2.800 refugiados en Europa, integrados con el visado humanitario de la Comunidad de San Egidio

Desde febrero de 2016, 2.800 refugiados han llegado a Europa gracias a los "corredores humanitarios" de la Comunidad católica de San Egidio, que cuenta en Italia con la importante colaboración de las Iglesias Evangélicas de Italia y la Iglesia valdense (protestante). En 2015 estas entidades establecieron un Protocolo de Acuerdo con el Gobierno italiano, y luego, al consolidarse, se llegó a acuerdos similares con Bélgica, Francia y Andorra.

En la primera fase, el proyecto se centró en mil visados humanitarios para refugiados que huían de la guerra de Siria.

¿Cómo funcionan los corredores?

San Egidio y sus colaboradores envían voluntarios a los campos de refugiados en Asia o África, casi siempre gente que huye de la guerra y la persecución. Allí preparan una lista de potenciales beneficiarios, especialmente las personas más vulnerables: las perseguidas y torturadas, familias con niños, ancianos, enfermos, viudas solas y personas discapacitadas. En el mismo país, entregan la lista a las autoridades consulares italianas, que la remiten al Ministerio de Interior, el cual realiza los controles pertinentes (especialmente de seguridad).

Una vez llega el visto bueno de Interior, el consulado italiano expide unos visados humanitarios que sirven solo para Italia (Validez Territorial Limitada). San Egidio y sus asociaciones colaboradoras pagan el viaje de los refugiados seleccionados, en avión o barco (seguro y legal) hasta Italia. Allí podrán pedir solicitud de asilo.

Una vez en Italia, las familias refugiadas son acogidas en centros y casas de las asociaciones acogedoras, entidades que sufragan todos los gastos. Los voluntarios enseñan italiano a los refugiados, les acompañan con cercanía y amistad, les ayudan a buscar empleo y matriculan a los niños en la escuela.

Todo esto cuesta dinero, pero la generosidad de San Egidio, sus miembros y entidades colaboradoras permite acoger, acompañar e integrar a estas familias.

"No quedarse de brazos cruzados"

Giovanni Impagliazzo, de la Comunidad de San Egidio, ha explicado en Vaticannews que la Comunidad de San Egidio buscó la manera de “no quedarse de brazos cruzados".

Después de acoger la primera ola de mil visados humanitarios para Siria, el Gobierno italiano aceptó aplicar el sistema a otros 500 refugiados de distintas procedencias.

Una tercera ola se dio cuando la Conferencia Episcopal Italiana firmó un acuerdo para acoger a otros 500 prófugos que llegaron de África: de Somalia (un estado fallido dominado por señores de la guerra), de Eritrea (una dictadura militarizada antireligiosa, que ha cerrado las escuelas y hospitales cristianos) y de Sudán del Sur, destrozado por la guerra y la miseria. Muchos de ellos estaban en campos de refugiados en Etiopía.

Por toda Italia, familias ofrecieron casas para alojar a los refugiados, terrenos para los trabajadores del campo o pequeños trabajos de inserción para ir integrándolos en la sociedad.

Giovanni Impagliazzo pide a los gobernantes aplicar este sistema: "las familias viajan seguras, no pagan a los traficantes y se les busca de insertarlos en el país de llegada".

Hasta lo pequeño es un signo: en octubre de 2018 llegaron a Andorra dos familias (4 adultos y 3 niños), acogidos con un protocolo similar y con el apoyo económico de asociaciones y parroquias. El proyecto busca acoger 20 personas en dos años en el pequeño país pirenaico. Una gota de agua en el océano... pero es mejor que cruzarse de brazos.

Impagliazzo pide también a los gobernantes actuar para bloquear las desgracias en los países de origen de esos prófugos: las guerras en Siria, en Sudán, la tiranía en Eritrea, la violencia en Somalia...