Lléname de la alegría cósmica que invade todas las cosas
“Ven Espíritu Santo, a despertar mi vida interior. Ven a elevar mi corazón en gratitud.
Todo el universo es una alabanza gozosa para el Padre Dios. Lo adoran los pájaros cantando, lo adoran los arroyos corriendo entre los cerros, lo adoran el sol y la luna iluminando.
Ayúdame Espíritu Santo, a compartir esa alegría de todo el universo. Enséñame a vivir con la sencillez y el gozo que tienen tus criaturas más simples. Quiero alegrarme con el color de las piedras, con la forma de las nubes, con la sencillez de la hierba y de las flores.
Espíritu Santo, lleno de vida purísima, vitalidad siempre nueva. Tú has querido derramar vida en el universo, y por eso existe la multitud variada de todas las criaturas.
También yo soy una llama de vida que tú has querido encender con tu poder sin límites. Te doy gracias, Señor, por el milagro de mi vida, porque me sacaste de la nada. Porque yo podría no existir, y sin embargo aquí estoy, sostenido por tu infinito poder.
Concédeme Señor, que pueda valorar y gozar esta vida que me das, que aprenda a disfrutarla con alegría y gratitud. Espíritu Santo, que hoy pueda alegrarme contemplando cada cosa, reconociendo la hermosura que has puesto en todos los seres.
Lléname de la alegría cósmica que invade todas las cosas, tú que eres el sublime Espíritu que todo lo llena.
Amén.”
Todo el universo es una alabanza gozosa para el Padre Dios. Lo adoran los pájaros cantando, lo adoran los arroyos corriendo entre los cerros, lo adoran el sol y la luna iluminando.
Ayúdame Espíritu Santo, a compartir esa alegría de todo el universo. Enséñame a vivir con la sencillez y el gozo que tienen tus criaturas más simples. Quiero alegrarme con el color de las piedras, con la forma de las nubes, con la sencillez de la hierba y de las flores.
Espíritu Santo, lleno de vida purísima, vitalidad siempre nueva. Tú has querido derramar vida en el universo, y por eso existe la multitud variada de todas las criaturas.
También yo soy una llama de vida que tú has querido encender con tu poder sin límites. Te doy gracias, Señor, por el milagro de mi vida, porque me sacaste de la nada. Porque yo podría no existir, y sin embargo aquí estoy, sostenido por tu infinito poder.
Concédeme Señor, que pueda valorar y gozar esta vida que me das, que aprenda a disfrutarla con alegría y gratitud. Espíritu Santo, que hoy pueda alegrarme contemplando cada cosa, reconociendo la hermosura que has puesto en todos los seres.
Lléname de la alegría cósmica que invade todas las cosas, tú que eres el sublime Espíritu que todo lo llena.
Amén.”
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