Miércoles, 25 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

San Lucas (17,1119)

¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?

ReL

Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.
Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.
Sabiduría (6,111)

Escuchad, reyes, y entended; aprendedlo, gobernantes del orbe hasta sus confines; prestad atención, los que domináis los pueblos y alardeáis de multitud de súbditos; el poder os viene del Señor, y el mando, del Altísimo: él indagará vuestras obras y explorará vuestras intenciones; siendo ministros de su reino, no gobernasteis rectamente, ni guardasteis la ley, ni procedisteis según la voluntad de Dios. Repentino y estremecedor vendrá sobre vosotros, porque a los encumbrados se les juzga implacablemente. A los más humildes se les compadece y perdona, pero los fuertes sufrirán una fuerte pena; el Dueño de todos no se arredra, no le impone la grandeza: él creó al pobre y al rico y se preocupa por igual de todos, pero a los poderosos les aguarda un control riguroso. Os lo digo a vosotros, soberanos, a ver si aprendéis a ser sabios y no pecáis; los que observan santamente su santa voluntad serán declarados santos; los que se la aprendan encontrarán quien los defienda. Ansiad, pues, mis palabras; anheladlas, y recibiréis instrucción.

Salmo 81,3-4.6-7

Levántate, oh Dios, y juzga la tierra

«Proteged al desvalido y al huérfano, 
haced justicia al humilde y al necesitado, 
defended al pobre y al indigente, 
sacándolos de las manos del culpable.»

Yo declaro: «Aunque seáis dioses, 
e hijos del Altísimo todos, 
moriréis como cualquier hombre, 
caeréis, príncipes, como uno de tantos.» 

Evangelio según san Lucas (17,1119)

Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. 
Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.» 

Al verlos, les dijo: «ld a presentaros a los sacerdotes.» 

Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Éste era un samaritano.

Jesús tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?» 

Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado.»
 
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