Luis Alfonso de Borbón: «Cuando arde una catedral, se nubla un camino hacia Dios y la salvación»
Luis Alfonso de Borbón ha compartido en Twitter una reflexión tras el reciente incendio provocado de la catedral gótica de Nantes.
"Es una visión como solo se ve en países en guerra, como sucede con nuestros queridos y tan perseguidos hermanos cristianos de Oriente", afirma: "Ante un nuevo lugar de culto destruido por las llamas, llega el momento de la reflexión con la publicación por la diócesis de Nantes de las fotos del terrible incendio que ha afectado a la catedral de San Pedro y San Pablo".
"Más allá de los daños materiales, que podrán ser reparados, la que se ha visto afectada y descabalada es sobre todo la vida sacramental de la diócesis. La Iglesia de Francia no necesita pruebas de este género", subraya, porque "este nuevo drama llega en un momento muy malo, cuando a los cristianos aún no se les había levantado el confinamiento impuesto por razones sanitarias, que limita grandemente la práctica religiosa y el acceso al culto".
En efecto, los gobiernos de Francia e Italia han sometido los templos y las misas a restricciones mucho más severas que, por ejemplo, España, con el agravio comparativo de las facilidades concedidas a cualesquiera otros lugares de reunión.
Pero Luis Alfonso de Borbón va más allá de la mera lamentación el hecho físico del incendio, para sugerir una interpretación para el momento presente: "Con esta nueva prueba, ¿ha llegado el momento de plantearse dar respuesta a la frase tan profética de San Juan Pablo II, «Francia, ¿qué has hecho de las promesas de tu bautismo?»?".
"Para nosotros, los católicos", continúa en la red social, "la prioridad es la conversión sincera de los corazones y de las almas. ¿Acaso Francia no ha perdido el significado de sus catedrales (que la historia ha querido que sean las más hermosas), al apreciarlas únicamente como testimonios de cultura? Al verlas arder, nos enfrentamos sin embargo a una realidad completamente distinta. Cuando arde una catedral, se nubla, ante todo, un camino hacia Dios, hacia la esperanza y hacia la salvación de los hombres".
El duque de Anjou concluye su hilo pidiendo a San Pedro y San Pablo, patronos de la catedral incendiada, y a Santa Juan de Arco, de cuya canonización se conmemora este año el centenario, "que sostengan a los católicos en la prueba y abran los ojos a los franceses".