresa, la mujer tendrá todas las de perder.

Lea aquí Argumentos contra los vientres de alquiler

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