Joseph L. Coffey, obispo auxiliar castrense en EEUU, tiene tras de sí una impresionante trayectoria
De rescatador provida, a las misiones en la Marina y obispo: «Me uniría a los que protegen estatuas»
Joseph L. Coffey tiene a sus 60 años una trayectoria tan variopinta y extensa que cuesta creer que la haya vivido tan sólo en una vida. Desde 2019 es obispo auxiliar de la enorme archidiócesis castrense de EEUU. Pero antes de ser sacerdote y posteriormente capellán de la Marina, se licenció en la universidad, fue profesor de Primaria, trabajó como instructor de esquí en Suiza y también fue vendedor de coches en Alemania y Bélgica. Pero es que además, ha sido y es un firme activista provida que ha actuado como rescatador frente a clínicas abortistas.
Coffey proviene de una familia muy católica. Es el quinto de nueve hermanos y en estos momentos tiene 46 sobrinos. Es además lo que se llama ahora una vocación tardía pues ingresó en el seminario de Filadelfia cuando ya tenía 30 años.
Tras varios años como sacerdote diocesano pidió permiso a su obispo para unirse como capellán de la Armada, donde ya era reservista desde hacía bastantes años. Pero sí arrastraba una larga trayectoria antes de ser sacerdote como capellán de la Marina aún la supera.
“Comencé con los Marines como miembro del Batallón de Asalto de Combate en Okinawa. También fui capellán de mando a bordo del USS George Washington, un portaaviones con más de 5.000 marineros. Pude decir misa a bordo mientras navegábamos en el Golfo Pérsico; también me llevaron en helicóptero para decir misa en un barco más pequeño. Igualmente serví en Camp Pendleton en California, que incluyó un despliegue de siete meses en Camp Leatherneck en Afganistán, un campo de entrenamiento de Nueva Jersey y fui reclutador de la Marina durante tres años en San Luis. Estuve en Japón durante dos años sirviendo en el USS Ronald Reagan, desplegado en el Mar del Sur de China sirviendo en la costa de Corea del Norte y del Sur. Una vez tuve la oportunidad de celebrar la misa en la cima del monte Suribachi en Iwo Jima. He sido muy bendecido al decir misa y escuchar confesiones, y participar en el asesoramiento con nuestros marineros y marines, ayudándoles con sus problemas”, explica en una entrevista con Catholic World Report.
De este modo, monseñor Coffey reconoce sentirse “bendecido y agradecido” por su “doble vocación” como sacerdote primero y capellán de la Marina después. “No todos están llamados a mi vida, pero según mi forma de pensar, si yo no hubiera estado allí estos marines no hubieran podido recibir los sacramentos que los católicos consideramos tan importantes”, afirma.
Por ello, anima a sacerdotes y seminaristas a que consideren la posibilidad de ser capellán militar, pues “algunos descubrirán que realmente” es su otra vocación.
En sus años como capellán de la Marina ha tenido una importante labor pastoral con estos militares, que a grandes rasgos no se diferencian de los feligreses de su edad que podría tener en una parroquia.
“Son jóvenes con problemas no muy diferentes de la sociedad en general. Son personas en sus últimos años de adolescencia y principios de los 20, por lo que es básicamente un ministerio de edad universitaria, personas que tienen grandes preguntas sobre su fe y propósito en la vida. Tienen la carga adicional de servir en el ejército”, señala el obispo Coffey.
Además, relata que le “gusta contarles la historia del Papa San Juan Pablo II que tuvo que ir al seminario en secreto en Polonia, y le dio crédito a Occidente por salvar a su país de la Alemania nazi. Les digo que su servicio es honorable.
Coffey, apoyando a activistas provida frente a un centro abortista de Planned Parenthood
Por otro lado, el obispo también señala que estos jóvenes marines que atendía espiritualmente “tienen problemas en las relaciones, especialmente cuando llevan fuera de casa durante mucho tiempo, y puedo decirles que he sentido el mismo estrés y que puedo empatizar con su situación. Y es por eso que me gusta decirles: ‘Gracias por su servicio’”.
Otra de las características que define a Joseph L. Coffey es su activa militancia provida, lo que le ha llevado a rezar frente a los centros abortistas y a ser rescatador. “Recuerdo cuando la decisión Roe vs. Wade fue dictada en 1973. Tenía 13 años. Mi padre nos habló sobre ello en la mesa. Desde ese momento me convertí en un provida”.
Durante los siguientes años –señala- “hicimos muchos viajes anuales a Washington para la Marcha por la Vida anual. Queremos ver a la Corte Suprema de los Estados Unidos revocar esta sentencia pero sabemos que ahí no terminarán nuestros esfuerzos provida. Como la mayoría de los obispos en la reunión del año pasado indicaron el año pasado, el aborto es el tema de vida preeminente de nuestro tiempo”.
Católicos estadounidenses rezando y defendiendo la estatua de San Luis, objetivo de los extremistas durante las últimas semanas
Ante la situación de ataques a iglesias y estatuas de santos y personalidades católicas en EEUU, cada vez más creyentes se están concentrando en ellas para evitar que sean vandalizadas.
El obispo afirma sobre esta movilización que “siempre apoyaré formas no violentas de protesta. No apoyo derribar estatuas o destrozar o destruir propiedad privada o pública. Creo que la mayoría de la gente apoya el estado de derecho. Las leyes se hacen para promover la justicia y la justicia le está dando a uno lo que le corresponde”.
"Nunca había pensado ni me habían pedido que me uniera a los católicos para estar frente a una estatua religiosa para evitar que sea derribada. Creo que sería valiente y encomiable proteger las estatuas religiosas sagradas tanto para los católicos como las de otras religiones también. Sí, rezaría por eso y consideraría unirme a aquellos que intentan proteger estas estatuas”, asegura convencido.