En el Ayuntamiento de Barcelona
Las verdaderas razones por las que Omella prefirió evitar la polémica del Padrenuestro blasfemo
Y las explica el propio Arzobispo de Barcelona. Lo sorprendente es que los servicios de prensa de la diócesis no facilitaran esa argumentación de forma íntegra, lo que podría haber ahorrado no pocos quebraderos de cabeza al propio monseñor Omella, dejando más argumentada su actuación sobre la polémica sobre el Padrenuestro blasfemo.
Explicación ante los jóvenes católicos de Barcelona
Fue el domingo 21 de febrero de 2016 durante una jornada del Café Youcat, que organiza cada mes la Delegación de la Juventud del arzobispado de Barcelona.
La polémica del Padrenuestro blasfemo estaba reciente, y uno de los jóvenes le preguntó al nuevo arzobispod e Barcelona sobre este asunto: “¿Qué actitud tener frente a los ataques hacia nuestra Fe, por ejemplo el Padrenuestro blasfemo?”.
La transcripción completa de la respuesta de monseñor Juan José Omella, Arzobispo de Barcelona, fue esta:
"Ataques burdos y violentos contra la Iglesia"
“Bueno, a mí me da pena cuando realizan estos ataques tan burdos, tan violentos contra la Iglesia Católica o contra la Fe; y no se atreven a hacerlo con otros… los musulmanes. Da pena. Da pena porque no están fundamentados en nada, es una amargura que uno tiene; la suelta. ¿Qué hacer delante de esto? Una respuesta es el silencio: callar y no entrar al trapo. Y no hay mayor, perdonad por la expresión, lo digo porque lo dice así el refrán: “no hay mayor desprecio que el no aprecio”. Y esto los pone más nerviosos porque buscan muchos la fama insultando y viendo que los demás les contestan, y que los sacan durante unos días en el periódico. Esta es una manera de contestar, una respuesta: el silencio administrativo. Y el otro dice, “-¿no se enfada nunca usted?”. Y “- ¿Por qué está tan gordo? - Porque no me pongo nunca nervioso. Dice - no será por eso; - pues no será por eso”.
"Contestar, pero nunca con violencia, nunca con insultos"
“Esta es una actitud. ¿Es siempre la mejor? Pues no lo sé. Benedicto XVI decía que hay momentos de silencio, y hay momentos de palabra; hay que saber regular cuál es el mejor momento. Unas veces aciertas y otras, no; pero es una respuesta, esta del silencio. Callemos y dejémoslos estar. Y la segunda manera es contestar, pero nunca con violencia, nunca con insultos; tenemos un ejemplo en Jesús: cuando lo critican, Él calla. Le dice a la pecadora: “¿nadie te ha condenado? Pues yo tampoco te condeno”. O cuando está delante de Pilato y este le pregunta, “bueno tú que contestas, ¿qué es la verdad?” y Jesús calla. Pero cuando le pega ese soldado le dice Jesús “si te he ofendido dime en qué, pero sino, ¿por qué me pegas?” Jesús contesta, pero no agresivamente, sino razonando. Pues también se puede contestar diciendo “escucha, esto lo hacéis mal”.
Pilar Rahola le aconsejó que no entrara en la polémica
“El artículo que escribió Pilar Rahola en “La Vanguardia” después sobre el Padrenuestro me gustó mucho; hablé con ella para felicitarla y quedamos que “casi mejor que usted Sr Obispo no diga nada, porque buscan al jerarca de la Iglesia”. Probablemente lo mejor es que lo digan los laicos pero sin insultar, razonando. Dos maneras. Yo pienso que esta actitud es buena y aquí los laicos tenéis que hacer más, sobre todo los que estáis en la universidad, los que tienen estudios, los que son periodistas: saben escribir bien, y cómo decir las cosas. Nosotros a sufrir y rezar: rezar por ellos. Y a veces es mejor el silencio pero otras veces hay que hablar.
“Yo siempre me digo a mí mismo qué será lo que conviene en cada momento, me lo pregunto. A algunos no les gusta que yo calle y me insultan “porque no ha dicho nada el obispo”. Y otros dicen: “muy bien, lo ha hecho muy bien”. Y lo que hicimos nosotros en el obispado es que escribimos en la página web el Padrenuestro; ya está; ya lo han entendido. Un Padrenuestro: no insultas pero puedes leer el Padrenuestro. Y la gente dice: “¡qué manera tan inteligente de responder!".
Una carta pastoral sobre el Padrenuestro blasfemo
Hasta aquí la explicación de monseñor Omella a los jóvenes que participaron en el Café Youcat. Sin embargo, el pasado domingo 28 de febrero, el nuevo arzobispo de Barcelona publicó una carta pastoral que titulaba "Respeto por la fe religiosa", que fue reproducida por algunos medios de comunicación del Principado, entre los que destaca La Vanguardia.
En el escrito, el obispo Omella señala que "me gustaría romper el silencio que estos días he mantenido para no alimentar una controversia política".
"El padrenuestro es una plegaria que nos emociona y nos interpela -subraya el nuevo arzobispo de Barcelona-. Todas las plegarias pueden hacerse desde el grito y el dolor, pero siempre tendrían que ser expresadas con las palabras adecuadas a Aquel a quien nos dirigimos".
Silencio ante el despropósito...
"Responder a la provocación con el silencio en una forma de tomar distancia delante del despropósito".
"También es incuestionable el derecho a crear una obra artística. Ahora bien, ética y moralmente puede ser cuestionable el hecho de que una obra artística que resulta ofensiva para un colectivo de personas sea incluida en el programa de un acto oficial organizado por un Consistorio que representa a todo el mundo".
"La defensa de la libertad de expresión tiene que ser compatible con el respeto por la fe religiosa de las personas".
"Sólo pedimos nuestros representantes políticos preserven la libertad religiosa como un activo que nos pertenece a todos y que nos corresponde a todos preservar", dice Omella en su carta pastoral.
A continuación, reproducimos íntegramente el artículo que monseñor Omella aborda con profundidad la controversia por el llamado Padrenuestro blasfemo.
Respeto por la fe religiosa
"Ahora que ya han pasado unos días de la lectura del poema Mare nostra en el Saló de Cent de nuestra ciudad, me gustaría romper el silencio que estos días he mantenido para no alimentar una controversia política que, de rebote, hiciera mayor la herida que ha producido a miles de barceloneses el hecho de que se programara en un acto público, organizado por el consistorio, la lectura de un poema que parafrasea con poca fortuna la plegaria central de los católicos.
"Tal como lo expresaba Simone Weil en su escrito sobre el padrenuestro, “esta plegaria contiene todas las peticiones posibles”. Nos hace andar por un camino de progreso que nos autorrealiza ya que es imposible pronunciarla una vez sin que un cambio quizás infinitesimal pero real ocurra en el alma”. El padrenuestro nos hace levantar los ojos de Aquel que Jesús nos ha enseñado a que es nuestro Padre. ¡Es poner la mirada en el cielo! El padrenuestro es la plegaria de los sencillos, de aquellos que ponen su corazón confiado en el Padre en el Cielo. Es la plegaria de los limpios de corazón, de los que buscan la justicia, de los que aceptan las propias limitaciones y depositan sus esperanzas con una dependencia amorosa del Dios que nos ama. Nos hace ser agradecidos y corresponsables también en el servicio misericordioso al prójimo. Es una plegaria al Padre que incluye en su infinitud al Dios que es padre y madre, tal como nos enseñó el papa Juan Pablo I en aquella bonita expresión “Dio è papa anche mama”, por lo tanto, nos ponemos en manos de este padre/madre que nunca deja de serlo y trascendiendo la masculinidad y la feminidad. Como decía Romano Guardini, “lo más importante ante esta plegaria es la busca del rostro de Dios”. Toda otra desfiguración del padrenuestro no es ni responde a la plegaria que nos enseñó Jesús.
"El padrenuestro es una plegaria que nos emociona y nos interpela. Todas las plegarias pueden hacerse desde el grito y el dolor, pero siempre tendrían que ser expresadas con las palabras adecuadas a Aquel a quien nos dirigimos.
"Ante los hechos ocurridos estos días ya manifesté que “a veces callar es la mejor respuesta”, el mismo silencio que Jesús manifestó ante el Sanedrín. Responder a la provocación con el silencio en una forma de tomar distancia delante del despropósito. Tomada esta distancia, hay que recordar que el respeto por la libertad de expresión y creación es un valor incontrovertible de nuestra sociedad, reconocido en el artículo 20 de la Constitución. También es incuestionable el derecho a crear una obra artística. Ahora bien, ética y moralmente puede ser cuestionable el hecho de que una obra artística que resulta ofensiva para un colectivo de personas sea incluida en el programa de un acto oficial organizado por un Consistorio que representa a todo el mundo.
"La defensa de la libertad de expresión tiene que ser compatible con el respeto por la fe religiosa de las personas. La libertad religiosa empezó con aquellas lapidarias palabras de Jesús para dar a César lo que es de César y dar a Dios lo que es de Dios. Ahora más que nunca, la libertad religiosa es un aspecto fundamental que pulsa el grado de civilización de nuestras sociedades plurales. La Iglesia no es ni quiere ser un agente político pero tiene un profundo interés por el bien de la comunidad política, cuya alma es la justicia. La Iglesia sigue ofreciendo a la sociedad, con generosidad y constancia, el compromiso por el bien común que, cuando está inspirado en el testimonio de la caridad, tiene un valor superior al compromiso meramente secular y político.
"En definitiva, sólo pedimos nuestros representantes políticos preserven la libertad religiosa como un activo que nos pertenece a todos y que nos corresponde a todos preservar".
Religión en Libertad ha publicado diversos reportajes y noticias sobre el tema:
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