Más datos sobre el asalto a la parroquia de Normandía
Cuatro puñaladas a Guy, una pistola sobre Jeanine: ella cuenta lo que sucedió esa mañana en misa
Los yihadistas en la iglesia de Saint Etienne de Rouvray pusieron el martes una pistola en el cuello de la anciana Jeanine, de 86 años, y asestaron cuatro puñaladas a su marido Guy, que cumplía ese día 87 años y empezaba la jornada dando gracias a Dios en misa con su esposa.
Los cuatro golpes de cuchillo de los "guerreros de la yihad" no fueron bastantes para matar a un anciano de 87 años, y los "guerreros" ni siquiera se dieron cuenta. Sin embargo, Jeanine sí vio que Guy seguía vivo e incluso consciente, pero que se hacía el muerto: eso salvó su vida.
Antes, explica Jeanine a los micrófonos de la radio francesa RMC (aquí en francés), los jóvenes yihadistas habían entregado un móvil al anciano pidiendo que grabase cómo mataban al sacerdote. No está claro si llegó a hacerse.
El asalto a las 9.25
Todo empezó a las 9.25 horas, cuando ya la misa se acaba. Además del matrimonio octogenario y del padre Jacques Hamel participaban en ella tres religiosas de la congregación de San Vicente de Paúl. Los dos jóvenes entraron por una puerta trasera armados con cuchillos y una pistola que en realidad no funcionaba.
Jeanine lo explica así: «Cuando uno de los terroristas se acercó a mí, me dijo que no iba a hacerme daño porque íbamos a servir de rehenes. Hablaba de las tres monjas presentes y de mí. Entonces me dije: ‘Bueno, no vamos a morir enseguida. Moriremos quizás un poco más tarde’».
«Al padre Jacques le dieron primero un golpe, seguramente en el cuello. Cayó con la cara hacia el cielo, hacia nosotros. Se veía la sangre salir de la boca. Y enseguida le dieron otros golpes y ahí se terminó».
Que el anciano filme con un móvil
«Los terroristas habían dado un teléfono móvil a mi marido para que filmara o fotografiara al cura una vez ejecutado. Luego tomaron a mi marido como rehén y le hicieron otro tanto».
«Recibió cuatro cuchilladas en el cuello, los brazos y la espalda. Querían matarlo, como al cura».
«Yo me dije que estaba muerto y que iba a ser nuestro turno. Los terroristas me sujetaban por la espalda con su pistola en el cuello. ¿Era falsa? No lo sé. Pero estaba en mi cuello… Luego afilaron el cuchillo. Es todo».
Guy trató de perder menos sangre
Jeanine explicó que su marido salvó la vida porque «se hizo el muerto». «Le vi moverse un poquito. Estaba bien. No había perdido el conocimiento. Trató de mantener los dedos en la herida para evitar que sangrara demasiado. Pero le pareció el tiempo muy largo antes de que vinieran a buscarlo», relató. Guy permanece hospitalizado con heridas graves en el cuello, pero su vida no corre peligro
Los sanitarios asombrados
Los sanitarios que llegaron explicaron a la prensa francesa que "aunque estamos acostumbrados era una escena muy impactante". Añaden que el anciano Guy se aferró a la vida: "Gritaba que no quería morir. Estaba entre la vida y la muerte, pero tenía pasión por la vida, se aferró a ese lado. En ningún momento cerró los ojos", declara un sanitario que lo atendió.
Creyentes "sin publicidad"
Jeanine está ahora con su familia, sus hijos y parientes, en su chalet del pueblo. Guy trabajó en la fábrica de papel cercana durante 35 años, y han vivido allí 56. Eran conocidos por los vecinos como activistas de una causa que une a la mayoría, la oposición a cierto viaducto que no gusta nada en la comunidad. Un vecino explica en Le Parisien sobre este matrimonio: "Él y su esposa se resumen en una palabra, la bondad; es gente amable. Se sabe que son creyentes pero no hacen ningun tipo de publicidad".
Ahora, esta misa de 3 ancianos y tres religiosas en una mañana de martes pasará a ser una de las misas más famosas y simbólicas de la historia de Europa.
Los cuatro golpes de cuchillo de los "guerreros de la yihad" no fueron bastantes para matar a un anciano de 87 años, y los "guerreros" ni siquiera se dieron cuenta. Sin embargo, Jeanine sí vio que Guy seguía vivo e incluso consciente, pero que se hacía el muerto: eso salvó su vida.
Antes, explica Jeanine a los micrófonos de la radio francesa RMC (aquí en francés), los jóvenes yihadistas habían entregado un móvil al anciano pidiendo que grabase cómo mataban al sacerdote. No está claro si llegó a hacerse.
El asalto a las 9.25
Todo empezó a las 9.25 horas, cuando ya la misa se acaba. Además del matrimonio octogenario y del padre Jacques Hamel participaban en ella tres religiosas de la congregación de San Vicente de Paúl. Los dos jóvenes entraron por una puerta trasera armados con cuchillos y una pistola que en realidad no funcionaba.
Jeanine lo explica así: «Cuando uno de los terroristas se acercó a mí, me dijo que no iba a hacerme daño porque íbamos a servir de rehenes. Hablaba de las tres monjas presentes y de mí. Entonces me dije: ‘Bueno, no vamos a morir enseguida. Moriremos quizás un poco más tarde’».
«Al padre Jacques le dieron primero un golpe, seguramente en el cuello. Cayó con la cara hacia el cielo, hacia nosotros. Se veía la sangre salir de la boca. Y enseguida le dieron otros golpes y ahí se terminó».
Que el anciano filme con un móvil
«Los terroristas habían dado un teléfono móvil a mi marido para que filmara o fotografiara al cura una vez ejecutado. Luego tomaron a mi marido como rehén y le hicieron otro tanto».
«Recibió cuatro cuchilladas en el cuello, los brazos y la espalda. Querían matarlo, como al cura».
«Yo me dije que estaba muerto y que iba a ser nuestro turno. Los terroristas me sujetaban por la espalda con su pistola en el cuello. ¿Era falsa? No lo sé. Pero estaba en mi cuello… Luego afilaron el cuchillo. Es todo».
Guy trató de perder menos sangre
Jeanine explicó que su marido salvó la vida porque «se hizo el muerto». «Le vi moverse un poquito. Estaba bien. No había perdido el conocimiento. Trató de mantener los dedos en la herida para evitar que sangrara demasiado. Pero le pareció el tiempo muy largo antes de que vinieran a buscarlo», relató. Guy permanece hospitalizado con heridas graves en el cuello, pero su vida no corre peligro
Los sanitarios asombrados
Los sanitarios que llegaron explicaron a la prensa francesa que "aunque estamos acostumbrados era una escena muy impactante". Añaden que el anciano Guy se aferró a la vida: "Gritaba que no quería morir. Estaba entre la vida y la muerte, pero tenía pasión por la vida, se aferró a ese lado. En ningún momento cerró los ojos", declara un sanitario que lo atendió.
Creyentes "sin publicidad"
Jeanine está ahora con su familia, sus hijos y parientes, en su chalet del pueblo. Guy trabajó en la fábrica de papel cercana durante 35 años, y han vivido allí 56. Eran conocidos por los vecinos como activistas de una causa que une a la mayoría, la oposición a cierto viaducto que no gusta nada en la comunidad. Un vecino explica en Le Parisien sobre este matrimonio: "Él y su esposa se resumen en una palabra, la bondad; es gente amable. Se sabe que son creyentes pero no hacen ningun tipo de publicidad".
Ahora, esta misa de 3 ancianos y tres religiosas en una mañana de martes pasará a ser una de las misas más famosas y simbólicas de la historia de Europa.
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