Ven a romper mis cadenas, ven a iluminar mis tinieblas
El Espíritu Santo quiere regalarnos un mundo mejor. Pero más bien parece que nos hemos olvidado de buscarlo, que nuestro corazón cerrado no le deja espacio, que no nos decidimos a ponernos de rodillas e invocarlo con fe, con ansias. Él ya ha tomado la iniciativa de buscarnos. Ahora es necesario que le permitamos actuar. Te propongo que le abras el corazón y le digas con ternura:
"Ven Espíritu Santo,
ven padre de los pobres,
ven viento divino, ven.
Ven como lluvia deseada,
a regar lo que está seco en nuestras vidas, ven.
Ven a fortalecer lo que está débil,
a sanar lo que está enfermo, ven.
Ven a romper mis cadenas,
ven a iluminar mis tinieblas, ven.
Ven porque te necesito,
porque todo mi ser te reclama.
Espíritu Santo,
dulce huésped del alma, ven, ven Señor".
"Ven Espíritu Santo,
ven padre de los pobres,
ven viento divino, ven.
Ven como lluvia deseada,
a regar lo que está seco en nuestras vidas, ven.
Ven a fortalecer lo que está débil,
a sanar lo que está enfermo, ven.
Ven a romper mis cadenas,
ven a iluminar mis tinieblas, ven.
Ven porque te necesito,
porque todo mi ser te reclama.
Espíritu Santo,
dulce huésped del alma, ven, ven Señor".
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